Ensayo

Cerebro y poder

Adolf Tobeña

6 marzo, 2008 01:00

Foto: Rudy

La Esfera. Madrid, 2008. 296 páginas. 21’50 euros

Es éste un libro escrito con lenguaje desenfadado, fácil y asequible a todo el mundo. Y el tema es, además, del máximo interés, sobre todo en estos momentos en que nos encontramos en el centro de esa vorágine política que conduce a unas elecciones generales. El poder es un concepto tan enormemente amplio y de concepciones y acepciones tan diversas que genera muchas veces esa situación de saber y no saber de qué hablamos, a menos que se acote y precise bien el concepto. Poder conlleva desde la concepción de Dios, el Todopoderoso, hasta esos componentes que bien pudieran ser, como señala el mismo autor, la fuerza bruta, la pasión por guerrear, la potencia muscular, la cantidad de armamentos, el peso demográfico, la disponibilidad de materias primas y un largo etcétera. El autor, Adolf Tobeña (Graus, Huesca, 1950), sin embargo, ya matiza desde el principio que su libro alude fundamentalmente a eso que se empieza a conocer como "química del poder" y que refiere, según él, "a la biología del dominio social, la cual implica diseccionar atributos que se pueden estudiar en animales y humanos".

Y así pasan tratados por este libro todo un espectro psicológico amplio de lo que entendemos por poder político y personal, lealtad y traición, pasión por el mando y gobierno y por supuesto la erótica del poder. Y desde luego también todos esos ingredientes del poder que son el orgullo, honor, dignidad, dominación, violencia, sexo, dinero, deseo, placer, lujo, soborno, ambición, enemigos, desafíos, líderes y guerras, crueldad y manipulación, promiscuidades y pasiones. Todo ello dentro de un marco social bien dibujado. Y "al final del itinerario" nos habla de esa "fascinación que ejercen los megalómanos carniceros que acceden a los tronos destacados…, Calígula o Hitler".

Es un libro bien construido en su argumentación que viene avalado, de modo muy atractivo, con la descripción de juegos y experimentos psicológicos tanto en seres humanos como en animales de experimentación. Algunas veces, sin embargo, pasa muy deprisa en el tratamiento de algunos temas muy interesantes, dejando al lector con ganas de más. En cualquier caso, la lectura de sus páginas transcurre con rapidez en ese paseo sucesivo entre moscas y peces, ratones e hienas, o chimpancés y seres humanos. Y por supuesto, cita las observaciones clásicas de Robert Sapolsky sobre los babuinos del Serengeti y sus luchas por la jerarquía y el poder social.
Un lugar especial lo ocupa el papel de las hormonas, particularmente, los andrógenos y los corticoides y su papel en la conducta, bien sea en las luchas por la escala social o el deporte. Me han resultado particularmente interesantes algunos estudios como son los referentes a la influencia del color de la indumentaria en un espectro amplio de deportes de competición. Y en este caso el valor, al menos aparente, del rojo, como color con capacidad incisiva y combativa. Y también cuando señala, a propósito de la perspectiva biológica del poder, que "La biología humana impone que en el trayecto para alcanzar cotas altas de poder político resulten premiados quienes reúnen condiciones para el bandidaje parasitario y embriagador. Los individuos astutos, dominantes, crueles, persuasivos, falsos, manipuladores y audaces son óptimos candidatos para situarse en posiciones de ventaja en las luchas por el poder […] que dependen de sutilizas y resortes hormonales". Tobeña también destaca cierto componente enfermo de la personalidad como ingrediente de eso que llamamos poder. En particular menciona las psicopatías y su propuesta de que "el núcleo del activismo político hay que relacionarlo con la psicopatía" aun cuando "la personalidad psicopática puede tener una conducta social perfectamente adaptada" y no necesariamente ser siempre la personalidad de los criminales.

Es éste un libro muy interesante y cuya lectura resulta altamente recomendable no careciendo, sin embargo, de un pero. Y es que el cerebro, que ocupa lugar destacado en el mismo título del libro, es poco tratado. Y es una lástima. Incluso en apartados como "La competición exigente: victoria y derrota en el cerebro" no pasa de ser una continuidad de su visión de la biología de las hormonas. Cierto que habla de neurocientíficos y aporta referencias bibliográficas de temas muy concretos, pero no son temas como tales tratados, mas allá de aspectos descriptivos. Quisiera esperar que haya otro libro de este autor en el que, desde una perspectiva evolutiva, el cerebro sea tratado, de modo igualmente asequible, en sus universos, códigos de supervivencia y redes neuronales que son la base, junto a las hormonas, de esos múltiples componentes emocionales y cognitivos que tiene esta conducta de poder. También sería un libro enormemente atractivo.