Exposiciones

María Cremades

Valle Ortí

23 marzo, 2006 01:00

M. Cremades: Sin título, serie a media

Avellanas, 22. Valencia. Hasta el 6 de mayo. De 300 a 3.000 e

"Lo que busco en mi pintura es tratar las estructuras apropiadamente […] Estas piezas están construidas mediante la superposición. Formadas por líneas que al ensancharse rozan el límite con el plano[…] Partiendo de una severa geometría, ordenada mediante verticales, horizontales y diagonales imperfectas, en desequilibrio constante, todo se une en el marco que las acoge para ser mostradas. Seleccionar el fragmento a enseñar como representación del todo". Con estas observaciones, María Cremades describe el proceso e intencionalidad de su trabajo. Desde que iniciara su actividad expositiva a finales de los años noventa, su obra ha intentando, de un modo obsesivo, trascender los límites de la pintura, de tal manera que ahora sólo cabe esperar el momento en el que, como hicieran Daniel Buren o Sol LeWitt, María Cremades dé el salto a las tres dimensiones con las que anda abstraída en el lienzo. Como apunta la propia pintora, su trabajo es consecuencia de una muy meditada evolución y de un lento proceso de trabajo. De ese modo, es cómo María Cremades ha ido profundizando en los bajos fondos de la pintura para, sin prisas, indagar en la base que la sustenta. No es extraño, por tanto, que lo estructural y organizativo figure como una premisa sobre la que ha ido agrandándose su insistente interés por la esencialidad. Así, como en los edificios fotografiados por Alfred Stieglitz y en las vistas urbanas pintadas por Charles Sheller o, más recientemente y desde otra óptica de visión, también en las fotografías-pintura de Andrea Gursky, Roland Fischer y Axel Hötte o en la pintura de Sarah Morris podemos palpar la preocupación por la redefinición de los fundamentos constructivos, esa misma fijación ha conducido y sigue conduciendo insistentemente la rigurosa forma de asomarse a la pintura de María Cremades.