Image: Laberinto del deseo

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Exposiciones

Laberinto del deseo

15 mayo, 2003 02:00

A. Peral: Metafisical Caribean 26, 1997

Colección Juan Redón. Fundación Foto Colectania. Julián Romea, 6. Barcelona. Hasta el 24 de mayo

Vargas Llosa observaba una anécdota muy significativa que viene al caso de esta exposición. Explicaba que en los congresos, cuando intervenía alguien de color, éste podía decir cualquier barbaridad sin que nadie le replicara en los debates. Este silencio -advertía Vargas Llosa- era el síntoma de un racismo soterrado. La colección Juan Redón se autodefine como gay y está formada, entre otras cosas, por "chicos guapos, menos guapos y drag kings". Muy interesante. Pero yo me pregunto qué hubiera pasado con una exposición autodefinida como heterosexual, formada por "chicas guapas, menos guapas...". Claro que una cosa son las imágenes de consumo y otra los circuitos institucionales y la supuesta alta cultura, ámbitos, estos, autónomos e independientes. Sospecho que un discurso en un espacio institucional que hubiera reivindicando la mirada masculina sobre el cuerpo femenino hubiera tenido la virtud de provocar la polémica, una polémica ausente en el caso de la colección de Juan Redón.

En esta selección hay más que "chicos guapos, menos guapos...". Según él, reivindica la construcción de una mirada. No existe una identidad masculina. El interés de su colección está en la creación de un imaginario, de una imagen del deseo, de esa identidad. Se puede sintonizar o no con el universo del coleccionista, pero éste es su mensaje y el sentido de su colección. Aunque creo que esa construcción nos afecta a todos, porque el deseo de cada uno está por inventar. La sociedad de la diversidad y el pluralismo nos ha desheredado de pautas y convenciones que todos tenemos que reescribir de manera individual, sea cual sea nuestra condición. No soy optimista sobre esta reconstrucción: la propia colección de Redón expresa más los límites que las posibilidades de una relectura creativa más allá de los lugares comunes: constata que la publicidad se aproxima al arte. Y curiosamente se presenta como una cultura alternativa.