Image: Cai Guo-Qiang, poética de  la explosión

Image: Cai Guo-Qiang, poética de la explosión

Arte internacional

Cai Guo-Qiang, poética de la explosión

I want to Believe

27 marzo, 2008 01:00

Inopportune: Stage One, 2004. Fotos: David Heald

Comisarios: Thomas Krens y Alexandra Munroe. / Museo Solomon R. Guggenheim. 1071 Fifth Avenue. Nueva York. Hasta el 28 de mayo.

Bajo el título I want to believe, el artista chino Cai Guo-Qiang expresa no sólo su voluntad de creer, sino aquello en lo que cree. Ochenta obras, entre esculturas, performances, dibujos con pólvora, vídeos de explosiones, instalaciones y proyectos sociales, nos descubren la biografía de su obra. En su arte se entremezclan la mitología china, la táctica militar, la filosofía budista, la cosmología, la medicina oriental y los métodos de violencia terrorista. La retrospectiva del Guggenheim está concebida como una gran instalación ad hoc que, en palabras del artista, "llena el museo con la fuerza de una explosión".

Nacido en Quanzhou, Fujijan, en 1957, Cai Guo-Qiang es un artista reconocido internacionalmente como creador de nuevas formas de arte, gracias a su imaginativo uso de la dinamita. Hijo de la Revolución Cultural China de Mao, se manifiesta orgulloso de su país y de su cultura, así a pesar de vivir en Nueva York hace más de trece años no habla inglés, sino mandarín. Cai guarda una estrecha relación con los artistas chinos de su generación Huang Yong Ping (1954), Xu Bing (1955) y Gu Wenda (1955), también salidos del país en los años ochenta y con los que comparte el sentimiento de una fuerte responsabilidad de reforma social, además del uso crítico y creativo de los tres saberes: taoísmo, budismo y confucionismo. Huang Young Ping y Guo-Qiang paticiparon de la mano del crítico de arte Jean Hubert Martin en la controvertida exposición Les Magiciens de la Terre (París, 1989), donde se dió a conocer en Europa. Xu Bing y Gu Wenda viven también en Nueva York, y en ambas obras se pone de manifiesto con mayor vigor la influencia de la caligrafía china. El éxito de esta generación de artistas expatriados, si bien se ha beneficiado del gran auge que ha experimentado el arte chino actual en Europa y Estados Unidos, ha precedido a este boom. Cai Guo-Qiang sale de China en 1986 para vivir en Japón con su mujer Hong Hong Wu en Tokio, y allí permanecen durante nueve años, dedicándose ambos al arte de manera profesional. Ya instalado en Nueva York participa en bienales internacionales y Documentas. Ha sido galardonado con premios tan prestigiosos como el León de Oro en la Bienal de Venecia de 1999. Actualmente organiza la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Pekín.

Una gran explosión de coches que ascienden en trayectoria vertical por los aires desde la rotonda hacia la cúpula del museo abre la exposición, fascina e introduce al visitante en un espacio en el que la grave realidad de un atentado terrorista se disuelve en el mágico espacio del sueño. La experiencia de los atentados terroristas del 11/S vividos por Cai en Nueva York deja una clara impronta en su arte. Se trata de una reinterpretación de Inoportune: Stage 1 (2004); en esta ocasión, el espacio circular ideado por Frank Lloyd Wright le proporciona su máxima expresividad.

En contraste con las explosiones como principal motor de su obra, su personalidad irradia serenidad y seguridad en sí mismo, como refleja su Autorretrato de 1985/89, una de las pocas piezas de la exposición que pertenece a su primera época en China. El estallido de la pólvora sobre el papel es una técnica personal utilizada desde el inicio de su carrera, que potencia la sensación de tensión. La silueta de la figura, rodeada por un halo dorado, realizada en Quanzhou, es retocada y modificada posteriormente en Japón, a raíz de los sucesos de la Plaza de Tiananmen, añade el fondo y el subtítulo Alma subyugada, proyectando los sentimientos de alienación y soledad que experimenta como un expatriado separado de su país.

Inoportune: Stage 2 (2004), se inspira en un cuento chino del siglo XII que relata cómo un héroe salva a un pueblo subyugado por un tigre devorador de hombres. En esta obra, nueve tigres de tamaño natural brutalmente asaeteados por flechas se sitúan ante el visitante. La fiera como símbolo de la naturaleza humana surge en la obra de Cai Guo-Qiang después del 11/S, aludiendo tanto a la violencia como al heroísmo. Llama la atención en el espacio contiguo la embarcación titulada Pidiendo prestadas las flechas a tu enemigo (1998), en alusión a la legendaria historia de un general chino que explotó en su propio beneficio los recursos de la estrategia militar y que nos habla de la proclividad oriental a apropiarse de la tecnología de Occidente.

El enfrentamiento político surge a raíz de la 48ª Bienal de Venecia (1999). En Rent Collection Courtyard el artista reutiliza esculturas de campesinos y trabajadores, héroes de la iconografía maoísta, para confrontarla con el puro espacio del arte contemporáneo, poniendo en el punto de mira la manipulación de la ideología, concibiéndola a su vez como obra inacabada. Recibe por ella el León de Oro, mientras su propio país le denuncia públicamente por los derechos de autor, si bien el caso fue finalmente sobreseído.

En la obra Head On (2006), una manada de 99 lobos de tamaño real corren violentamente creando en el aire un arco y chocando contra un muro de cristal transparente. En la iconografía de Cai Guo-Qiang, los lobos alcanzan su heroísmo a través de la unidad de la colectividad. La crítica a las ideologías de masas es obvia, pero la teatralidad de esta obra es marcadamente poética.

En los dibujos a la dinamita, resuena la tradición del dibujo automático iniciado con el Surrealismo y retomado en el Japón de la posguerra por el grupo Gutai y el Mono-Ha, o en Estados Unidos por John Cage y su círculo. Sus explosiones, instalaciones y proyectos sociales, comparten elementos del Land Art, Performance Art y el Arte Conceptual, pero creando su propio lenguaje que se sitúa en la confluencia de Oriente y Occidente. Su arte, dice Thomas Krens, "es una forma de energía social, constantemente cambiante, uniendo lo que él llama el mundo de lo visible y el de lo invisible. Esta exposición presenta el espectro completo de un artista protéico, un arte de muchos medios en toda su complejidad conceptual". Todo vale para crear estructuras no lineales de tiempo y descentrar el espacio. En este sentido, el arte de Cai Guo-Qiang expresa una metafísica inteligente de belleza poética.