El arte dentro del arte
Elena del Rivero: Les amoureuses (Elena & Rrrose), 2000
El cruce de miradas, los guiños y el reojo constituyen recursos inherentes a la propia sustancia del arte. Estos recursos son particularmente evidentes en las épocas críticas de la historia del arte, en las que asoman de manera impertinente. A modo de ademanes manieristas, numerosos artistas han vuelto sobre lo ya andado para poner el palo en la rueda evolutiva del arte. Con las vanguardias y los posteriores giros y maniobras que buscaron su superación, numerosas estrategias revestidas de apropiaciones y citas, llevaron al arte a un inestable escenario en el que reinterpretar su papel Hamletiano. El to be or not to be del arte que tantos efectos recitativos ha tenido tras la magistral actuación de Duchamp, sigue trayendo cola en los múltiples teatros del arte. Ahora, atendiendo al libreto de Mariano Navarro y a su mensaje entre conspiradores, un heterogéneo grupo de artistas se ha dado cita en dos templos Sala Verónicas de Murcia y, luego, en el Monasterio de Nuestra Señora del Prado de Valladolid-, para dar lugar a la interpretación del arte dentro del Arte. En ella, se armonizan representaciones intensas, aun cuando se oye algún que otro falsete. Brillantes resultan las desmesuras de Rafael Agredano y Juan Carlos Román, y chispeantes las actuaciones televisivas de Cristina Lucas, sujetas a un agudo guión; como ocurrente se manifiesta la monumental desproporción de Sánchez Castillo. De otro lado, se mueven los efectos tecnológicos de Eugenio Ampudia, Joxerra Melguizo y Martín, o las más rudimentarias acciones de Amondarain y Mateo Maté, a los que acompaña, de lejos, el flash de Montserrat Soto. En definitiva, y al hilo de la cita, nos encontramos con una notable compañía de artistas que movilizan las conciencias, como indica, entre bastidores, el apuntador Mariano Navarro.