Lynne Cohen: lo inhóspito
Lynne Cohen
21 marzo, 2014 01:00Untitled (Waves), 2003/2013 (detalle)
"Lo cotidiano en contraste con lo exótico (y lo sobrenatural)", como tema para "alguien con conciencia social". Así se refiere Lynne Cohen (Racine, Wisconin, 1944) al objeto de su trabajo. Pero, ¿qué es lo cotidiano? Espero que su día a día no tenga nada que ver con los espacios desoladores retratados en esta exposición, que ha sido comisariada por Nuria Enguita... Lo cotidiano, para Cohen, es lo que existe tal cual en la realidad, tiene una función social específica y está "desdramatizado", privado de narratividad y carga emocional. En una fotografía de 1976 mostraba con su característica mirada frontal y nítida, bañado en luz uniforme, un escenario elevado en el que se había montado una cocina entonces moderna, en el seno de un auditorio desamueblado.¿Para una feria o para una obra de teatro? Ni un alma en la sala, ni en el interior de la "instalación" ready-made... Con estas palabras definió en alguna ocasión (hoy las matiza) esos ambientes encontrados con aspecto de set cinematográfico mediante los que nos enfrenta a determinados hábitos sociales norteamericanos y, más interesante, a los lugares en los que se produce la investigación y el adiestramiento, o el ocio compartido... No son espacios privados, con excepción de algunos salones de sus primeros años, pero tampoco abiertos al público: en casi todos ellos el acceso está restringido a miembros del club, personal investigador o docente, alumnos de la escuela militar o policial, socios del gimnasio o el spa...
Pero esas instalaciones están ese día cerradas, completamente vacías, y hemos de imaginar cómo se utilizan, qué actividades y con qué implicaciones (económicas, sociales; de aleccionamiento, entrenamiento o dominación) se desarrollan allí. Cohen es exigente con nosotros: no solo nos pide que reconstruyamos tales situaciones sino también que adjuntemos a la imagen sus colores (hasta que ella misma lo hizo, a mediados de los 90) e incluso sus olores. Y que graduemos, entre la comedia y el drama, nuestra interpretación, pues los indicios que nos da son ambiguos.
Untitled (Ballons), 2007 (detalle)
Casi todos estos interiores están concebidos para ser, ante todo, funcionales. Identificamos diseños propios de cada época pero, con escasas excepciones, la belleza y lo acogedor brillan por su ausencia. Ese diseño funcional, austero, es inhóspito y nació anticuado. Fíjense, además, que podemos suponer que la mayoría de ellos son utilizados por hombres. Es notorio que para Lynne Cohen el cine de Jacques Tati (también el de Yasujiro Ozu) ha sido una referencia pero a medida que pasan los años se acentúa la posibilidad de una lectura retrofuturista de sus series en blanco y negro, que son en mi opinión las mejores, y la balanza se inclina hacia el lado humorístico. La apariencia de set que antes mencionaba se subraya, y examinamos con nostalgia y grima las desnudas salas de espera con sillones de escay o los laboratorios con equipamiento que semeja hecho de cartón. Nos hacen pensar en las oficinas secretas de los superespías y las improbables estaciones espaciales de las películas de serie B o las series de televisión.La estética fotográfica de Cohen podría relacionarse con la documentalista y clasificatoria alemana, heredera de los Becher. Pero hay también un eco de los catálogos de decoración y de la fotografía utilitaria de dependencias oficiales o fabriles. Y hay, fundamentalmente, una mirada fría que no es neutral sino lúcida y que nos obliga a ir más allá de lo visual y de lo formal.