Sevilla, Picasso y Dalí, entre los “tesoros fotográficos” del siglo XX que afloran en una exposición en Berlín
Una muestra del Museo para la Fotografía de la capital alemana recoge los “tesoros fotográficos” del siglo pasado que integran la vasta colección del magnate francés François Pinault.
3 marzo, 2024 02:00El casco antiguo de Sevilla, el más grade de España y uno de los más grandes de Europa, debió llamar la atención del fotógrafo húngaro Guyla Halász, uno de los maestros del 'octavo arte' y más conocido por su pseudónimo: Brassaï.
De lo contrario, en 1952, no habría retratado los tejados de la ciudad a la que llegó un año antes para acabar conociendo como pocos extranjeros han conocido la Semana Santa sevillana. A la capital andaluza Brassaï le dedicó el libro Séville en fête (Ed. Robert Delpire, 1954) o “Sevilla de fiesta”.
Con lo que parece ser la Iglesia Colegial del Divino Salvador de fondo, la imagen, tomada probablemente desde la Giralda o las cubiertas de la Catedral de Sevilla, constituye uno de los “tesoros fotográficos” de la Colección Pinault expuestos estos días en el Museo para la Fotografía de Berlín, sede de la Fundación Helmut Newton.
La instantánea de Sevilla firmada por Brassaï se encuentra entre las 250 fotografías seleccionadas por dicho centro de exposiciones para la muestra titulada Chronorama, cuyas puertas abrían hace unos días.
Imágenes como ese retrato de los típicos tejados del centro de Sevilla sirven para trazar un recorrido histórico a base de fotografías de siete décadas salidas del archivo del gigante mediático estadounidense Condé Nast y que recientemente ha adquirido el rico empresario francés François Pinault. Las fotos más antiguas datan de la primera década del siglo pasado.
La presentación en sociedad de esta impresionante colección de fotografías tuvo lugar el año pasado, en una pomposa fiesta en el veneciano Palazzo Grassi —palacio adquirido por Pinault en 2005 por casi 30 millones de euros, según ha trascendido en la prensa—.
De las obras hoy expuestas en Berlín se dice que son producto de un trabajo de “arqueología fotográfica”. Así lo ha expresado al menos Matthieu Humery, el asesor para arte fotográfico de la Colección Pinault.
En declaraciones a la edición alemana de Vogue, el propio Humery ha planteado que “estas fotos son tanto documentos históricos que nos ayudan a entender el siglo pasado como también obras de arte”. No es para menos.
En Chronorama hay sitio para retratos de lo más granado del star-system artístico, cultura y político del siglo pasado hasta los años setenta. Unas de las primeras imágenes en golpear la vista del visitante es un retrato de un muy joven genio británico Charlie Chaplin, de 1921, o de la cantante y artista Josephine Baker, de 1927. A cargo de imágenes como esas hay una colección de fotógrafos a través de los cuales bien se puede hacer un recorrido sobre la evolución del arte fotográfico.
No en vano, en los años 20 y 30, trabajó a las órdenes del editor y magnate estadounidense Condé Montrose Nast nada menos que Edward Steichen, al que se considera un pionero en el arte fotográfico en el mundo de la moda, aunque también hizo reporterismo de guerra en la Primera Guerra Mundial.
En Berlín se ven estos días notables figuras de la historia con mayúsculas retratados por Steichen. Por ejemplo, Winston Churchill, fotografiado en 1932 para Vanity Fair – el otro gran nombre de la época del imperio de Condé Nast – cuando el político británico ya tenía fama de ser “un inestable al que le fallaba el juicio por la impaciencia en su indisciplina”, según recuerdan en la Encylopaedia Britannica.
Una muestra que representa a 85 maestros de la fotografía
Aunque de esos años también es una imagen en la que se ve al dictador totalitario José Stalin, en un 4 de noviembre durante la celebración del 17º aniversario de la Unión Soviética, el Chronorama expuesto en Berlín tiene el foco puesto en la representación de figuras de impacto planetario por su posición social, cultural o artística.
A menudo están retratados para presentar prendas de ropa diseñada por grandes nombres de la costura. No en vano, ese era el punto fuerte de Vogue. Sea como fuere, en la muestra son tan protagonistas los retratados como quienes estaban detrás de la cámara.
Por ejemplo, los estadounidenses Diane Arbus, William Klein, Irving Penn, Bert Stern, Debora Turbeville o el suizo Robert Frank. En total, en la exposición se muestran trabajos de 85 fotógrafos. En las primeras instancias de la muestra abundan las ilustraciones de las publicaciones de Condé Nast, dado que la fotografía no se haría habitual en ellas hasta bien entrados los años veinte. Con Vogue, que el este magnate adquirió en 1909, y posteriormente Glamour y Vanity Fair, el mundo de la moda, la cultura, el arte y la política contaron con escaparates de excepción.
Así, no extraña que que Irving Penn acabara retratando a Salvador Dalí. Lo hico situando al genios surrealista a los pies de Gala, su mujer y musa, en 1947. De la década de los años cuarenta, sin embargo, lo que sobresale de la muestra berlinesa es el trabajo de la reportera gráfica de guerra que trabajó para Vogue: Elisabeth Lee Miller.
Ella formó parte del primer grupo de informadores que retrató en Europa la exitosa ofensiva aliada en Europa tras el desembarco de Normandía. También figuró entre los primeros reporteros que entraron en los recién liberados campos de concentración de Dachau, uno de los primeros levantados por el funesto III Reich, y de Buchenwald, una de las mayores infraestructura para el Holocausto de los nazis.
Un retrato poco conocido de los Beatles, Picasso, Jesee Owens y Schwarzenegger
El ucraniano Alexander Liberman, en 1954, retrató en su estudio a otro español convertido en artista universal como fue Pablo Picasso. De Liberman, director artístico que se incorporó Vogue a principios de los cuarenta, no muestra de Picasso más que su antebrazo, su mano con un pincel, y parte de sus piernas.
Son los inconfundibles cuadros cubistas del genio malagueño que abundan en el suelo y apoyados en la pared, los que permiten adivinar a quién se está fotografiando.
También en la serie de fotografías de los años 50 pertenece una imagen del pintor estadounidense Paul Jackson Pollock a cargo del fotógrafo alemán Hans Namuth. En ella, el artista está en plena ejecución de una de sus obras, haciendo un despliegue de su técnica, con el lienzo en el suelo y su cuerpo sobre él, cubo de pintura y pincel en las manos.
El fotógrafo británico George Butler retrataría también haciendo uso de su técnica de posado a un jovencísmo Arnold Schwarzenegger en 1975. Ese año el ahora actor y ex-político estadounidense de origen austriaco había ganado por sexta vez consecutiva el campeonato mundial de culturismo.
Entre personalidades del mundo de la política, la cultura y el arte, el retrato de Schwarzenegger resultaría excepcional, de no ser porque otra imagen de la muestra es un retrato de 1935 del atleta estadounidense Jesee Owens, cuatro veces oro olímpico en los Juegos Olímpicos de Berlín-1936. Owens demostró en la capital alemana la palmaria falsedad de las teorías racistas de los nazis, los organizadores de aquella cita olímpica.
En los años sesenta y setenta no faltan en la colección de retratados de Chronorama una imagen de los primeros Beatles, retratados en 1964 por el fotógrafo de Vogue de la época Peter Laurie, en un cliché considerado poco conocido de los genios de Liverpool. Esa década, y la de los años 70, sirve a la exposición para dar cuenta de algunas obras que aún no se habían visto en Berlín del fotógrafo Helmut Newton.
Este genio alemán de la fotografía, que ensanchó su leyenda en el mundo de la moda, retratando modelos y celebrities en imaginativas poses imposibles, es, de hecho, la gran estrella del Museo para la Fotografía de Berlín.
Tanto es así que a dicha pinacoteca también se la conoce aquí bajo el nombre de la fundación que alberga, la “Fundación Helmut Newton”. En su momento se consideró a Newton uno de los grandes nombres de Condé Nast. Chronorama muestra, sin embargo, que no fue ni mucho menos el único.