Image: José Miguel García Cortés, nuevo director gerente del IVAM

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Arte

José Miguel García Cortés, nuevo director gerente del IVAM

El museo estrena oficialmente nuevo director gerente, el primero de sus 25 años de historia elegido por un jurado internacional de expertos

22 septiembre, 2014 02:00

José Miguel García Cortés, nuevo director gerente del IVAM

El consejo rector del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) ha elegido hoy por unanimidad a José Miguel García Cortés (Valencia, 1955) nuevo director gerente del museo para los próximos seis años, cargo que quedó vacante en abril tras la dimisión de Consuelo Císcar. Estrena oficialmente nuevo director gerente, el primero de sus 25 años de historia elegido por un jurado internacional de expertos para llevar las riendas de un museo que quiere recuperar su lugar entre los centros de arte contemporáneo más importantes del mundo. La reina Sofía inauguró, el 18 de febrero de 1989, un ambicioso museo que nacía en el barrio más viejo de Valencia supervisado por Tomás Llorens -entonces director del Centro de Arte Reina Sofía- y Vicente Todolí y siendo conseller de Cultura el socialista Cipriano Císcar, hermano de quien ha sido directora del IVAM entre mayo de 2004 y abril de 2014, Consuelo Císcar, informa EFE.

García Cortés es doctor en Filosofía y profesor titular de Teoría del Arte de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia desde 1991; cuenta con tres sexenios de investigación del Ministerio de Educación, y fue director fundador del Espai d'Art Contemporani de Castelló (EACC), que gestionó durante los primeros seis años, de 1998 a 2003. Ha sido director de la sala valenciana de exposiciones La Gallera y cuenta en su currículum con diversas publicaciones y proyectos de investigación, además de haber formado parte del comité asesor de la Sociedad estatal para la acción cultural exterior (SEACEX), dependiente del Ministerio de Cultura.

Creado por ley en 1986 como el primer museo de titularidad autonómica de arte moderno y contemporáneo, el IVAM-Centre Julio González ocupaba un edificio de nueva planta de 17.000 metros cuadrados -ahora presume de tener 18.200- en un entorno urbanístico (barrio de El Carmen) entonces muy degradado, con nueve galerías destinadas a exposiciones permanentes y temporales, siendo la más relevante la dedicada a Julio González. Sobre este escultor (Barcelona, 1876-París, 1942) ha pivotado la colección permanente y la filosofía museística del IVAM, que cuatro años antes de su inauguración había adquirido ya, por 400 millones de pesetas, un valioso y completo núcleo de sus dibujos y esculturas.

Este museo nacía, dirigido por Carmen Alborch -a quien luego sucedió Kosme de Barañano-, con un ambicioso presupuesto de más de 2.500 millones de pesetas y las autoridades de la época no dudaban en encumbrarlo como buque insignia de la inversión cultural de la Generalitat -gobernada entonces por Joan Lerma- bajo la bendición del Ministerio de Cultura de Jorge Semprún. La idea era que el IVAM, una vez completado su proyecto urbanístico -que pasaba por rehabilitar edificios contiguos del casco histórico situado junto al antiguo cauce del Turia-, se situara en el tercer puesto en importancia en el contexto nacional y en el primer lugar mundial en cuanto a la colección de obras permanentes de Julio González.

Los siguientes meses acogieron ya exitosas exposiciones de Antonio Saura, Sorolla, Juan Gris, Picasso o las vanguardias europeas y el IVAM se fue convirtiendo tanto en una codiciada plaza donde exponer como, también, un actor con ganas de protagonismo internacional en el negocio del arte. Con "el conocimiento, tutela, fomento y difusión del arte moderno y contemporáneo" como objetivo, el IVAM amplió su oferta expositiva con la Sala de la Muralla, ubicada en los sótanos del edificio que conserva restos de la antigua fortificación medieval de la ciudad, y encargó, en 2003, una futurista idea para ampliar la superficie y crear una "piel de acero" que recubriera completamente el museo.

Aquel quimérico proyecto de los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa costaba 45 millones de euros y a día de hoy, sigue aparcado. Las salas del IVAM han acogido en estos años exposiciones de algunos de los nombres nacionales y extranjeros más laureados, populares y cotizados del arte contemporáneo. Más de diez millones de visitantes han contemplado sus obras.

Para celebrar sus bodas de plata, el IVAM organizó este febrero una exposición -que inauguró también la reina y fue uno de los últimos actos públicos de Císcar- con 400 piezas, algunas de ellas nunca exhibidas, que explicaban cronológicamente la evolución del arte del siglo XX en la colección del museo. Esta institución ha sufrido en los últimos años los rigores de los recortes presupuestarios y, también, las polémicas sobre la política de compras de obras arte por parte de Císcar, entre ellas la que le salpicó por la investigación judicial de blanqueo de capitales donde estaba implicado el galerista Gao Ping.

Sin ser ya aquel "buque insignia" de la política cultural de la Generalitat y esforzándose por exprimir su valiosa y heterogénea colección permanente, el IVAM aspira resituarse, dirigido por García Cortés, como referente museístico del mejor arte moderno