Honoré Daumier contra los franceses
Honoré Daumier
30 octubre, 2008 01:00'Deux acteurs...', 1870-1873
Galería de imágenes
Las obras expuestas, con las que la Fundación Banco Santander celebra el bicentenario del nacimiento del artista, proceden todas del Museo Armand Hammer de Los ángeles, poseedor de la práctica totalidad de la gráfica del artista. Hammer fue un magnate del petróleo de raíces rusas muy metido en política -se sospecha que fue espía para los soviéticos-, polémico y mediático, y llegó a tener una colección de arte grande pero irregular. La mayor parte de las obras de Daumier las compró en lotes: en 1976, más de 4.000 grabados a George Longstreet y, a principios de los 80, unos 3.000 a Hans Rothe. Unas copias son más valiosas que otras: de las páginas de los periódicos en los que se imprimían sus caricaturas a las estampas coloreadas a mano, sobre papel de mayor calidad. El montaje es elegante, pero se echan de menos más aclaraciones sobre el sentido de las caricaturas. Hay básicamente dos tipos de escena: las que hacen crítica social y las que hacen referencia a acontecimientos muy concretos de la vida política francesa. Sin las claves, se nos escapa en gran medida el significado. No bastan los pequeños textos que acompañan a los dibujos, casi siempre redactados por Charles Philipon, personaje clave en la trayectoria de Daumier: republicano como él, dirigió La Silhouette y La Caricature, en los que se inició la carrera del artista, y después Le Charivari, periódico en el que éste colaboró desde 1833 a 1872 y en el que publicó cerca de 3.900 litografías. Con sólo cuatro páginas, sus ataques a la monarquía de Luis Felipe fueron tan salvajes que tuvo que acudir a veinte procesos judiciales; en uno de ellos, Daumier fue condenado a seis meses de cárcel por representar al rey como Gargantúa. Junto a él, publicaron caricaturas en el periódico Nadar, Grandville, Gustave Doré y muchos otros.
La visita es más complicada de la cuenta: los laborables sólo se puede acceder con el autobús que parte a las 10 de Castellana 24, previa reserva. Los sábados y domingos se puede ir por libre, pero hay que cumplir con unas estrictas condiciones de acceso.