Concha Jerez y la utopía
Aunque la artista opera casi siempre en el terreno de la performance y la instalación, también determinadas unidades compositivas de aquéllas adquieren plena entidad presentadas como piezas aisladas. Es lo que sucede en esta muestra formada por cerca de una decena de obras, algunas nacidas como tales, otras procedentes de acciones. Pero por encima de su origen todas responden a la misma estrategia conceptual, a saber: la apropiación de objetos siempre emblemáticos de la sociedad actual -desde un monitor de vigilancia hasta muñecas Barbie, desde banderas nacionales de papel hasta platos de plástico- descontextualizados y relacionados entre ellos pero también asociados con signos de otro orden -retratos fotográficos, textos, sonidos-. El resultado es un nuevo objeto que suscita un tema: las relaciones de poder en el mundo, la violencia, la represión, la vigilancia, y que al poner en evidencia sus contradicciones convierte lo normal -por asumido- en proceloso. Son interferencias, por utilizar un concepto muy del gusto de la artista, en el discurso establecido que alteran los significados.
Concha Jerez intenta y logra desvelar mediante la articulación de estos conceptos la verdadera naturaleza del mundo actual, de esta "sociedad transparente" por decirlo con palabras de Gianni Vattimo; una falsa condición, ya que la realidad actual está construida en buena medida con la ficción, la que transmiten los mass media para aniquilar cualquier atisbo de coherencia. Frente a ello, la artista reclama la vigencia de la utopía, o sea de la esperanza frente a la arrolladora realidad, la oposición a ser succionados por el remolino de la trivilialidad.