Exposiciones

Friedlander, la mirada del vértigo

Lee Friedlander.

26 abril, 2007 02:00

Nashville, Tennessee, 1971

Comisario: Peter Galassi. Caixaforum. Av. Marqués de Comillas 6-8. Barcelona. Hasta el 24 de Junio

En el lejano 1992, el IVAM organizó la primera gran exposición en España sobre Lee Friedlander. Ahora CaixaForum presenta, de la mano del MoMA, la retrospectiva -se nos dice- más completa y extensa del fotógrafo americano… lástima que en esta ocasión no exista versión española del catálogo.

A la luz de la exposición, una trayectoria tan prolífica y diversa como la Friedlander (1934), es imposible de reducir a una sola interpretación. Sin embargo, en los años sesenta, Friedlander realizaba un trabajo muy significativo, con el que empezó a difundir su obra: el "paisaje social americano", tal como él mismo lo denominaba. "Paisaje social americano" significa entroncar con una tradición documental en sintonía con fotógrafos como Walker Evans y, posteriormente, William Klein o Robert Frank, entre otros. Representa captar la vida cotidiana, las gentes, la calle… aunque cada uno de estos creadores lo interpreta a su manera. Walker Evans, el maestro de todos, trabajaba como un artista del Renacimiento: captaba a sus personajes aislados, más o menos ocupando el centro del formato y en contraste con el fondo, y les atribuía una áurea sentimental y heroica. Evans buscaba una fotografía equiparable a la de las imágenes clásicas, una fotografía llena de fuerza, nítida, simple y elemental. Friedlander, no; él posee otra concepción del mundo. Frente a las fotografías de Evans, las de Friedlander se asemejan -aunque en realidad no lo son- a fotomontajes o collages, porque la suya es una imagen compuesta de fragmentos. El "paisaje social" de Friedlander es una especie de caleidoscopio, esto es, una relación de elementos heteróclitos que él, como nadie, sabe articular y componer.

A través de buscados encuadres, de los reflejos, las sombras, los espejos retrovisores, construye asociaciones de signos. Friedlander entiende la fotografía como la relación de fragmentos dispares. El resultado -como se ha dicho- son composiciones densas, barrocas, complejas, pero que describen aquel "paisaje social" y la sociedad contemporánea como nunca se había hecho hasta entonces: el caos o la locura -o simplemente lo lúdico y sorpresivo- son aspectos que sobrevuelan en estas imágenes.

No se trata en absoluto de una fotografía del instante. Al contrario, es una imagen muy elaborada, porque al fin y al cabo estos efectos son construidos. Hay algo de juego surrealista en esta manera de hacer: el descubrimiento de algo latente en la vida cotidiana, provocada por una asociación imprevista, como son, por ejemplo, los objetos de Joan Brossa. El entramado de signos está oculto y pasa desapercibido en la calle; sólo una sensibilidad aguda, como la de Friedlander, es capaz de captarlo.

La obra de este artista no se agota en las series de "paisaje social". Su trabajo contiene otras muchas facetas y en todas ellas hay una mirada que busca algo diferente. Pero me interesa prestar atención a sus últimas etapas, en las que se concentra en el paisaje y la naturaleza. En muchas de ellas la vegetación se desparrama -según se ha dicho- como si de una composición abstracta, a lo Pollock, se tratara. En una línea de continuidad, se trata del mismo tipo de composición rarificada y barroca de los "paisajes sociales". Pero hay algo más que las une: ambas expresan una misma idea y ésta es la de un retrato alucinado del mundo.