Image: Bill Viola

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Arte internacional

Bill Viola

Arte en el mundo

19 diciembre, 2002 01:00

Museo Guggenheim, Nueva York. Estados Unidos. www.guggenheim.org. Hasta el 12 de enero

Si hace unas semanas anunciábamos el encargo del Deutsche Guggenheim a Gerhard Richter de los ocho paneles de "Eigth Gray", es ahora Bill Viola el encargado de realizar un nuevo proyecto para la sede alemana del Guggenheim. La premier en Nueva York de esta nueva pieza se intuye como una de las grandes citas de la temporada. Y es que Bill Viola es sin duda uno de los grandes videoartistas del momento. La nueva pieza se titula "Going Forth By Day" y se trata de un montaje de cinco proyecciones sobre el muro con ciclos que duran unos 35 minutos aproximadamente.

De todos conocida es la pasión de Viola por la Historia del Arte y más concretamente por el periodo del Renacimiento. Celebrada fue su pieza "La Salutación" en la que, basándose en la Visitación de Pontormo, recrea un siempre como referencia la pintura al fresco de los primitivos italianos y en torno a los ciclos de la vida, desde el génesis y el nacimiento hasta el ocaso y la muerte. Viola tiene total y absoluto control sobre el sonido, la luz y la imagen en el espacio. Domina estos conceptos a la perfección y los desarrolla de una manera pulcra, nítida y sumamente elegante. De la misma forma, Viola tiene un profundo conocimiento de los conceptos de fe y espiritualidad en diferentes contextos y culturas.

"Going Forth By Day" muestra, en el primero de los cinco paneles, un cuerpo que flota en un fluido. Rayos de luz atraviesan el agua en lo que constituye el transito entre una vida y otra. El segundo panel, una fila de gente que se revela infinita camina por un bosque. Es una situación atemporal. La interminable fila está compuesta por todo tipo de gente de cualquier cultura, de cualquier época. Es la visión de un tiempo que no pasa. El tercer panel muestra una situación de tensión. La calle está llena de gente. Es un día normal. Sin embargo la tensión comienza a crecer hasta convertirse en una situación desesperada, como si nos encontráramos en los albores de algo terrible. La cuarta y penúltima imagen muestra un paisaje idílico donde, en una casa, hay un hombre agonizante. Un hombre vigila desde el exterior mientras en el lago un bote carga las pertenencias del moribundo. Poco después, el hombre reaparece, baja hasta el muelle, saluda a su mujer y parten hacia la Isla de los Bendecidos. Finalmente, la quinta imagen muestra unos operarios que recogen el material utilizado para el salvamento de personas en una catástrofe acaecida en el desierto. Una mujer llora la desaparición de su hijo que nunca volverá a ver.... está pasando a mejor vida.

Todos los ciclos de la pieza juegan en esa franja ambigua entre la vida, la muerte y la resurrección. Viola juega, con extraordinaria sutileza, a
redefinir los momentos de tránsito desde una óptica de evanescencia y
levedad. Todo es tremendamente frágil. El concepto de memoria, la delgadísima membrana del tiempo que se desliza en el espacio, la realidad incierta de ese espacio intermedio.