IVAM. Centre Julio González. Guillem de Castro, 118. Valencia. Hasta el 5 de septiembre
A partir de la selección de medio centenar de obras se muestra, por primera vez de forma retrospectiva, el trabajo escultórico de Moisès Villèlia. Familiarizado con la talla de la madera en el taller de su padre, Villèlia (Barcelona, 1928-1994) comenzó a dedicarse plenamente a la escultura a principios de los cincuenta, momento en el que arranca esta exposición. Ya en sus primeras obras, la preocupación por los materiales orgánicos, la simplicidad constructiva, la complejidad de efectos compositivos, y su interés por la poesía sentaron las bases de su trabajo. A finales de los cincuenta, Villèlia comenzó a utilizar materiales como cactus, calabazas y tallos, junto a alambres e hilos con los que buscó forjar el espacio. El hallazgo de estos materiales condujo su trabajo hacia nuevos derroteros en los que abordaría la desmaterialización de la escultura, basándose en el dibujo espacial. Con Moore y Giacometti por un parte, y Julio González y Calder por otra, trató tanto de condensar la representación de formas anatómicas como de abreviar esquemas constructivos. Además del hormigón, el yeso y el fibrocemento, de los que no hay rastros en la obra seleccionada, la caña de bambú constituye el material con el que Villèlia culminó un trabajo que parece volver sobre lo ya hecho. Con esta exposición se desvela un escultor silencioso que ha hecho de la hábil utilización de los materiales y su elemental construcción una forma de poesía de la que trasciende cierto decoro oriental.