Interesante exposición la del Vanabbemuseum, dedicada a Paul McCarthy, uno de los artistas americanos más relevantes de su generación.

Paul McCarthy no sólo es uno de los artistas más importantes del panorama internacional sino que es, además, uno de los princiales responsables de una parte importante de la producción joven realizada en Norteamérica, en la Costa Oeste para ser más precisos. Porque McCarthy es, junto a otros artistas como Mike Kelley o Jason Rhoades, con quienes ha realizado numerosas colaboraciones, uno de los grandes animadores de esa factoría de artistas que es la Universidad de California (UCLA), en la que también enseña un artista de vital importancia para el arte conceptual como John Baldessari. La obra McCarthy podrá verse este próximo otoño en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. El artista proviene de una generación que reaccionó al conceptualismo y al minimalismo a través de un intento de relacionar el arte y la cotidianeidad, la vida diaria, es decir, trazar un vínculo entre la actividad artística y la realidad social. Como otros colegas de su generación e incluso otros artistas un poco mayores que él como Bruce Nauman o Dan Graham, intentó explorar la relación entre el individuo y la percepción colectiva.

Su trabajo es facilmente reconocible. Videoinstalaciones grandilocuentes con canales diversos y enormes esculturas, a menudo hinchables, que inciden en las particularidades de la cultura popular contemporánea. Muchas de sus obras son dardos críticos hacia la televisión y la publicidad y a menudo utiliza técnicas narrativas y lenguajes sacados de los mundos de Disney y Hollywood. Muchos habrán visto las grandes esculturas hinchables que dispuso en la explanada exterior de la Tate Modern londinense, dos grandes cuerpos, uno de ellos de Pinocho, de alrededor de 10 metros de altura. Paul McCarthy introduce todas estas cuestiones en el ámbito de la familia, la educación y, en definitiva, en el contexto de una cultura que pierde progresivamente sus valores. No es de extrañar, por tanto, que gran parte de su trabajo esté enrraizado en la sociedad norteamericana, hacia la que es, en ocasiones, especialmente crítico.

La exposición que ahora presenta en Eindhoven tiene su punto de partida en Londres, en la galería Hauser & Wirth, inaugurada la pasada temporada en Picadilly y donde ya se expuesieron algunos de estos trabajos. Allí se realizó alguna performance cuyo documento fotográfico se puede ver en esta muestra holandesa. Además, como cuerpo central de la exposición, McCarthy presenta dos grandes videoinstlaciones, una de 1996 y otra de 2003, cuatro grandes esculturas y alrededor de 200 dibujos realizados desde 1967 hasta la actualidad. Es interesante la presencia de estos dibjos pues establecen un sugerente diálogo con las obras expuestas, abriendo nuevas posibilidades interpretativas y nuevos emplazamientos para el diálogo entre las piezas.