El Lissitzky/Ilya y Emilia Kabakov: crónica de un desencuentro
Utopia and Reality
22 febrero, 2013 01:00Ilya & Emilia Kavakov: Let´s go girls, 2004. Foto: Peter Cox
Nos asomamos a uno de los momentos de más honda intensidad de la historia del arte del siglo XX a través de una exposición que está despertando un enorme interés en Europa. Se trata de 'Utopía y realidad', en el Van Abbemuseum de Eindhoven en torno a la relación entre dos gigantes rusos: El Lissitzky e Ilya y Emilia Kabakov.
El Lissitzky nació cerca de Smolensk en 1890. Tenía, por tanto, 26 años en Octubre. Tras haberse marchado a estudiar a Alemania, regresó a su país al inicio de la Gran Guerra y allí permaneció hasta su muerte en Moscú en 1941, con los nazis a las puertas de la ciudad, mientras se precipitaban en caída libre las esperanzas alentadas por la revolución. La madurez artística de Lissitzky coincide con el periodo de entreguerras, las dos décadas que concentraron el mayor volumen de materia gris en busca de un mismo objetivo, el de la transformación y el progreso social, salvajemente cercenadas por Stalin. Ilya Kabakov, judío como Lissitzky, nació en Ukrania en 1933. Vivió y trabajó en Moscú durante las tres décadas cortas que median entre la muerte del Carnicero y el colapso del proyecto soviético, esto es, la Guerra Fría en su totalidad. Se casó con Emilia en 1992 y juntos se trasladaron a Estados Unidos, donde viven desde entonces.
Vista de la exposición
La exposición puede verse en dos pisos del museo de Eindhoven. Mientras uno tiene un claro carácter documental, el otro presenta un diálogo entre los dos artistas en un recorrido exuberante dividido en siete espacios. El montaje tiene una fuerte impronta escenográfica, pues quiere subrayar que el fenómeno de la instalación nace en el arte de la Revolución, cuando todo lo que rodea a la obra de arte, fundamentalmente la comunidad a la quiere -y debe- dirigirse, se diluye en la propia obra. Es una cuestión central en el ensayo de Boris Groys (el catálogo es muy recomendable), que ve en Lissitzky un precedente claro de los Kabakov, cuyo trabajo es posiblemente el que con mayor intensidad ha explorado la idea de estar en el arte.
Vista de la exposición
El rugir de la máquina revolucionaria contrasta con el silencio beckettiano y helador de los peores años de la Guerra Fría. Más adelante, una sala dedicada al "Monumento a un líder", en referencia al proyecto de Lissitzky para la estatua de Lenin, sitúa a ambos artistas en un flagrante conflicto. Al concepto de "líder" se enfrenta ahora el de "tirano"; al éxtasis delirante de la "estatuaria conmemorativa" los Kabakov reaccionan con el derribo del pedestal; y al luminoso carácter escénico que Lissitzky proyecta para su monumento los Kabakov responden con la representación de una audiencia que huye aterrorizada de las garras de Stalin, que ha abandonado el escenario y corre hacia ella con sangre en los ojos. Es tal vez el capítulo más tenso de una exposición que recoge una de las historias más apasionantes del siglo XX y una de sus más siniestras ficciones.