Image: Caótica carambola

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Exposiciones

Caótica carambola

Principio de incertidumbre

18 abril, 2014 02:00

Vista de la exposición

Galería The Goma. Fúcar, 12. Madrid. Hasta el 24 de mayo. De 600 a 6.000 euros.

Mecánica cuántica. No se asusten: yo tampoco acabo de entender el "Principio de incertidumbre" de Werner Heisenberg, científico alemán a quien homenajea el protagonista de la serie Breaking Bad al adoptar su apellido como alias para el crimen. En la ficción televisiva, la relatividad cuántica se aplica a la percepción subjetiva que tiene este anti-héroe de la realidad y de sus propias acciones. En las artes plásticas, según propone Bernardo Sopelana (comisario de esta inteligente y refinada exposición), tanto el artista como el espectador construyen, con infinitas variantes, lo observado, siendo determinantes en esa creación individual la "posición" y el "momento", magnitudes de la Física que interpretamos, en la experiencia del arte, no a nivel de partículas sino de cuerpos y objetos que se ubican en el espacio y en el tiempo.

Curiosamente, en la anterior edición de a3bandas, Tiago de Abreu hacía pivotar su proyecto curatorial en esta galería sobre otro concepto científico/artístico que tiene que ver con el "punto de vista": el paralaje - desviación de la posición aparente de un objeto, dependiendo del punto de vista, y, en otra acepción, error producido en fotografía al usar un visor no montado en el eje del objetivo-, que también incide en la incertidumbre con la que examinamos y medimos nuestro entorno visual y físico.

Sopelana ha seleccionado para ejecutar este experimento especulativo y perceptivo a tres artistas que ilustran algún aspecto en la investigación científica de la realidad incierta. Alejandro Guijarro (Madrid, 1979) aporta una de las obras de su serie Momentum: pizarras que busca en instituciones académicas especializadas en física cuántica, fotografiadas y ampliadas a tamaño natural, lo que favorece el equívoco entre realidad y representación. La pizarra funciona como una superficie de proyección del pensamiento; se borra y utiliza de nuevo, y esa práctica "gestual" -cercana a ciertos estilos pictóricos- da como resultado un palimpsesto de formulaciones, quizá intentos de demostrar que la teoría más perfecta sobre los fundamentos de la realidad se corresponde en verdad con la realidad que tocamos.

Todo encaja en esta caótica carambola. Es la propuesta de Bernardo Sopelana, comisario de esta inteligente exposición

Nicolás Lamas (Lima, 1980) deconstruye el juego del billar utilizándolo como metáfora de la geometría y la mecánica de los cuerpos en el espacio. Las bolas de billar "cubistas" -las ha lijado para descubrirnos su composición interior- nos refieren a las partículas invisibles que colisionan produciendo energía; la galería se transforma en una sala de juego por la que se expanden los elementos desvirtuados del billar: la mesa, transparente y articulada, el fieltro, plegado, las dieciséis bolas, inservibles y abstractas, las seis troneras, transubstanciadas en diferentes materiales y desplegando un muestrario de modalidades de orificios y huecos... incluso se materializan las medidas de la mesa y de las trayectorias, mediante cordones. Sepan que la Física conoce como "billar dinámico" un sistema de partículas que impactan y que puede tener más de dos dimensiones... e imagina ¡billares cuánticos! que son el escenario perfecto para el caos.

En el proyecto de Alfredo Rodríguez (Madrid, 1976), como en los otros, encontramos medios o formas que remiten al pasado reciente. Tiene sentido: no olvidemos que las bases de la física cuántica se pusieron en los años 20 y 30 -el principio de incertidumbre data de 1925- y que en ella se conciben túneles o atajos en el espacio-tiempo que nos resultan familiares en el ámbito del arte, absolutamente de hoy y en diálogo con su historia. Las fechas son claves en Dateless, este interesante experimento con láser de Rodríguez... y resulta que hay una óptica cuántica relacionada muy de cerca con esta forma de luz. Un objeto "significante" -fragmento de cerámica fechado- es sometido a una proyección de láser para producir simultáneamente diversos registros fotográficos del mismo, según diferentes técnicas -de la recogida de un reflejo en papel fotosensible al holograma- y poniendo en juego cambiantes puntos de vista. Todo encaja en esta caótica carambola.