Image: Kiki Smith

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Arte internacional

Kiki Smith

Arte en el mundo

23 junio, 2005 02:00

Fondazione Querini Stampalia. Venecia. Hasta el 11 de septiembre de 2005.www.querinistampalia.it

Kiki Smith propone una reflexión sobre la idea del hogar y el lugar doméstico en una muy interesante exposición de la Fondazione Querini Stampalia.

La Fondazione Querini Stampalia se encuentra en la plaza de Santa María Formosa, sin duda uno de los lugares más bellos de Venecia. Resulta por tanto altamente refrescante dar con una exposición así, una experiencia de una intensidad notable, silenciosa y sugestiva, muy ajena al ruido de la Bienal. Titulada "Homespun Tales", esta propuesta de Kiki Smith traza una reflexión sobre el hogar y lo cotidiano. La artista parte de la colección de pintura que se encuentra en el segundo piso de la fundación, donde hace doscientos años vivió el Conde Giovanni Guerini Stampalia, para crear un universo de alto contenido narrativo, donde se vierten nociones diversas de tiempo. Smith mira los cuadros de Pietro Longhi o Giovanni Bellini y las esculturas de Antonio Canova y capta la estética de su tiempo, el modo de vestir, las posturas y los gestos. A partir de figuras realizadas fundamentalmente en porcelana, la artista crea un hogar en el que coinciden, también, diferentes formas de entender la arquitectura doméstica, el mobiliario, desde el estilo de la América colonial hasta el estilo europeo, visible en los cuadros de la colección.

La exposición es un conjunto unitario que se entiende no tanto como una intervención sino como un escenario en el que prima una atmósfera decididamente nostálgica. Hay mucho de tiempo ya ido en estas salas. El visitante avanza por las sucesivas estancias y es sorprendido por signos levísimos que llaman sutilmente su atención. Son piezas habitualmente de pequeño formato que se encuentran diseminadas en los espacios. Destaca asimismo esa dualidad realidad-ficción, con elementos que se funden con la arquitectura y que llegan a desconcertar al espectador. No hay certezas. No sabemos qué pertenece realmente al contexto original del espacio y qué forma parte de la intervención de la artista. Pero la sensación principal es de una intensa melancolía, derivada de una suerte de nostalgia de la infancia.