Vista general de la exposición en la Fundación Cerezales. Foto: Juan Baraja

Vista general de la exposición en la Fundación Cerezales. Foto: Juan Baraja

Arte

Instinto animal: una exposición analiza la relación entre el hombre y la bestia en España

La Fundación Cerezales muestra cómo se ha concebido en nuestro país 'lo animal' con una ambiciosa investigación que recorre nuestra cultura visual.

29 junio, 2024 01:50

Rogante figura en el inventario de la Fundación Cerezales con el número 1.688. Leo que ha sido parte de más de una docena de actividades de la línea troncal de etnoeducación. Se consignan también las labores necesarias para su mantenimiento. Resulta que Rogante es un buey de raza parda de montaña, nacido en las dependencias de la Fundación. En la fotografía de la ficha tiene un aspecto formidable.

Lo animal en España, 1920-1964

Fundación Cerezales Antonino y Cinia. Cerezales del Condado (León). Comisario: Lluís Alexandre Casanovas. Hasta el 25 de agosto

Este ejemplo nos viene de perlas para entender esta exposición, que consiste en un análisis de cómo se ha concebido en nuestro país “lo animal”, a través de una ambiciosa e interesante investigación de su plasmación en la cultura visual.

Importa aclarar esto para visitantes no advertidos. La cultura visual se ocupa de las imágenes (de todas: las del arte, pero también las de la publicidad, los medios o cualquier otro registro) y pone su foco en cómo estas afectan a las sociedades contemporáneas. Concebida en el siglo XVIII como alternativa al academicismo de la Historia del Arte, es desde hace unas décadas cuando ha penetrado en los modos y métodos de los investigadores.

La imagen más antigua que aquí vamos a encontrar es extraordinaria. Fue pintada hace unos 8.000 años y representa a una mujer encaramada en una pared de roca, de una de cuyas cavidades extrae miel. La apicultora de la Cueva de la Araña es el primer testimonio que tenemos de nuestro trato con las abejas. Fue descubierta en 1920 y sirve para representar el interés que por entonces despertaba el mundo de los insectos en nuestro país.

De entonces datan las traducciones de los libros de Maurice Maeterlinck sobre abejas y termitas, así como los de su inspirador, el entomólogo Jean-Henri Fabre. Buñuel lo leyó con avidez y los insectos (“En ellos está todo Shakespeare y Sade”) juegan un papel destacado en Un perro andaluz y La edad de oro.

Alberto Sánchez: 'Monumento a la paz'. Foto: Juan Baraja

Alberto Sánchez: 'Monumento a la paz'. Foto: Juan Baraja

Ese interés del surrealista aragonés por las pulsiones e instintos animales no puede desconectarse de la publicación en español, en 1922, de la obra completa de Freud (su primera traducción a una lengua distinta al alemán).

La contigüidad de lo humano y lo animal se percibe también en las caricaturas de Luis Bagaría: en pleno auge de militarismos y nacionalismos, animalizan a los políticos y en cambio muestran a animales dando ejemplo de valor y ética.

De Bagaría son también las maravillosas portadas de la colección de libros dirigida por Ortega y Gasset y textos de eminentes especialistas, para introducir a los más jóvenes en las ciencias naturales.

Este interés por la vida animal, del cual hay otras muestras destacadas, trasluce el impacto que tuvo la divulgación de la teoría de Darwin, que establece una dependencia genealógica de lo humano y lo animal. Dado que las teorías evolutivas están muy presentes en el krausismo, que este es introducido en España por la Institución Libre de Enseñanza, y que su actividad está liderada por la Residencia de Estudiantes, podemos entender la estrecha relación entre arte de vanguardia y ciencia que impulsó a muchos creadores de ambos sexos en el primer tercio del pasado siglo.

Vista de la exposición 'Lo animal en España'. Foto: Juan Baraja

Vista de la exposición 'Lo animal en España'. Foto: Juan Baraja

Tras la destrucción material que supuso la guerra y la intelectual que supuso el franquismo (basta ver en las cartelas dónde murieron la mayoría de estos científicos e intelectuales), España era otra y la situación de “lo animal” cobró un nuevo sesgo.

La autarquía y el desabastecimiento dieron lugar proyectos como el Instituto Nacional de Colonización, que trató de reestructurar el campo y su economía (144 embalses, 50.000 familias desplazadas). En ese contexto se desarrollan campañas como la lucha contra el escarabajo de la patata, que en plena Guerra Fría se representará como si se tratase de una invasión militar.

También veremos representaciones animales en los nuevos pueblos, como el caballo de Pablo Serrano (y sus hermosas y esquemáticas esculturas de animales, de años posteriores). Ya en 1937, la Sección Femenina de Falange había organizado el traslado de voluntarias de núcleos urbanos a las áreas rurales sublevadas, el denominado Servicio de la Hermandad de la Ciudad y el Campo, para sustituir al campesinado masculino en el frente.

En las fotografías podemos ver la dimensión maternal de los cuidados que estas mujeres prodigaban a los animales. Una iniciativa poco conocida fue el Centro de Experimentación y Aclimatación de Ikunde (Guinea Ecuatorial), creado en 1959 con el objetivo de capturar ejemplares de la fauna local con fines científicos y recreativos.

Publicaciones de prensa y propaganda, 1942. Foto: Juan Baraja

Publicaciones de prensa y propaganda, 1942. Foto: Juan Baraja

La selección de esculturas realizada por Txuspo Poyo sirve para mostrar la construcción de lo exótico, comparando las creaciones de los nativos antes y después de la presencia española. Me dejo muchas cosas en el tintero, porque es una exposición rica y compleja conceptual y visualmente. Vale la pena el viaje a Cerezales.