Exposiciones

Anthony Caro

“La escala de la obra es una actitud mental, no física”

16 febrero, 2006 01:00

Anthony Caro, por Gusi Bejer

Anthony Caro (1924) es el escultor británico vivo más influyente. Es el hombre de acero. Con este material, Caro ha realizado gran parte de sus 2.500 piezas, presentes en las principales colecciones de arte contemporáneo de todo el mundo. No quiso formar parte de la prestigiosa Royal Academy pero recibió con gusto el nombramiento de Sir en 1987. Ahora, ha aceptado el reto de Kosme de Barañano de realizar una serie de joyas, 22 piezas únicas en oro sin pulir que pueden verse (y comprarse) en la madrileña joyería Grassy, en su sede de Gran Vía, 1. Hasta el 10 de marzo.

Pregunta: ¿Qué le ha llevado a reducir la escala de sus obras hasta el punto de convertirlas en piezas para el cuello o la solapa?
Respuesta: Kosme de Barañano vino a mi estudio y, hablando, me preguntó si alguna vez había pensado en hacer joyas. Creí que podía intentarlo.
P: Estas joyas ¿están pensadas para lucirlas o sólo para ser expuestas?
R:Todas son para llevarlas, a excepción de dos pequeñas esculturas.
P: Todas las piezas están elaboradas en oro: ¿se ha sentido orfebre?
R: No. Lo cierto es que yo fui al taller del señor Pacheco en Madrid y me senté a mirar en un taburete de modo que mis ojos estuvieran a la altura de la superficie de la mesa. Es un trabajo complicado...
P: ¿Cómo surgió la colaboración con un artesano español?
R: Kosme de Barañano lo organizó todo.
P: Ha trabajado el acero, el bronce, el papel, la plata, pero ¿qué le lleva al oro?
R: Ya antes había usado oro martelé y oro mezclado con porcelana. El valor del arte no está en el material. Hasta hace poco he trabajado con materiales cotidianos porque el valor está en el trabajo, reside en su estética.
P: ¿Otros artistas han realizado joyas, Dalí, por ejemplo? ¿Se ha fijado en alguno para realizar las suyas?
R: No.
P: ¿Y en algún joyero?
R: No quería hacer lo que alguien hubiese hecho antes. Intenté usar lo que tenía a mi alrededor: algunas piezas se tomaron del mango de unas tijeras y de lo que los joyeros llaman una "hilera", un artilugio que usan para hacer hilo de oro que encontré en el taller de Pacheco.
P: ¿Es éste un trabajo más intimista, más personal si cabe que sus piezas más públicas?
R: No, creo que todo mi trabajo es intimista. Intento que mis piezas funcionen como alguien a quien hablo y me responde, no pienso que porque sean grandes sean menos íntimas.
P: Supongo que la diferencia de escala no es sólo para las piezas: es distinto trabajar en una gran nave con sus colaboradores a hacerlo en un sitio pequeño, casi en soledad...
R: En los 60 realicé alguna de mis mayores piezas en un garaje en el que cabía un coche y con la única ayuda de mi hijo de 7 años. La escala es una actitud mental, no física.
P: No es habitual en usted hacer piezas por encargo ¿por qué?
R: No quiero trabajar para los sueños de otros, quiero hacer mi propio trabajo.
P: ¿Y aceptará encargos de las joyas?
R: No.
P: Hablando de su pieza Silver Piece (Clover), 1976-78 dijo: "La pieza de plata no debe convertirse en joya porque la joya es sinónimo de decoración". ¿En qué ha cambiado su concepción de las joyas?
R: Es muy peligroso que la escultura se convierta en joya. Pero, por otro lado, estoy deseando probar nuevas aventuras.
P: ¿Qué hay en estas 22 piezas de las 15 obras en acero que presentó en la Whitechapel de Londres en 1963?
R: Eso lo tienen que decir ustedes.
P: ¿Cree que en estas piezas ha perdido parte de la ligereza del principio?
R: No. En realidad mis primeras piezas eran pintadas y quizá por ello daban cierta impresión de ligereza, pero no lo eran tanto.
P: Sus esculturas han avanzado hacia la arquitectura, hacia la monumentalidad: ¿dónde está el límite?
R: No lo sé, pero me gustaría acercar la escultura hacia la arquitectura y ver qué ocurre.
P: ¿Hoy se siente más libre?
R: No me siento limitado por lo que se supone que está bien, que es correcto. Si a mi edad no puedo hacer lo que quiero ¡es que algo no funciona!
P: La escultura ha derivado en instalación, en mezcla de soportes y en una nueva visión espacial ¿cómo se enfrenta a este tipo de obras nuevas?
R: Me interesa mucho la instalación, creo que tiene inmensas posibilidades.
P: ¿Qué artistas jóvenes le interesan más?
R: Los jóvenes pertenecen a un mundo diferente del mío, pero hay escultores cuyo trabajo me interesa: Cristina Iglesias, Richard Serra, Susana Solano…
P: Usted que ha sido profesor, ¿qué consejo daría a las nuevas generaciones?
R: Sigue tu verdad y no tengas miedo de ir a contracorriente. No tengas prisa, sigue adelante y ¡búscate un buen socio!
P: Aceptó ser nombrado Sir pero rehusó ser miembro de la Royal Academy.
R: Si la Reina me concede el honor, estoy encantado de recibirlo, pero no quise formar parte de la Royal Academy cuando era una institución reaccionaria.
P: ¿En qué está trabajando?
R: Tengo dos proyectos muy excitantes en mente. Uno es una iglesia en Francia que fue bombardeada durante la guerra, han reparado el tejado pero tienen libre la mitad del espacio y me lo han ofrecido para que haga lo que quiera. Por otro lado, realicé con Elena Foster una especie de libro-escultura. Cuando Foster lo vio me dijo que era realmente un edificio y quién sabe, quizá lo convirtamos en edificio de verdad….