Image: Caminando en círculos

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Exposiciones

Caminando en círculos

Fetiches críticos. Residuos de la economía general

11 junio, 2010 02:00

Karmelo Bermejo: Componente interno de un electrodoméstico..., 2010

Comisarios: Cuauhtémoc Medina, Mariana Botey, Helena Chávez Mac Gregor (El Espectro Rojo). CA2M. Avenida de la Constitución, 23. Móstoles (Madrid). Hasta el 29 de agosto.

Cuando se ha cumplido el segundo aniversario de su fundación, el Centro de Arte 2 de Mayo de Móstoles presenta una exposición de producción propia bajo el título Fetiches Críticos. Residuos de la economía general y la firma del colectivo mexicano El Espectro Rojo. En un maltrecho panorama como el nuestro, acuciado por la tijera y agarrotado ante el incierto porvenir, en el que nada parece existir más allá de esta crisis, este proyecto aporta una lectura más abierta y paradójica sobre la situación económica actual. La exposición explora, no sin cierta insolencia, las grietas que diezman la estructura del capitalismo, pero no se trata de encontrar las claves que lo han llevado a su estado actual. Tampoco quiere colgarse medallas ni caer en el manido y fácil "se veía venir".

Parte el discurso de la reflexión en torno al concepto de fetiche, que, para los comisarios, es el puente que une "la necesidad y la producción, la utilidad y la demanda, la racionalidad y el valor, el sentido y la materia", y revela cómo el arte que se inscribe en este sistema da lugar a voces contradictorias, absurdas e inmensamente cínicas. Cuando los comisarios hablan de la naturaleza crítica de estos fetiches no lo hacen desde la ambición de encontrar soluciones. Lo hacen desde una postura extravagante y a menudo cimentada en el sinsentido. Más que buscar salidas, articulan la posibilidad de obstaculizar, boicotear y trabar el fluir natural de los procesos. Abundan en el tema, sí, pero caminan en círculos.

Aunque la presencia de algunos artistas así puedan sugerirlo, ésta no es una exposición de arte político. Dudo que quiera serlo. La mayoría de los trabajos hunden sus raíces en los postulados conceptuales de finales de los sesenta, cuando sí existió una voluntad verdadera de cambio. Pero, aunque reminiscentes del proyecto conceptualista, los trabajos que aquí se exhiben quieren huir de lo que fue su premisa elemental, la abolición del objeto, pues quieren exaltar su propia naturaleza tangible, física, como si el bloqueo y la obstrucción de los flujos del sistema capitalista fueran un ejercicio literal, no realizable a través de ideas sino de la consolidación, más o menos aparatosa, de un cierto formalismo desde el que reencauzar negociaciones y buscar nuevos intercambios, a buen seguro inverosímiles. Uno recuerda aquel trabajo ya antiguo de Santiago Sierra en el que, mediante un gran camión blanco, obstaculizaba el caudaloso tráfico de la Ciudad de México. Algo de eso hay en esta exposición.

Los conceptos de producción, transacción y valor sobrevuelan toda la muestra y la forma del dinero mismo como reflejo del objeto fetiche contemporáneo es la más utilizada. Es también recurrente el documento que legitima operaciones situándolas en el marco de la más estricta legalidad, acciones, muchas de ellas, que no exceden un ámbito poético e intrascendente. Tres ejemplos: Federico Zukerfeld, también argentino, pide una beca (dinero real) para fabricar dinero falso (que algún día volverá a ser real). Zukerfeld esparce los billetes en el espacio público. Pero esto es una performance, una acción tan ficticia como los propios billetes, porque el dinero -y el poder que trae consigo- es un sueño inalcanzable, como imposibles son las transacciones que con él se pueden realizar. Gustavo Romano, por su parte, se inserta en el sistema con billetes y tarjetas de crédito que no tienen valor económico sino temporal. El más rico es quien de más tiempo dispone. En el trabajo del siempre incisivo Karmelo Bermejo, bien atado y bien traído, el valor de lujo se oculta tras su propia funcionalidad. Perteneciente a su conocida serie Ocultaciones de belleza, ha sido presentado en otros lugares pero el contexto en el que ahora se inscribe lo enriquece. Su título es Componente interno de la aspiradora del director de un centro de arte reemplazado por una réplica de oro macizo con los fondos del centro que dirige, y ha sido realizado en nuestro convulso 2010.