¿Lo que ha de venir ya ha llegado?
Lo que ha de venir ya ha llegado
5 septiembre, 2014 02:00Claire Pentecost: Soil-erg, 2012
A pesar de la urgencia que sienten los ciudadanos por hallar respuestas ante el derrumbe de todo lo que antes se consideraba sólido, pocos centros de arte contemporáneo se están ocupando de gestionar estas demandas. El denominado "arte político", siempre tildado de propagandista, no está bien visto. Y menos cuando, como un estudio ha reconocido recientemente, en España la cultura es el sector más afectado (junto a la construcción) por "la crisis" y museos y centros intentan sobrevivir exangües en la más absoluta precariedad. En esa excepción está el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.En 2011, cuando presentó la colectiva Sin realidad no hay utopía, ya se anunciaba esta segunda parte, Lo que ha de venir ya ha llegado, con el mismo equipo de comisarios: Mariano Navarro, Alicia Murría y Juan Antonio Álvarez Reyes, director del CAAC. Sin entrar en comparativas, esta exposición está dominada por una voluntad archivística donde lo político casi alcanza al outsider art, a la manera del generativo mix que propuso la última Documenta 13 de Carolyn Christov-Bargakiev.
El recorrido por los "casos de estudio" desprende nostalgia y desazón ante el absurdo, que es ese sinsentido con que intentamos responder cuando ya no queda apelación. En el panorama mostrado, la fragmentación de propuestas y experiencias de grupos y pequeñas comunidades es tal que pulveriza la noción de multitud de Negri y Hardt. Y ni siquiera la conclusión en el apartado final, El futuro ya está aquí, con el documental de revueltas Tres instantes, un grito de Cecilia Barriga junto a materiales del "archivo 15M" con pósters y proclamas, llega a paliar el pesimismo tras el elenco demoledor de microutopías sitiadas y fracasadas, o bien, imaginarias pero abstrusas.
Para empezar, la entrevista de Mathias Poledna al actual director de la Fondazione Feltrinelli, el mítico editor y activista que murió durante la preparación de un atentado en una torre de alta tensión cerca de Milán, dedicada a conservar los archivos del movimiento obrero internacional evidencia ya las contradicciones en los fundamentos ideológicos de la izquierda tradicional y, por tanto, sus limitaciones para reactivar el pensamiento utópico.
Después, la recopilación a cargo de Peter Coffin de micronaciones ideadas por individuos con todo su despliegue de símbolos patrióticos anuncia la deriva en el muestrario de inventivas, que van desde el dinero de estiércol de Claire Pentecost y la humilde propuesta de trueque del Día a Día que Carolina Caycedo practicó desde 2002 a 2009, ambas dignas de pertenecer a la web del Archivo de Monedas Alternativas (Alternative Currencies), a la teatralización de experiencias comunitarias reales e imaginarias, donde destaca el vídeo de Anna Moreno, en el que se fabula y extrapola al medio artístico la situación de parálisis y marginación que cada día se cobra nuevas víctimas, mientras se renuncia a cualquier compromiso social y político.
Puesto que las utopías precisamente requieren espacios para su realización, la sección bisagra titulada La modernidad, ¿un proyecto inconcluso? aborda la arquitectura de manera desigual. Hay un excursus peculiar sobre el arquitecto Philip Johnson, figura ahora muy polémica por el conocimiento reciente de su pasado nazi, y propuestas actuales interesantes como la del estudio de Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassai, que humanizan el racionalismo purista de la arquitectura moderna con su ideario de "añadir, transformar y reutilizar siempre" frente al derribar y reemplazar que ha caracterizado las últimas décadas de despilfarro y creciente desigualdadsocial. Otra pieza muy atractiva es el vídeo de Hito Steyerl. Presentado en la última Bienal de Venecia, es una brillante y cómica demostración con maneras posibles de esconderse en esta época de desaparecidos, hipercontrol y pantalla total.