Image: Una historia europea

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Arquitectura

Una historia europea

2 enero, 2015 01:00
Enrique Encabo Inmaculada Maluenda

Centro de la Juventud y albergue juvenil en Selb

La historia alemana de dos jóvenes estudios españoles, TallerDE2 y Gutiérrez-delaFuente Arquitectos, aporta interesantes matices al relato de una nueva arquitectura europea, anclada al futuro y sin hipotecas nostálgicas.

La construcción de Europa no sólo se realiza mediante acuerdos comerciales o económicos; también la arquitectura puede ser útil en la articulación de una gramática del consenso. Esa idea parece latir tras el trabajo de dos jóvenes equipos españoles en Selb (Alemania): TallerDE2 (Arantza Ozaeta y Álvaro Martín) y Gutiérrez-delaFuente Arquitectos (Natalia Gutiérrez y Julio de la Fuente). Un proceso paciente que ha cumplido ya un lustro y se prolongará aún cierto tiempo, pero que permite, no obstante, un pequeño (y afortunado) desvío.

Europan es un concurso destinado a arquitectos menores de cuarenta años. Ciudades de toda Europa se presentan como candidatas y los inscritos compiten en distintas ubicaciones del continente. Eso es lo que hicieron (para encontrarse) Selb y el equipo formado por los dos jóvenes estudios. En 2008, justo cuando se planteaba el debate de una Europa de dos velocidades (¿recuerdan los PIGS?), unos meridionales aterrizaron en Baviera. El término municipal de Selb se enclava en la frontera entre Alemania y la República Checa. Desde finales de los años 80, la ciudad ha acusado un intenso retroceso demográfico debido a la relocalización de la industria local. Sus 15.000 habitantes viven en pequeñas construcciones de dos o tres plantas, colores pastel y cubiertas inclinadas. El concejo municipal colocó una webcam en la torre del ayuntamiento; un domingo cualquiera hay que esperar largo rato para observar el paso errabundo de algún vecino. No parece exactamente el centro del mundo, pero los sitios pequeños pueden ser idóneos para las sorpresas.

La estrategia de los españoles era, en apariencia, sencilla: completar las edificaciones existentes con pequeñas bandas de equipamientos. Las intervenciones (que versionaban el paisaje de tejados de la ciudad alemana en busca de una mímesis veloz) se irían desarrollando como injertos sucesivos que añadían densidad a la trama urbana. Sin embargo, el conocimiento del entorno trasladó el foco de la operación de los sectores de mayor edad a los mas jóvenes, en un intento por densificar y repoblar el casco urbano.

Vivienda colectiva experimental IQ.

El primero de los resultados, Haus der Tagesmütter (Centro de Día para Niños), fue ampliamente laureado como el virtuoso ejercicio de síntesis que era. Hay que concluir que todo ello fue ligeramente apresurado, no tanto por la calidad de la obra, sino porque desviaba la atención de un aspecto importante: se celebraba la singularidad de una propuesta que, en realidad, formaba parte de un todo. El siguiente eslabón de esta cadena, un albergue y Centro de la Juventud, acaba de terminarse por estas fechas: ¿correrá la misma suerte o se habrá agotado la novedad? Si alguien responde "es más de lo mismo" es que no habremos entendido nada. La arquitectura no es (sólo) un producto instantáneo.

Normalmente pararíamos en este punto, pero la historia tiene un spin-off; un argumento distinto, pero con los mismos actores y ambiente. Ozaeta, Martín, Gutiérrez y de la Fuente prosperaron y resultaron ganadores en 2011 de un nuevo concurso en Selb, cuyo nombre completo reza así: "Vivienda Colectiva experimental para Jóvenes en Centros Urbanos". El adjetivo experimental expresa, cuanto menos, un estado de opinión. Suele implicar que se han realizado ligeras alteraciones sobre una fórmula base. Es fácil detectar de qué se trata en este caso. Frente a la fragmentación en bandas de los trabajos previos, se opta aquí por volúmenes continuos, si bien se mantienenla escala y el acabado de cubierta que ofrecen continuidad al contexto. Las plantas están ordenadas con claridad: una franja de servicios (aseos, cocinas, accesos) vierte a una pasarela común de acceso y en las fachadas se encadenan una serie de habitaciones. Incrustada entre ellas, como una estancia más, destaca una singular terraza que los autores denominan "la habitación verde". Esa sería quizá la singularidad buscada: una oquedad inusual en los volúmenes tersos de la ciudad que remite a la idea tradicional de un jardín de invierno.

Por tentador que sea, no es ese elemento lo realmente sustantivo, sino algo un poco más complejo. El mercado suele caracterizar a la vivienda como un producto de marca blanca. Según añadamos atributos (superficie, materiales, ubicación...), ésta cambia de estatus; suele tratarse de una mera cuestión incremental, carente de intangibles. Pero "intangible" no quiere decir superfluo; no es posible prescindir de determinadas cosas. La aventura (en curso) de estos españoles en Alemania desvela, de repente, esa necesidad inconsútil mediante una extraña paradoja: la de un recuerdo futuro. No se trata de una memoria estilística basada solo en aspectos formales, sino de la reaparición de determinados valores (como el respeto y el aprendizaje del otro), valores cívicos, en suma, que también determinan el éxito de la arquitectura. Los hemos reencontrado, sin sentimentalismos, en el corazón de Europa: buen sitio para comenzar de nuevo.