Navarrete se exhibe en casa
Detalle de La decapitación de Santiago el Mayor
El Monasterio de El Escorial reúne 18 pinturas, tres libros y documentos de la época de uno de los pintores españoles más importantes del Siglo XVI. La muestra se complementa con las obras expuestas de manera permanente en la Basilica de El Escorial.
Las obras de Navarrete "quizá no estén lo suficientemente valoradas pero fue uno de los pintores más importantes del siglo XVI", señala Alfredo Pérez de Armiñán, presidente de Patrimonio Nacional. El pintor, autodidacta por su minusvalía (era sordomudo), se empapó de las corrientes artísticas que se estaban gestando en Italia y, sobre todo, de la escuela veneciana, y supo incorporarlas a sus monumentales obras. Fue también un gran copista, característica que se puede ver en "las dos copias realizadas de Van der Weyden a pesar de que puedan parecer que son muy lejanas a su estilo", anota el presidente. Además, ese encargo también demuestra "la variedad de gustos y afición a las artes visuales de Felipe II", concluye.
Fue el monarca quien le encargó una de las mayores empresas pictóricas: el proyecto decorativo de la Basílica de San Lorenzo. El contrato, fechado el 31 de agosto de 1576, pedía 32 cuadros de altar, a 200 ducados cada uno, a realizar en cuatro años bajo los requisitos dictados por el rey. Pero a Navarrete le acechó la muerte temprano y tan solo pudo realizar los ocho que ahora se encuentran depositados allí. En la misma sala que se muestra dicho documento se puede ver otro titulado Memoria de los lienzos y cossas, de 1580. En él su hermano se hace cargo de enviar al rey, a través de un intermediario, las últimas pinturas encontradas en el estudio de Navarrete tras su muerte en Toledo en el año 1580.
Detalle de San Jerónimo penitente y, a la derecha, San Pedro y san Pablo
Junto a la vitrina de la primera sala de la exposición se pueden ver tres pinturas de tamaño monumental: El entierro del cuerpo de San Lorenzo, La decapitación de Santiago el Mayor y San Jerónimo penitente. Todas ellas están definidas por "la influencia veneciana de Tiziano que se ve en los colores terrosos, ocres y el uso de la luz nocturna", detalla José Luis Díez, director de las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional. En el tratamiento que hace del paisaje en el lienzo de San Jerónimo, en particular, se observa "la unión de la escuela italiana y la flamenca".En el espacio contiguo se muestran cinco obras, cuatro de gran tamaño en las que se aprecia "la influencia romana en el tratamiento escultórico de las figuras", asegura Díez. La adoración de los pastores, La Sagrada Familia, en la que incluye un perro y un gato que, más tarde, para el proyecto de la Basílica le pedirán que no haya animales que distraigan la atención de las obras que nacen con intención de rezo, La flagelación y Aparición de Cristo a su madre, son los títulos de las obras de la sala. Al lado de La adoración... de gran tamaño se expone otra pieza, Nacimiento de Cristo, fechada entre 1578 y 1579, mucho más pequeña y de estilo tardorromano. La miniatura, inédita hasta ahora, se exhibe de esa manera para que el espectador pueda ver las concomitancias entre una y otra.
La última sala es la que lidera El Calvario de Van der Weyden junto a las copias antes citadas de Navarrete y se incluye una radiografía de la pieza original. Claro que para terminar la visita hay que pasar por la Basílica, lugar en el que cuelgan otros ocho lienzos de Navarrete en los que retrata a parejas de santos, sirviendo de ejemplo de "la modernidad del pintor", concluye Díez.
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