Image: Carles Guerra, nuevo director de la Fundación Tàpies

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Arte

Carles Guerra, nuevo director de la Fundación Tàpies

Anterior director de La Virreina y exconservador jefe del MACBA, el crítico de arte dirigirá el centro los próximos cinco años

30 junio, 2015 02:00

Carles Guerra

El crítico de arte y profesor Carles Guerra (Amposta, 1965) ha sido nombrado para los próximos cinco años director de la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona por el Patronato de la institución, según acaba de anunciar en rueda de prensa su presidente, Xavier Antich. Guerra ocupará el puesto que dejó vacante la anterior directora Laurence Rassel, que ha dirigido el centro desde 2008.

Esta decisión ha sido acordada de forma unánime por la Comisión de expertos que ha evaluado las candidaturas presentadas al concurso público internacional. Un jurado formado por el hijo del fundador de la fundación y galerista Toni Tàpies, el presidente de la Fundación Xavier Antich, el director del Museo Reina Sofía y primer director de la Fundación Tàpies Manuel Borja-Villel, la comisaria francesa Catherine David, el cineasta y productor Pere Portabella y los representantes de las administraciones públicas (el subdirector del MNAC, Josep Maria Carreté, por la Generalitat, y Llucià Homs, por parte del Ayuntamiento). Ellos han seleccionaron siete de los 20 candidatos que pasaron el primer corte. Tres de los candidatos eran de fuera de España y cuatro locales. De entre estos cuatro, en una segunda vuelta, se ha acabado imponiendo Guerra.

Ya ha hecho públicas algunas notas de su proyecto, que sitúa a Tàpies más allá de la esfera estrictamente artística: "Tenemos la oportunidad de mirar a la historia no sólo desde la producción artística, sino también intelectual. Tàpies no va a ser sólo artista; también escribió cuando lo creyó necesario", ha dicho. Sobre el papel de la Fundación en el contexto artístico de Barcelona dice que "somos un servicio público. Entiendo Barcelona como un enorme recurso, con capacidad de movilización, con un gran patrimonio, con un capital acumulado que debemos presentar desde la conexión, poniendo todos estos elementos en relación".

"Los museos son escenarios de conexiones insólitas. Necesitamos cuestionarlos a fondo", explicaba hace unas semanas a El Cultural

Justo El Cultural habló con él hace unas semanas ante la crisis abierta del MACBA y nos trasladaba esta reflexión sobre su papel. "Los museos son escenarios de conexiones insólitas", decía. "El protagonismo alcanzado por los museos de nuestra época obedece a su espectacular integración en la economía neoliberal. Se han convertido en espacios donde es posible articular capitales de distinto signo, tales como el financiero, el simbólico, el intelectual, el crítico y el afectivo. Hasta tal punto que el museo se erige en un lugar de síntesis desde el que se anticipa una productividad social sin precedentes. Por eso, no es de extrañar que algunos lo contemplen como un laboratorio de la sociedad civil. Las élites y las masas se integran en su proyecto como no lo hacen en otras instituciones. Eso hace del museo un escenario de conflicto también. Un lugar en el que a pesar de monitorizar cada vez más las conductas se dan formas de actuar inesperadas. En todo caso, si el museo es el templo del capitalismo laico, un entorno a la vez normativo y de excepción, entonces necesitamos cuestionarlo a fondo y ocuparlo con la convicción de que allí se prefigura un futuro común".

La trayectoria de Carles Guerra es extensa. En 2009 ganó el concurso para dirigir el centro de arte La Virreina, que dejó en 2011 para entrar en el MACBA como conservador jefe. Aunque ese cargo lo dejó dos años después, tras anunciar desacuerdos con el entonces director del museo, Bartomeu Marí.

Como comisario ha firmado las exposiciones Art & Language (Fundación Antoni Tàpies, 1999), Dejar de hacer una exposición. Perejaume (MACBA, 1999) y Después de la noticia. Documentales postmedia (CCCB, 2003). Anteriormente, fue director de la Primavera Fotográfica y, de hecho, la fotografía ha sido uno de sus campos de estudio en proyectos como Antifotoperiodismo (2010) y Un monumento a instantes radicales (2011).