Image: Eva Lootz y la jaula de cristal

Image: Eva Lootz y la jaula de cristal

Exposiciones

Eva Lootz y la jaula de cristal

5 junio, 2002 02:00

Instalación La lengua de los pájaros, 2002

Palacio de Cristal. Parque del Retiro. Madrid. Hasta el 28 de julio

El canto de los pájaros ha ejercido siempre una fascinación especial en los seres humanos. Asociado en las más diversas épocas y contextos culturales con el origen del lenguaje, es también un impulso indudable del espíritu de la música. Algo particularmente apreciable en nuestra tradición musical, del renacentista Clément Jannequin a Olivier Messiaen, pasando claro está por La flauta mágica, de Mozart.

Eva Lootz ha utilizado ese motivo eminentemente musical en una hermosa y poética instalación que convierte el Palacio de Cristal de El Retiro en una gran jaula. La parte central del Palacio queda ocupada por una enorme montaña de arena, en la que se insertan una serie de altavoces negros que reproducen los cantos de treinta tipos de pájaros. A la vez, los pájaros pequeños del Parque y algunos especialmente traídos, vuelan libremente a la búsqueda del agua y la comida disponibles. La propuesta se completa con unos postes de sonido en los que puede escucharse la lectura de siete evocadoras cartas, escritas por la propia Eva Lootz, y con distintas intervenciones sonoras y musicales recogidas en vídeo y también programadas como acciones en vivo.

Jaula dentro de esa otra especie de "jaula", de naturaleza domesticada o recluida, que es un parque en la gran ciudad, La lengua de los pájaros es ante todo un grito de libertad, un espejo plástico que funciona como metáfora de la situación de control y sometimiento de todo lo que la cultura europea etiqueta como "natural", de los animales a la mujer.

Eva Lootz cuestiona en su raíz esa forma segregada de concebir la naturaleza, y configura con su obra un espacio que actúa simultáneamente como límite y transición entre naturaleza y cultura, con el que se intenta cuestionar el tópico de la separación entre ambas. El ser humano no sería sino un eslabón más en la gran cadena del ser, y la naturaleza no tanto un ámbito a conservar o domesticar (ecología), sino de conocimiento y pertenencia (ecosofía).

Resulta, en efecto, emocionante y te lleva a la meditación apreciar la continuidad entre los cantos de los pájaros que vuelan en el Palacio, los que reproducen los altavoces, y la modulación de las palabras en las cartas leídas o la de la música, reproducida o en directo. La diferencia entre "natural" y "artificial" queda reducida a un hilo tenue y sutil que se desplaza siempre hacia arriba, en busca de su vuelo.