Exposiciones

Ernesto Neto. Nuevo campo de juego

Ernesto Neto

6 marzo, 2008 01:00

'Mientras estamos aquí'. 2008

Galería Elba Benítez. San Lorenzo, 11. Madrid. Hasta el 5 de abril. De 3.300 a 105.000 E.

Parece como si Ernesto Neto (Río de Janeiro, 1964), el artista de Brasil más internacional de su generación, hubiera decidido ahora resituar con total claridad el discurso último de su trabajo dentro de los dos vectores que adoptó al comienzo de su andadura en 1988: alinearse en la reinterpretación de la tradición formalista del "neoconcretismo" brasileño y, al mismo tiempo, reafirmarse en la concepción del arte como un acto de carácter sensitivo o como una práctica "de experiencia". Esta decisión de volver a delimitar su campo de juego la ha tomado a partir de las obras realizadas entre julio y diciembre de 2007, durante la estancia que ha pasado en Francia trabajando en el Atelier Calder.

El interés de Calder por las formas de la abstracción geométrica sin renunciar a vigorosas asociaciones temáticas, su sentido constructivo simultáneamente arquitectural y orgánico, su valoración de la escultura en tanto que arte del espacio que puede configurarse como "estructura de pie" y también como "máquina de aire", su gusto por aprovechar las aportaciones del elemento azar y del movimiento, inclusive su fino sentido del humor y de la fantasía, siendo todos ellos caracteres que Neto comparte con el maestro surrealista, seguro que han sido elementos que han jugado un papel importante para que el brasileño revise sus criterios de base y vuelva a posicionarse con rigor en su trayectoria.

En los últimos años la producción de Neto ha abundado, efectivamente, en sus reconocidas instalaciones de Naves o estructuras-carpa, de aberturas y configuraciones orgánicas -sobre todo, de orden visceral, corporal-, realizadas en licra o en tejidos muy maleables, que, suspendidas, equilibradas y ancladas en las salas de exposición, introducen y envuelven a los espectadores en sus ámbitos semitransparentes y multisensoriales, ya que el artista utiliza bolsas llenas de semillas y de especias (comino, clavo, cúrcuma…) como contrapesos de estas construcciones membranosas, lo que dota de perfumes intensos y de suaves tintes cromáticos al conjunto. Sobre estas blancas, casi impolutas, instalaciones (así como sobre sus flexibles y mullidas piezas-traje, obras textiles de configuración bulbosa en las que el espectador puede arrebujarse, envolverse o cobijarse), Neto declara que le gusta "imaginar el cuerpo como construcción arquitectónica y a la vez como paisaje, planteándome el espacio corporal como un sitio de placer, como una meditación sensorial". En la sala mayor de esta exposición se ha instalado una de estas estupendas construcciones textiles, una tienda configurada como interior orgánico y sitio de descanso, titulada Mientras estamos aquí (2008) y concebida ex profeso para esta ocasión.

En inesperada y rotunda contraposición con esa instalación -ya "característica", o incluso sabida-, esta muestra se inicia, en el mismo patio de ingreso a la galería Elba Benítez, con el despliegue de los cinco bastidores de acero cortén que integran una extraña mampara, una rara frontera o Espacio divisorio mínimo (2008). Sus gruesas planchas de metal han sido perforadas a láser, repitiendo sus recortes un dibujo hueco de forma celular, la configuración de cuyo conjunto hace que éste funcione como un enrejado de celosía. Aquí Neto insiste en conjugar ese sistema de polaridades que tanto le atrae, lo mismo en lo físico (subrayando los valores y las imposiciones del volumen, la masa, el peso y la tensión) cuanto en lo conceptual (estableciendo dicotomías entre sólido y fluido, opacidad y transparencia, dentro y fuera, abstracción y representación, artificio y naturaleza). La "orientación" o sentido íntimo, así como la misma configuración de esta especie de escultura-biombo, se clarifican atendiendo en especial a la sistemática de las otras cuatro construcciones que ocupan la sala pequeña y el corredor de la galería. Se trata de cuatro esculturas concebidas como estructuras exentas, integradas por una serie de piezas unitarias sueltas, o módulos, recortados con formas orgánicas -¿de floraciones?, ¿de cortes de médula?-, cuyos perfiles de dibujo muy hendido permiten que cada una de estas piezas se pueda manipular y articular de maneras diferentes dentro de sí misma, formando composiciones y proyecciones espaciales muy diversas, dependiendo del gusto del espectador o del interés del propio artista.

Es en este punto donde Neto hace ahora inflexión y vuelve a declarar su fe originaria en los poderes de la forma -que es tanto como decir en los valores de la modernidad radical-, retomando las maneras de estructurar propias de Lygia Clark (1920-1988) y de Hélio Oiticica (1937-1980), los maestros brasileños fundadores del movimiento "concretista", cuyo manifiesto firmaron en 1959. Fueron ellos quienes entonces abrieron los caminos del arte de su país a la orientación de las vanguardias, sobre todo a través de la poética del arte concreto de Max Bill. Ahora bien, el estupendo hallazgo de Clark y Oiticica entonces, y de Neto ahora, reside en su facultad de utilizar la geometría "volviéndola contra sí misma" o socavándola desde dentro, hasta lograr que las exactas maravillas morfológicas de la topología de Max Bill no acaben cristalizando en la perfección geométrica de un objeto escultórico, sino en una auténtica experiencia sensorial y existencial, en un acto que "hay que vivir", por parte del artista y asimismo del espectador, como un ir y venir perceptivo, al vuelo cambiante de la idea de elección.