Víctor Jaenada: 'Prototipo para fuente flamenca (o versión n.º 2 de una fuente flamenca), 2024'. Foto: Cortesía de Víctor Jaenada

Víctor Jaenada: 'Prototipo para fuente flamenca (o versión n.º 2 de una fuente flamenca), 2024'. Foto: Cortesía de Víctor Jaenada

Arte

El homenaje de Víctor Jaenada al flamenco no es una exposición más: está pasando algo grande

Frederic Montornés
Publicada
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Visitar Ver llover de Víctor Jaenada (Barcelona, 1977) no significa ver otra exposición más de cualquier artista del contexto barcelonés, sino asumir que te personarás en un lugar donde ha pasado algo grande, donde todos los que se han involucrado se han dejado la piel –artista, comisario, institución– y donde lo único que va a ver será, tan solo, la punta de un iceberg.

Víctor Jaenada. Ver Llover

Centro de Arte Tecla Sala. Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Comisaria: Pilar Cruz. Hasta el 5 de enero


El cúmulo de sensaciones, emociones y pensamientos que emergen simultáneamente provoca un naufragio cuyo único superviviente es el propio artista. Podría parecer que el público se encuentra ante los restos del caos: escenarios residuales tras la celebración de la matanza de Texas o la tomatina murciana.

Lo cierto es que, aunque tienen mucho de escenario y dramaturgia, aquí no hay nada gratuito. Nada es capricho, ni azar, ni contingencia. Todo está minuciosamente planeado, dándose el tiempo preciso para que la pieza surja con entidad propia.

Como ya vimos en Isabel –su anterior exposición realizada en el Espai 13 de la Fundación Joan Miró de Barcelona en 2022, como un tributo a su abuela homónima– y ahora en Ver llover, el proyecto que nos ocupa, producido para Tecla Sala de Hospitalet de Llobregat, el hilo que detona Jaenada para dinamitar su arte sigue siendo el flamenco, que le importa tanto como su propia vida.

Y es que sí, como el artista afirmó en su momento: “Cuando era joven y ambicioso hacía arte para vivir más, ahora hago arte para vivir mejor”. Jaenada ha pasado la pantalla del juego de la vida en el que la madurez y la paternidad han hecho mella en su mirada que se ha vuelto más astuta, serena, minuciosa y quirúrgica.

Vestigios y reliquias recuperadas de conciertos, tablaos o bares
que concentran la catarsis colectiva

Ver llover es una explosión de júbilo traducido en un diorama gigante. En su centro, una fuente delirante que emana agua junto a dos obras más realizadas a partir de vestigios y reliquias recuperadas de conciertos, tablaos o bares que concentran la catarsis colectiva que se ha vivido.

Todos estos fragmentos y resquicios de los espectáculos flamencos nos cuentan que Jaenada observa la realidad con atención periférica, es decir, como quien oye llover, expresión popular de la que deriva el título de la exposición.

La obra central de la exposición Prototipo para fuente flamenca (o versión n. 2 de una fuente flamenca) es verdaderamente una fuente que, lejos de la imagen estereotipada generada por la tradición, se compone tanto de elementos de la ingeniería hidráulica como de objetos chocantes o inhabituales: formas cerámicas –algunas de ellas con guiños a Joan Miró y a la pintura surrealista–, botellas de aceite de oliva, cañas, una rueda de carro, pinturas de técnica mixta sobre tela... Todas ellas sometidas a la tiranía de un goteo permanente que les augura un futuro tan incierto como el de nuestra propia vida.

Se trata de un universo, una costelación de elementos dispares precariamente equilibrados que componen el paisaje flamenco de Jaenada. Esta atmósfera consigue sumir al espectador en una suerte de alucinación hipnótica frente a algo que no cesa de moverse, que se mantiene en activo por la circulación del agua sonorizando el espacio como si la lluvia impactara sobre la superficie de una inmensa alberca.

Víctor Jaenada: Detalle de las botellas etiquetadas por el artista, a la derecha la  que utilizó Pedro G. Romero. Foto: F. M.

Víctor Jaenada: Detalle de las botellas etiquetadas por el artista, a la derecha la que utilizó Pedro G. Romero. Foto: F. M.

El agua. El agua que emana y que fluye de una alberca es la misma que hidrata las cuerdas vocales de los cantaores de flamenco. Archivo de 100 botellas de agua recolectadas en eventos flamencos 2021, 2022, 2023 y 2024 está formada por una estrechísima y alargada balda montada a la altura de los ojos que exhibe cien botellas de plástico etiquetadas con el nombre del evento del cual proceden.

Las que están a medio beber aún conservan los restos de agua y saliva de quienes las usaron para dar cuerpo y voz a la cultura flamenca en espectáculos a los que acudió el mismo artista.

A modo de síntesis, la última de las piezas y quizá una de las más interesantes, Escultura rota con hueso de aceituna, es una pequeña pieza de pared formada por una estructura que alberga en su interior el hueso de una aceituna, otro de los elementos omnipresentes en nuestra cultura popular y de barrio, el contexto desde el que se enuncia el artista.

Jaenada es un creador barcelonés, como él mismo dice, “hecho en la periferia” y esa gramática de mínimos se destila en sus piezas encontradas y realizadas con materiales low cost.

Pilar Cruz, comisaria de la exposición y con una larga trayectoria, utiliza la metáfora de los restos de este fruto del olivo, basura prácticamente, con lo que sucede cuando las élites se apropian del flamenco, un género de expresión libre que, cuando se le quiere apresar, huye.