Image: Chillida Objeto de poder

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Exposiciones

Chillida Objeto de poder

27 noviembre, 2003 01:00

Espacios sonoros, 1954. Colección particular

Fundación Miró. Parc de Montjuic. Barcelona. Hasta el 25 de enero

ésta es la primera exposición de carácter antológico después del fallecimiento de Chillida. ¿Una exposición más? No del todo. Se trata de una muestra ambiciosa, con casi cien piezas, que quiere ofrecer una mirada panorámica sobre el escultor. Y una exhibición de este tipo siempre apunta siempre a lecturas suplementarias a las realizadas hasta ahora. La de la Fundación Miró, por ejemplo, es una visión de Chillida diferente de la del Museo Chillida Leku, depositario del legado del artista. Como se sabe, este último es un espacio abierto o jardín en el que se localizan las esculturas al aire libre. Las de gran formato se sitúan en el jardín; allí las nociones de interior-exterior, escala humana-escala monumental, recorrido-tiempo y sus diferentes percepciones son muy importantes. Hay también un caserón acondicionado como museo dode se presentan piezas de pequeño formato. Yo entiendo aquella antigua casa como el corazón de la creación, un centro que da sentido y articula todas aquellas arquitecturas diseminadas. En cambio, la voluntad de una muestra como la de la Fundación Miró es la de releer y reactualizar interpretaciones.

Una exposición como la presente desborda este simple comentario. Sin embargo, hay algunos aspectos que desearíamos subrayar. Así, la primera sala presenta una selección de piezas que son su punto de partida. Allí no está todo Chillida, pero contiene parte de lo que será posteriormente, valores que siempre le acompañarán, aunque su obra evolucione y se enriquezca con nuevos aspectos.
Esta primera sala, decía, contiene una serie de esculturas de hierro forjado, es decir, siguiendo los procedimientos tradicionales, que consisten en una reconstrucción creativa de herramientas del campo. Es decir, Chillida toma unos hierros antiguos, de desecho, que poseen ya una historia; empieza a trabajarlos artesanalmente y con ellos crea una escultura. Interesa destacar que Chillida hace crecer nuevas formas en aquellos hierros primitivos. Hacer crecer, esto es, desarrollar, prolongar, extender los metales primigenios. Las formas poseen una lógica interna. Chillida intuye esta lógica expansiva de aquellas herramientas. éste es el secreto de la escultura de Chillida, formas que se expanden... Hay algo más: estas herramientas no son objetos banales como cualquier otro. Son objetos míticos, impregnados de una fuerza misteriosa y mágica. ésta es la materia sobre la cual siempre trabajará Chillida.
Pero en esta primera sala, complementando a estas "herramientasprolongadas", esto es, transformadas en escultura, existen otras piezas. También se presentan dibujos y alguna escultura más. Formas rotundas, elementales que se asocian a una idea de arte como estructura, geometría elemental, en sintonía con el universo de Moore o Brancusi y todo lo que ellos significan. Pero entre todas las piezas de esta primera sala me ha llamado especialmente la atención "Homenaje a Vivaldi"(1952). Se trata de un pequeño relieve con una leves incisiones, signos que por su delicadeza evocan la inmaterialidad de la música. Pura sensibilidad, aporta nuevas connotaciones para comprender la obra de Chillida que pasan desapercibidas por la potencia de los materiales o su misma contundencia. Yo quiero pensar en Chillida como un poeta de la forma y además un poeta lírico. Esta dimensión es una especie de bajo continuo y se manifiesta claramente en momentos muy concretos. En sus alabastros, por ejemplo, que son un elogio a la luz con los mil matices de intensidades y sombras. O piénsese en una de sus obras más conocidas, "Peine del viento": naturaleza y escultura se unen para crear algo intangible entre la espuma de las olas, el viento, el rumor del mar... Hemos hablado de un contenido mítico, de unas formas que se expandían, de formas rotundas y a la vez de poesía y algo intangible. Esto es Chillida, aunque con el paso del tiempo el escultor ampliará estos principios.

El diseño del dispositivo expositivo, a cargo de Carles Guri y Carolina Casajuana, presenta las piezas por conjuntos o series sobre grandes tarimas y/o superficies sobre el suelo que acogen las esculturas. Se trata de una exposición intimista, no monumental. La concentración potencia la noción de objeto frente a otros significados
que, sin duda, posee la obra de Chillida, en particular la noción de espacio a la que tanto se alude cuando se habla del escultor vasco. Pero al decir objeto, me estoy referiendo a una noción muy precisa. Los antropólogos hablan en las sociedades primitivas de un objeto investido de un aura y dones mágicos: es el objeto de poder. No veo a Chillida de otra manera que como prolongación de aquellas herramientas ancestrales y míticas.