Image: El Juicio Final

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Exposiciones

El Juicio Final

Anthony Caro

28 junio, 2000 02:00

Sombras de la noche, una de las piezas que integran la obra El Juicio Final

Museo de Bellas Artes de Bilbao. Plaza del Museo, 2. Bilbao. Hasta el 25 de septiembre

Anthony Caro nace en 1924, el mismo año que Eduardo Chillida. Con apenas veinte años tiene que enrolarse en la Royal Navy durante el final de la II Guerra Mundial. Terminada la guerra, estudia, de 1947 a 1952, en la Royal Academy School y pasa, como asistente, a trabajar con Henry Moore, de 1951 a 1953, cuando éste gana el premio de la Bienal de São Paulo y desarrolla el Screening Wall para el edificio de Time-Life de Londres. En 1953 deja al gran escultor y se coloca como profesor en la Saint Martin´s School of Art de Londres. Gran número de artistas ingleses pasan por sus clases: Flanagan, Smithson, Deacon, etc. Es también durante dos años profesor en el Bennington College, en Estados Unidos.

A la vuelta a Londres comienza sus primeras esculturas abstractas. De Henry Moore, más que rasgos estilísticos, toma Caro el interés por el dominio técnico, instrumental, el know how de la profesión. La mirada de Caro no ya hacia el sentido de la estatuaria primitiva sino hacia el sentido de las construcciones de Julio González, de los papiers collés de Picasso, los papier decoupés de Matisse o la mirada hacia el arte bruto de Dubuffet. En 1978 comienza las esculturas writing pieces, esculturas como caligrafías en acero. A partir de 1979 recibe cantidad de títulos honoríficos y premios internacionales. Prácticamente los recibe todos, al igual que Chillida.

El Juicio Final de Caro es el último episodio de una serie de esculturas de múltiples partes, compuestas de unidades separadas creando una instalación. Este sistema empezó a finales de los ochenta con After Olympia (1986), hoy en París, pero que fue una de las piezas más memorables en la bella exposición en el mercado de Trajano en Roma, comisariada por Giovanni Carandente.

Esta excelente obra de Caro se compone de 25 episodios o unidades. El espectador entra por El campanario, como si entrara en la capilla Scrovegni con El Juicio Final de Giotto sobre su cabeza. Esta primera pieza es una estructura de traviesas de ferrocarril con una campana de terracota. Luego se confronta con La puerta de la muerte y Caronte. En esta obra de Caro se mezclan episodios o motivos de la mitología grecorromana con temas del cristianismo, y de éste con el mito judío de Confesión a La escalera de Jacob. Asimismo aparecen imágenes referidas a Las Furias o Tiresias con La danza de Salomé o Judas. La última parte de la instalación la componen las piezas tituladas La última trompeta y La puerta del Cielo. Es decir, cuatro grupos de trompetas semiabstractas que cierran el gran canto alrededor de este altar al vacío, la puerta del abismo gnóstico, la puerta hacia el cielo o hacia la nada. Caro trabaja aquí con madera, acero, bronce y, sobre todo, con tierra chamota, cerámica pesada. Fue en 1993 cuando empieza a trabajar este material, con Hans Spinner en Grasse, con el que Chillida realiza sus tierras chamotas o lurras desde 1977.

El Juicio Final resume cincuenta años de trabajo, a la vez que se emparenta con los grandes relatos dramáticos, desde el propio Juicio Final de Miguel ángel, pasando por el Guernica de Picasso o por los trípticos de Max Beckmann. En palabras del propio Caro, en una conversación con Carandente, "no es posible producir arte hoy en día sin ninguna clase de referencia visual a una obra suprema como el Guernica de Picasso". El Juicio Final de Caro desarrolla en el plano, como en sus anteriores Mesas, o en Olympia, un gran relieve que se convierte en arquitectura, un relieve horizontal que adquiere una armonía de arquitectura monástica, de contención religiosa, a pesar de la audacia de composición articulada, separada en varios sintagmas que parece que nada tienen que ver entre sí si no aparecen organizados en una frase. Por otra parte, El Juicio Final es la respuesta de Caro a los horrores de la Guerra de los Balcanes, especialmente en Kosovo. Formal y narrativamente, es consecuencia de la Troyan War de 1992, con la aparición de cráneos, al estilo de los que Picasso pintó o modeló en la II Guerra Mundial.

Esta obra fue presentada en la Bienal de Venecia de 1999 en el almacén del grano en la Judeca. Fue lo mejor de la Bienal y fue comprada por el Museo Wörth de Alemania. Dentro de la obra de Caro, es la culminación de lo figurativo, de lo abstracto y de lo expresivo. Un contenido narrativo como El Juicio Final transformado en una nueva versión dinámica, como un Beato, un manuscrito miniado escenografiado, puesto en práctica escultórica.

La escultura de Anthony Caro ha tocado aquí su máximo esplendor.