Image: El lugar de la Fundación Tàpies

Image: El lugar de la Fundación Tàpies

Exposiciones

El lugar de la Fundación Tàpies

El centro barcelonés reabre tras dos años de obras

5 marzo, 2010 01:00

Dues cadires, 2009

Después de una larga rehabilitación que la ha mantenido dos años cerrada al público, la Fundación Antoni Tàpies ha abierto sus puertas con 400m2 más y espacios de trabajo, producción y exposición totalmente nuevos. Así es como la Fundación, que presenta al público también a su directora, Laurence Rassel, busca su sitio. Y así lo explicita en el título de la muestra de Tàpies: Los lugares del arte.

La Fundación Antoni Tàpies celebra el vigésimo aniversario de su creación. Veinte años que se confunden con la historia cultural del país y de la ciudad que la acoge, Barcelona. Su evolución y avatares reflejan cómo se ha ido transformado el concepto de centro de arte y el mapa institucional de la creación contemporánea. En sus inicios, la Fundación desarrolló una labor sin igual en el territorio español de la mano de Manuel Borja-Villel, su primer director de proyectos. Cuando apenas existía una infraestructura cultural, la institución cubrió un vacío con la importación de exposiciones de artistas que jamás se habían mostrado en España, al tiempo que iniciaba una reflexión pionera, crítica y política, en torno al arte.

Posteriormente, se inauguró una segunda etapa en el momento en que Nuria Enguita sucedió a Borja-Villel en la dirección, en 1998. Pero por entonces el panorama cultural ya era radicalmente distinto, pues el país y Barcelona se habían ido dotando de unas redes de difusión hasta entonces ausentes. El papel que había desarrollado la Fundación quedaba absorbido por otras instituciones, como el MACBA, de manera que, con unos recursos más modestos, tuvo que redefinirse y buscar su propio espacio, estrangulada por centros que usurpaban su identidad original. La Fundación derivó, siempre desde una posición crítica, hacia una política de exposiciones menos vistosa y más arriesgada, más experimental, por decirlo de alguna manera, centrándose en la creación más joven.

20 años no es nada
La celebración del vigésimo aniversario significa una especie de refundación: una vez que Nuria Enguita abandonó la institución en 2008, se incorporó una nueva directora de proyectos, Laurence Rassel, al tiempo que se llevaban a cabo obras de rehabilitación en el edificio. Todo ello, unido a las dificultades de financiación y a la falta de planificación, condujo a una larga etapa de dos años en la que la Fundación ha estado bochornosamente cerrada. Coincidiendo con el aniversario se reabren, por fin, sus puertas.

Parece que los trabajos de reforma eran necesarios para adecuar el edificio modernista que alberga la institución a las exigencias de exhibición y seguridad de hoy en día, pues desde su inauguración en 1990 ha habido una lógica evolución en las prácticas y concepciones museológicas. De la misma manera que la primera remodelación del edificio, de los años 80, poseía genuinos "tics" postmodernos, muy de la época, la intervención actual también manifiesta una serie de convenciones propias de este momento. Así, frente a los arquitectos estrella, hoy demodés, que hasta ahora han definido la arquitectura de los museos, Iñaki Ábalos ha buscado contrariamente pasar inadvertido. Pero quizás el aspecto que mejor resume el cambio de orientación es el hecho de que el visitante puede visualizar las oficinas como si de un escaparate se tratara, algo que será muy frecuente a partir de ahora. Toda una declaración de principios acerca de la transparencia y la cercanía de la institución al usuario… Aunque quizás, dentro de unos años, observemos también este gesto como un imperativo de la coyuntura.

Homenaje al maestro
La reapertura posee un carácter de celebración con una exposición homenaje, Los lugares del arte, que consagra prácticamente todas las salas a la figura fundadora, Antoni Tàpies. Se trata de una muestra que recoge obras de los últimos 20 años del artista pero que, además, presenta parte de su colección personal de objetos artísticos en el subsuelo del edificio, como si se tratara de los fundamentos en los que reposa su arte. Una colección, formada por piezas de arte primitivo y moderno, que se dio a conocer en un bello libro publicado por Siruela en 1999 y que llevaba por título la misma rúbrica de la actual exposición.

A partir de esta presentación y de las declaraciones de Laurence Rassel, podemos calibrar el futuro rumbo de la Fundación Antoni Tàpies. Y aunque es prematuro hacer una valoración, se intuye una voluntad de construirse una identidad como museo: la Fundación, en sintonía con su tradición y espíritu crítico, buscará diferenciarse de los parques temáticos tan frecuentes hoy en día.

"Una joya del modernismo en medio del Eixample". Así define Iñaki Ábalos el recién rehabilitado edificio de la Fundación Tàpies, un proyecto que firma junto a Renata Sentkiewicz. El resultado de la intervención es "un centro de arte contemporáneo de nueva generación en el que el espectador tendrá una verdadera experiencia de lo que es el arte actual", explica. Muy acorde con el nuevo rumbo de la Fundación.