Image: Suiza en blanco y negro

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Exposiciones

Suiza en blanco y negro

30 enero, 2003 01:00

Camile Graeser: Construcción más seis, 1949

Colección Aarau. Centro Cultural Conde Duque. Conde Duque, 9 y 11. Madrid. Hasta el 23 de marzo

Aarau. ¿Cómo...? Aarau. ¿...? Aarau, en el cantón suizo de Argovia, una pequeña localidad situada en el triángulo formado por Basilea, Berna y Zurich. Lo que esta exposición recoge es una selección del arte suizo del siglo XX de las colecciones del museo de esa ciudad, actualmente cerrado por las obras de ampliación. Como es sabido, la mayor parte de las instituciones artísticas públicas y privadas de Madrid suelen presentar, coincidiendo con la celebración de ARCO, exposiciones en las que se presenta el arte de los países invitados en la Feria. Es un planteamiento que no comparto, por lo que supone de subordinación a intereses comerciales de programas que debieran tener una coherencia propia. Aunque todos sabemos que ARCO es más que una feria. En cualquier caso, como este año toca Suiza, se avecina una pacífica ocupación de los espacios madrileños por el patrimonio artístico de ese país.

Que una ciudad como Aarau haya sido capaz de formar una colección como ésta constituye todo un ejemplo a contraponer al carácter débil y errático del coleccionismo en España. Los inicios de esa colección se remontan a 1860, el año de la fundación del Círculo de Amigos del Arte, cuya iniciativa se vería reforzada por las autoridades, produciéndose así una convergencia de las esferas privada y pública que ha hecho posible el desarrollo de la colección.

Frente a otras grandes colecciones suizas, la de Aarau se distingue por su carácter nacionalista, ya que se centra en el "arte suizo más importante desde el siglo XVIII". Este aspecto, que pretende ser un signo de personalidad y de coherencia, se ve desvirtuado al aceptar excepciones: por compra se adquiere sólo arte suizo, aunque se aceptan donaciones de obras de artistas no suizos "si enriquecen la colección".

Debo decirles que, en general, no me gusta demasiado esa orientación nacionalista que, además, en lo que respecta al arte "suizo" contemporáneo, muestra el gran vacío de la ausencia de Giacometti. Los artistas nacidos en Suiza de mayor relevancia en el arte contemporáneo, algunos presentes en la muestra con obras no muy destacadas, desarrollaron la mayor parte de su actividad en otros países. Y los que se quedaron en el país alpino, como puede apreciarse en la exposición, son inseparables de las derivas internacionales del arte. Así que nada es demasiado en esta muestra, más allá de su dimensión informativa y de su planteamiento historicista. Las piezas que se presentan de algunos grandes nombres de la vanguardia internacional, como Ernst Ludwig Kirchner, Paul Klee, o Jean Arp, no son de primera línea. El panorama mejora según nos acercamos al presente, con obras de gran calidad de Dieter Roth, Markus Raetz, Helmut Federle y, sobre todo, con tres espléndidas piezas de Fischli y Weiss.

La cuestión es que las obras de todos estos creadores han sido ya presentadas mejor, y de forma monográfica, en nuestro país. Pero lo peor, lo que resulta inexplicable es la forma torpe y acumulativa de presentación de las obras y el descuido en el montaje. ¿Qué sentido tiene traer exposiciones como ésta, con los costes y el esfuerzo que suponen, cuando los resultados no pasan de un tono medio, tirando a gris...?