El arte en 2023: la deriva empresarial
El público ha vuelto. Ha habido relevo en la dirección del Reina Sofía, despedidas como la de Juana de Aizpuru y nuevo ministro de cultura.
21 diciembre, 2023 02:35Arrancó la Celebración Picasso con amenazas de cancelación –por parte de sectores feministas que lo ven como machirulo (término admitido este año por la RAE)– y ha concluido con una reivindicación de su homoerotismo en la época rosa, de la que se ocupa la exposición aún visitable en el Museo Reina Sofía.
La comisión hispanofrancesa quiso organizar cincuenta exposiciones para igualar el número de años transcurridos desde el fallecimiento del artista, y lógicamente solo unas pocas han sido memorables; entre ellas, Miró/Picasso, que figura entre nuestras seleccionadas.
A las muchas celebradas en España se sumaron las intervenciones en los museos estatales del artista Rogelio López Cuenca, con el título general de PI©A$$o™, delatando el fondo consumista de toda esta fanfarria.
Hemos celebrado también el centenario de la muerte de Joaquín Sorolla, con cierto eco internacional gracias a las muestras celebradas en Copenhague, La Habana y Dallas, y con algunas muestras estimables –como Sorolla en negro– eclipsadas por las destellantes y populares proyecciones inmersivas que protagonizó en el Palacio Real.
Y el del nacimiento de Antoni Tàpies, con ramificación en el Bozar de Bruselas, aunque la gran retrospectiva, que coorganizan su fundación en Barcelona y el Reina Sofía, queda para el año que viene.
Se inauguró ¡por fin! la Galería de Colecciones Reales, y otras aperturas dibujan los rumbos en el mapa museístico
De Luis Fernández, que murió hace medio siglo, solo se acordó la Fundación Masaveu y a Eduardo Rosales, que lleva uno y medio en la tumba, le han rendido modestos homenajes en el Museo del Prado y el MuBAM de Murcia.
Se inauguró ¡por fin! la Galería de Colecciones Reales. No parece que las cifras de visitantes vayan en consonancia con la prolongada expectación: tiene por delante el reto de la consolidación como destino turístico pero ya demostró su utilidad política a los pocos días de abrirse, como sede de la primera reunión de la presidencia española de la Unión Europea.
Otras aperturas dibujan los rumbos en el mapa museístico. De un lado tenemos instituciones privadas que se entretejen con estrategias empresariales como la Fundación Marta Ortega (Zara) en A Coruña, el Centro de Arte Hortensia Herrero (Mercadona) en Valencia o el Museo de lo Prohibido de Tatxo Benet (Mediapro) en Barcelona, donde echó a andar el Palau Martorell, establecimiento para la industria al serviciode las exposiciones-negocio, mientras Bombas Gens, que la Fundación Per Amor a l’Art (Ubesol) ya no puede sostener, queda para tontadas inmersivas.
De otro lado, prosperan los llamados museos que son pura oferta de entretenimiento como el OXO en Málaga (videojuego) o el Gran Vía 15 (Okuda y sus colorinchis) y el Nomad (la cosa inmersiva) en Madrid. Se frustró, felizmente, la franquicia del Museo Rodin de París en Tenerife.
[Una tumba para el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo]
La deriva empresarial se percibe también en los grandes museos, cuyas más noticiables innovaciones en la relación con su público o su colección suelen ir ligadas a operaciones de imagen de firmas.
El Museo del Prado, que ganó el premio Webby por su TikTok, abrió algunos días por la noche con apoyo de Samsung, creó una residencia para ilustres escritores con el de la Fundación Loewe e hizo pasear por sus salas a Napoleón de la mano de Sony.
El Museo Thyssen se alió con Olyverse para comercializar su primer NFT, una obra de Van Gogh, y con Mastercard con el fin de canalizar el micromecenazgo para restaurar un cuadro de André Derain.
Este ha sido el año de la reactivación definitiva tras la pandemia. El público ha regresado a lo grande y hemos disfrutado una buena cantidad de exposiciones relevantes.
La lista de las diez mejores a juicio de los críticos de El Cultural nos da pistas sobre tendencias creativas y curatoriales. La encabeza la puesta en valor de las mujeres artistas con Maestras y con la recuperación de Leonora Carrington, que es además prueba del actual tirón del pensamiento mágico en las artes.
Se reconoce asimismo la referencialidad de Nancy Holt y que Roni Horn es ya sin duda una “maestra” contemporánea. La vigencia de la escultura de Juan Muñoz tiene seguramente que ver con la fortaleza y la calidad de ese medio entre nuestros artistas jóvenes y de media carrera, y la atención a la obra de Ben Shahn encaja con la vocación política de una parte del arte reciente.
La imprescindible Antes de América nos enfrenta a la multifacética asimilación moderna de las culturas ancestrales de ese continente y a los debates sobre el colonialismo, y tanto Reversos como Popular demuestran cómo los artistas pueden reinterpretar de forma creativa las colecciones museísticas.
El relevo en la dirección del Museo Reina Sofía fue para muchos dramático. Manuel Borja-Villel ha tomado ya posesión de su cargo como asesor museístico de la Generalitat catalana, sin que se sepa muy bien cuáles serán sus funciones, y Manuel Segade, que le sucede en Madrid, no ha empezado a imprimir huella en la institución, más allá de algunas decisiones que favorecen una más relajada conexión con el público, como la entrada libre a las inauguraciones o el permiso para fotografiar el Guernica.
[La fotografía como herramienta para cuestionar, construir y documentar la realidad]
Patrimonio Nacional, por cierto, acaba de comunicar que se podrán hacer fotos en El Escorial y en Las Huelgas. Instagram bien vale una misa.
Tienen nuevas directoras el Museo Arqueológico Nacional (Isabel Izquierdo), la Fundació Tàpies (Imma Prieto) y el Museo Helga de Alvear (Sandra Guimarães). Y La Casa Encendida recupera a Pablo Berástegui para reactivarse.
Preocupan mucho en el sector las injerencias políticas y los dedazos, que suponen un serio retroceso en el avance hacia la generalización de las buenas prácticas. José Luis Ramos Romo ha sido nombrado de esa manera para dirigir Matadero en Madrid tras la marcha de Rosa Ferré a la fundación de Francesca Thyssen, y La Alhambra se ha puesto en manos de Rodrigo Ruiz-Jiménez, un emprendedor digital y director de marketing.
En otras plazas ha sido aún más traumático el “ordeno y mando” político, pues se ha destituido de malas formas a directores que ganaron las plazas por concurso, con contratos en vigor: Juan Antonio Álvarez Reyes en el CAAC de Sevilla –sustituido por Jimena Blázquez–, José Luis Pérez Pont en el Consorcio de Museos de la Generalitat valenciana o José Manuel Rey en el Museo de Pontevedra.
En algunas plazas ha sido traumático el “ordeno y mando” político, pues se ha destituido de malas formas a directores que ganaron las plazas por concurso
Relevo también en el Ministerio de Cultura (ya sin Deportes), donde Ernest Urtasun se estrenó envuelto en una absurda polémica sobre el “Prado extendido”. El tan esperado Estatuto del Artista no satisfizo las necesidades del sector.
El Premio Velázquez recayó en Marisa González, el Nacional de Artes Plásticas en Teresa Lanceta y el de Fotografía en Laia Abril. Tres mujeres.
Una de las pioneras del galerismo español, Juana de Aizpuru, ha anunciado su jubilación. Pero el mercado parece no decaer y hay quienes se atreven con nuevos proyectos por aquí, como la sede en Madrid de la portuguesa Pedro Cera, el nuevo espacio de Maisterravalbuena o la incorporación de La Oficina al circuito de Carabanchel, que sigue creciendo.
Nos dejaron Valeriano Bozal, Felipe Garín, Alberto Anaut, Chema Cobo, José Antonio Sistiaga, José Martínez Calvo, Agustín Ibarrola, Luis Baylón…
Para aliviar la pena, dos imágenes divertidas: la performance de Antonio López, con su visera y su delantal, pintando en pleno agosto en la Puerta del Sol y la de Alicia Framis charlando en la cocina con el holograma de su novio, creado por IA.