Image: Sobre el ser y la sombra

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Exposiciones

Sobre el ser y la sombra

Gusmão y paiva. Horizonte de acontecimiento

10 julio, 2008 02:00

As pedras rolantes, 2007

Matadero. Pº de la Chopera, 14. Madrid. Hasta el 28 de agosto.

En pocos casos una exposición aporta con tanta prestancia y brillantez la unión entre cierto grado de complejidad -estructural, formal y de sentido- y lo grato de su recorrido. Así, la primera impresión que mueve al visitante de este Horizonte de acontecimientos es la de estar ante una fabricación de alto voltaje intelectual, un conjunto de piezas con entidad plástica conectadas entre sí por ciertos hilos no muy visibles y, a la vez, con salida a un banco de conceptos y teorías que no son tanto estéticos y artísticos como ontológicos y fenomenológicos, habitualmente pensados por filósofos o científicos. Y, sin embargo, si el visitante se convierte en explorador y se deja llevar por esas mismas corrientes tan inasibles a priori, muy posiblemente encuentre gran sentido plástico, hondura poética y cierto humor infrecuente en la primera individual madrileña del tándem formado por los portugueses João Maria Gusmão (1979) y Pedro Paiva (1977).

Tras conocerse a finales de los 90 durante sus estudios de Bellas Artes, los dos artistas lisboetas vienen simultaneando desde 2001 sus respectivas trayectorias individuales con un trabajo en común que se vuelca en la plástica metafísica y por momentos patafísica (alumbrada por su fundador Jarry) y que se ha venido desenvolviendo en forma de exposiciones y con la revista Eflúvio Magnético. Gusmão y Paiva se sumergen en experimentos visuales mediante la pseudo-escultura, la instalación y el uso de artilugios y técnicas ya arcaicas como el mecanismo de la cámara oscura, las lentes en general y las filmaciones en viejas películas. En ellos tratan de indagar y especular en torno al sentido de la realidad y su construcción, paradojas, montajes, enigmas visuales y fabricaciones literarias que meditan sobre la posibilidad de verdades fabricadas y ficciones verídicas.

Aquí nos encontramos con cinco proyectores en los bordes de la penumbra de una casi tétrica sala, en cada uno de los cuales circulan diferentes películas mudas de 16 mm. de pocos minutos de duración. En el centro de tales proyecciones vemos una escultura alzada como un busto (en realidad un hueso de ballena) y dos excelentes instalaciones en torno a la sombra como umbral entre lo visible y el conocimiento. En las filmaciones, siempre mudas y de marcado carácter fotográfico (planos fijos) de un estudiado aire pasado de moda y potencia fuera de duda, Gusmão y Paiva elaboran bien explicaciones sobre fenómenos naturales, bien trucajes que juegan con nociones parapsicológicas (mentalismo, péndulos) o acciones que revelan enigmas o paradojas. En todo ello el humor, la ironía y el absurdo, y la sorpresa, el ilusionismo y lo incompleto, se concentran en torno a una especie de halo de empirismo literario donde la experiencia sensorial se deforma ante la imposibilidad de fijar parámetros, ante el espejo de su evocación, ante el reflejo, ante la evidencia de espejismo.

Dos lamentaciones: los dispositivos analógicos (proyectores de cine) requieren más cuidados que los digitales. Es una lástima tener que ver tan magnético y pensado conjunto cercenado por falta de ellos. Asimismo, en el por otra parte magnífico y sumamente interesante libro publicado para la ocasión Abissología, horizonte de acontecimientos, echamos en falta un cuidado en la revisión y edición final.