Alerta en los museos españoles: las obras de arte se blindan ante los ataques del ecologismo
El Prado y otras instituciones museísticas refuerzan las medidas de seguridad por los recientes ataques a obras pictóricas en distintas ciudades europeas
25 octubre, 2022 03:09Los principales museos españoles y europeos están en alerta. Los recientes ataques de grupos de activistas ecologistas a obras de arte en Italia, Francia, Alemania e Inglaterra (este mismo lunes dos miembros de Just Stop Oil han estampado dos tartas contra la figura de cera del rey Carlos III en el Madame Tussauds de Londres) han puesto en jaque a las instituciones museísticas del continente ante la posible prolongación de una inquietante tendencia que también ha llegado a Australia. Los museos consultados por El Cultural no ocultan su preocupación, si bien optan por la prudencia o por el silencio y confían en sus sistemas de seguridad y prevención de actos vandálicos.
Así, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía subraya que dispone de "planes de seguridad encaminados a evitar cualquier acto de vandalismo o acción en contra del buen estado de las obras de arte. Estos se ven reforzados en algunas zonas que puedan estar sometidos a un mayor riesgo". Por ejemplo, la sala del Guernica de Picasso. "Dicho esto", añaden fuentes del centro, "también sabemos que el riesgo cero no existe, y lo que sí hacemos es optimizar todas las medidas de seguridad que tenemos a nuestro alcance en lo que se refiere a personal de vigilancia y al uso de herramientas avanzadas de última tecnología".
Desde el Museo del Prado se opta por la prudencia y por no dar publicidad a estos hechos: "Aunque nos mantenemos alerta, en esta ocasión preferimos mantener un perfil bajo y no hacer declaraciones sobre esta cuestión". No obstante, su director, Miguel Falomir, reconoció la pasada semana, en la presentación de la exposición Artistas españoles en Nápoles a comienzo del Cinquecento, que la pinacoteca, en la que tantos cuadros emblemáticos se exhiben, está "ojo avizor" y ha "intenfisicado las labores de vigilancia". "No sé si vale la pena mucho hablar de esto, porque en el fondo es lo que pretenden, esta publicidad", señaló el responsable, que considera que "hay formas bastante más inteligentes para defender nobles causas; haciendo las cosas de esta manera se consigue justo lo contrario".
El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) es otra de las instituciones que han reforzado sus mecanismos de seguridad: "En los últimos tiempos estamos leyendo noticias sobre ataques vandálicos a obras de arte, fraudes online y phishing, estafas electrónicas, captura de datos, suplantación de identidad… En este sentido, en el IVAM hemos reforzado la formación del personal ante los ataques vandálicos e informáticos y hemos desarrollado protocolos internos sobre el tratamiento de la información, como directrices en actualización de contraseñas o manejo de datos confidenciales".
Este centro considera que "no se puede entender la seguridad en departamentos estancos o desde visiones parciales o sesgadas. La seguridad se consigue a través de la aplicación de medidas adecuadas tanto de vigilancia (vigilar un objeto o una persona) como de protección (reducir el peligro, el impacto, la amenaza o el daño). Estas medidas están interrelacionadas entre sí y necesitan de la colaboración y coordinación de todos los departamentos. Y no solo concierne al personal, sino también a los visitantes, las colecciones, el inventario de las piezas de la colección, la información financiera, etc.".
"Hoy en día, y más que nunca", añaden fuentes del IVAM, "son numerosos los riesgos que amenazan nuestro patrimonio. En consecuencia, nos vemos obligados a incrementar las medidas de seguridad en un modo más sofisticado del que nos gustaría. Lo que sí que tratamos es que todos nuestros mecanismos de seguridad sean lo más inocuos posible para nuestros visitantes y que no distorsionen su experiencia en el IVAM, tratando de buscar un equilibrio entre la seguridad y la experiencia de aprendizaje que debe acompañar toda visita a un museo".
Por su parte, la Fundación Joan Miró de Barcelona asegura que, "al igual que el resto de los museos", dispone "de las máximas medidas de seguridad y de los planes de contingencia necesarios para la protección del patrimonio que conserva", si bien"por motivos de seguridad" no puede "revelar ningún detalle relativo a ellos".
Un triste historial
En los últimas semanas se han producido ataques en museos de distintos países, el último de ellos este domingo en Potsdam. Dos simpatizantes del grupo activista por el clima Letzte Generation lanzaron puré de patatas contra un cuadro de Claude Monet, de la serie Les meules (Los almiares) en el Museo Barberini de la localidad, cercana a Berlín.
En un comunicado difundido en Twitter, el grupo señala que con su acción "plantea a la sociedad la misma pregunta que dos valientes jóvenes mujeres hicieron en la National Gallery de Londres con sopa de tomate hace una semana: ¿qué vale más, el arte o la vida?".
En el museo londinense dos activistasdel movimiento Just Stop Oil arrojaron sopa de tomatesobre Los girasolesde Van Gogh, que está protegido por un cristal. El grupo afirmó que con este acto exigía el cese inmediato de cualquier nuevo proyecto petrolero o gasístico, después de que la entonces primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, hubiera levantado el veto al fracking. Las dos activistas fueron detenidas "por daños y violación de la propiedad".
"El riesgo cero no existe: lo que sí hacemos es optimizar todas las medidas de seguridad que tenemos a nuestro alcance", señalan fuentes del Museo Reina Sofía
El 9 de octubre, dos personas pegaron sus manos en un cuadro de Pablo Picasso expuesto en un museo de Melbourne, en el sureste de Australia, con la intención de llamar la atención sobre la crisis climática. La Policía, tras lograr quitar el pegamento que unía las manos de los manifestantes con una cubierta que protege el cuadro, arrestó a los dos activistas y a otra persona que les ayudó.
Durante el acto de protesta, los activistas, de 59 y 49 años, desplegaron a sus pies una pancarta que decía: "Caos climático = guerra + hambruna".
El pasado julio, en la Galería de los Uffizi (Florencia), tres activistas pegaron sus manos al cristal que protege la obra de Sandro Botticelli La primavera, y el 25 de mayo un visitante lanzó una tarta sobre La Gioconda de Leonardo da Vinci en el Museo del Louvre (París).
Desde el punto de vista histórico, los atentados contra obras de arte en museos tienen algunos episodios especialmente célebres como el acuchillamiento de El Ángelus de Millet en el Louvre en 1932 o las distintas agresiones sufridas por La Gioconda (fue robada en 1911 y apedreada en 1956, entre otros ataques) y La ronda de noche de Rembrandt. En 1974, un hombre escribió con pintura roja sobre el Guernica de Picasso, expuesto en el MoMA de Nueva York. También tuvo repercusión la ocurrencia de la sufragista Mary Richardson de mutilar con un cuchillo la Venus del Espejo de Velázquez en la National Gallery de Londres, el 10 de marzo de 1914.
En otras ocasiones el objeto del ataque no ha sido la obra sino el artista. Es conocido el caso de la escritora feminista Valerie Solanas, que en 1968 intentó matar a tiros a Andy Warhol en su estudio de arte en Nueva York, The Factory. Solanas se entregó a la policía y pasó por varios hospitales psiquiátricos.