Exposiciones

No es juego todo lo que reluce

21 febrero, 1999 01:00

Equipo Límite. Galería My name"s Lolita Art. Salitre, 7. Madrid. Hasta mediados de marzo. De 125.000 a 850.000 pesetas.

Continuando lo que parece ser una característica del arte valenciano, después de Estampa Popular, Equipo Realidad y Equipo Crónica, en 1989, nació otro colectivo más: Equipo Límite, integrado por Esperanza Casas y Carmen Roig, cumple ahora diez años. Su trabajo, siendo singular y personal, se desarrolla sin embargo en un territorio bastante transitado por los artistas españoles de las dos últimas décadas. La recuperación del pop, la utilización de iconos procedentes de la cultura de masas, los motivos extraídos del más puro kitsch. En el caso de Equipo Límite, su lenguaje sirve a una estrategia crítica con los modos idealizados de representar a la mujer. Una de las bases de la teoría feminista de los ochenta fue que la imagen de la mujer está construida por la mirada masculina, hasta el punto de determinar a las propias mujeres de carne y hueso. Equipo Límite lleva hasta un extremo paradójico este tipo de representaciones, identificándose con ellas de forma tan absoluta que acaba por hacernos ver hasta qué punto son falsas. O interesadas. Esas mujeres con cintura de avispa y tacones de aguja, esas amas de casa que sueñan con un romance en cinemascope... El descaro de unas representaciones, hipercoloristas, llenas de humor y provocativas desconcierta a quienes pensaban que eran patrimonio de la fantasía masculina. Estereotipos dinamitados desde dentro siguiendo la táctica de aprovechar el impulso del contrario para hacerle caer, en lugar de oponerse a su fuerza. Crítica agria de la mirada patriarcal a través de las representaciones más dulces, desvelamiento de la verdad gracias a acumular mentiras sobre mentiras. Una exposición tan entretenida de ver como compleja de desentrañar, en la que el juego acaba mostrándose como uno de los instrumentos de trabajo más serios a la hora de analizar el imaginario masculino y por ende el que las mujeres acaban creyendo que es naturalmente suyo.