Image: 20 de mil

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Exposiciones

20 de mil

20 septiembre, 2000 02:00

David Trullo: Sweet and Sour. Fotografía en blanco y negro

Sala Plaza de España. Plaza de España, 8. Madrid. Hasta el 5 de noviembre

La exposición tiene la intención de ayudar a la promoción y consolidación de estos veinte artistas, maduros ya en sus respectivos lenguajes y apenas introducidos en el circuito comercial

Surge esta exposición, concebida desde la Obra Social de Caja Madrid, con el propósito de ofrecer una panorámica del artes español actual. El título 20 de Mil alude a la selección de veinte nombre dentro del que sin duda es un amplísimo elenco de posibilidades, sugiriendo también, no sé si deliberadamente, que esta elección es una de las muchas posibilidades. El encargado de llevarla a cabo ha sido José Marín-Medina, crítico de reconocida solvencia, cuya larga experiencia como observador de la actualidad artística le otorga las mejores credenciales para una tarea como esta. Esto no significa que sus gustos tengan validez universal, pero eso ya es otra cuestión. La exposición tiene también, además de esa intención prospectiva, dadas las características de su ubicación, montaje y catálogo, la de ayudar a la promoción y consolidación de este puñado de artistas, maduros ya en sus respectivos lenguajes y aún apenas introducidos en el circuito comercial y poco conocidos por el público.

En 20 de Mil hay cuatro fotógrafos con un rasgo común que salta a primera vista: todos trabajan en blanco y negro. Aparte de eso, los planteamientos y el lenguaje de E. Arrillaga, I. Rovira, D. Trullo y L. Bloque no pueden ser más diferentes -reportaje antropológico, ficción social, manipulación gráfica y paisajismo, respectivamente-Sin embargo en la obra de todos ellos late una calidad que no me atrevo a calificar de típicamente española, pero que suele faltar desde luego en la fotografía anglosajona, por ejemplo. Los cinco grabadores presentados en 29de mil, A. Cintado, N. Galito, J.A. García de Cubas, J. Herrero y J.M. Sáinz, utilizan tecnología digital. Los resultados son completamente diferentes y van desde una iconografía muy contemporánea e inquietante, en el caso de Cintado al grabado-montaje de Sáinz, pasando por un grabado subvertidamente tradicional en Herrewro y Gallot o un trabajo de reciclaje de imágenes de internet, irreconocibles, por cierto, en el caso de García Cubas. Nos encontramos también con seis pintores, que Marín-Medina ha seleccionado de forma muy ecléctica, cubriendo un arco que va desde las geometrías de Piñar y Mayoral hasta el surrealismo de seco, desde el lirismo urbano de Millán al mobiliario metafísico de Teresa Moro, y entre los exquisitos grafismos de Marina Berdalet. Dos de los escultores presentes en 20 de mil son figurativos. Así las cosas, entre las escayolas casi pompier de Martínez Pérez y los bodegones de metal fundido de Muro media un irónico largo trayecto. Mayte Alonso trabaja en la relación entre lo bidimensional y lo tridimensional arquitectónico, Núñez Gasco realiza un interesante trabajo de escultura-ficción y Esther Pizarro una obra en la que equilibra lo íntimo y lo rotundo sobre la metáfora de una ciudad vivida.

Marín-Medina titula su texto en el catálogo Relaciones y Roces, subrayando así los vínculos más o menos explícitos que unen a los distintos artistas. Sin embargo la impresión general es más de heterogeneidad que de otra cosa, y no podría ser de otra manera. Viendo el conjunto, prefiero los cuadros fotógrafos y, entre los pintores, a Moro, Seco, Millán y Berdalet. Echo de menos, en una muestra dedicada a la creación joven, algún trabajo de vídeo y arte de acción. Y comprendo de todo corazón que el comisario no se haya arriesgado a contar con algún otro de arte electrónico