Image: Entre rejas con Rossella Biscotti

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Arte internacional

Entre rejas con Rossella Biscotti

La artista italiana combina la escultura y el activismo político en un proyecto sobre la cadena perpetua

28 mayo, 2012 02:00

Rossella Biscotti es una de las artistas italianas más importantes de entre quienes hoy se encuentran en la treintena. De Vleeshal, un importante centro de la ciudad holandesa de Middelburg, presenta ahora su último proyecto.

Nacida en Molfetta, una ciudad en la costa del Adriático cercana a Bari, en 1978, Rossella Biscotti ha llegado a la posición de privilegio que hoy ocupa en el marco del joven arte europeo tras pasar por las escuelas y residencias más relevantes del continente. Después de estudiar en Nápoles, pasó por la Rijksakademie de Amsterdam para recalar más tarde en la Kunstlerhaus Bethanien de Berlín. Hoy vive en la citada ciudad holandesa y está disfrutando del momento más dulce de su todavía corta carrera. Ha inaugurado un proyecto de De Vleeshal, y a principios de junio su obra podrá verse en Manifesta y en Documenta, las dos citas más importantes del calendario europeo de este año.

Rossella Biscotti trabaja fundamentalmente con imágenes en movimiento, performance, esculturas y textos. Su obra se adhiere a un asunto central que engloba diferentes matrices, todas ellas relacionadas con el anhelo de libertad y las estrategias de control utilizadas por el poder, temas que encuentran en la historia reciente de su país, Italia, el mejor caldo de cultivo. En su trabajo The Trial (El Proceso), abordó uno de los periodos más oscuros de la Italia de los setenta, los llamados "años de plomo", y en particular uno de los más conocidos juicios al que se vieron sometidas figuras como Toni Negri o Paolo Virno, acusados sistemáticamente de alentar el terrorismo. Biscotti parte del Aula Bunker, un edificio racionalista de los años treinta paradigmático de la arquitectura fascista que más tarde pasó a ser uno de los tribunales de justicia de la ciudad, en el que fueron juzgados no pocos militantes de la izquierda italiana. Junto a una grabación del célebre juicio del "7 de abril", la artista presentó esculturas realizadas en cemento a partir de vaciados de los espacios y elementos del juzgado como el pódium en el que se sentaba el juez o las escaleras por las que se accedía al estrado principal. Al fuerte contenido histórico y conceptual del trabajo se unían, por tanto, trabajos de poderosa raíz escultórica y decididamente abstracta.

El interés por la historia italiana desde una perspectiva política también puede verse en la pieza Anarchists don't archive (los anarquistas no archivan), un muy logrado trabajo en el que presentaba mesas de impresión en cuyos moldes de plomo podían leerse -inversamente, claro- textos de conocidos anarquistas italianos del círculo de Carrara. La pieza pudo verse en el marco de la Bienal de Escultura de la ciudad del mármol.

Muchas de las características que hemos visto en estos dos trabajos están presentes en el proyecto que Biscotti presenta en De Vleeshal, un centro de arte situado en la ciudad de Middelburg en el bellísimo edificio que antaño albergó el ayuntamiento de la ciudad. Bajo el título L'Isole (La isla), la artista da forma a una investigación sobre la antigua prisión de la isla de Santo Stefano, la primera cárcel dedicada exclusivamente a presos condenados a cadena perpetua. La cárcel fue creada en la ultima década del siglo XVIII con la referencia del panóptico de Jeremy Bentham bien clara en los planos y a semejanza del teatro de la ópera de San Carlos en Nápoles. Situada a 50 kilómetros de la costa, la isla de Santo Stefano, de poco más de 3 kilómetros cuadrados, tiene una orografía crispada y el acceso es casi imposible. En su centro se encontraba la prisión, que estuvo en funcionamiento hasta 1965.

El proyecto de Biscotti recurre de nuevo a la escultura para desgranar las particularidades arquitectónicas del interior de la prisión. Pero no es que la artista haya trasladado al plomo, mimetizándolos, algunos motivos del interior de la cárcel sino que, con ayuda de un grupo de gente, ha trasladado las planchas de plomo hasta el interior de la prisión, donde las ha trabajado, para sacarlas de nuevo y transportarlas, montaña abajo, hasta el mar para traerlas de vuelta a al península. El proceso ha sido grabado en formato Super 8 y puede verse también en la exposición, sin duda un esfuerzo titánico propio de un Sísifo que no hará otra cosa en vida, como quien permanece encerrado entre los muros de la prisión hasta su muerte.

El proyecto se completa con una acción de carácter político que lleva por título Bringing flowers to the cemetery of the detainees that died in life imprisonment (Llevando flores al cementerio de los que murieron bajo cadena perpetua), realizada con activistas y con gente que en aquellos momentos se encontraban en huelga de hambre.