Image: Chema López: vudú castizo

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Exposiciones

Chema López: vudú castizo

Chema López. Ejecución de Efigie

20 marzo, 2015 01:00

Forjaditos de leyenda, 2014

Galería Paula Alonso. Lope de Vega, 29. Madrid. Hasta el 30 de marzo. De 2.400 a 16.500 euros.

Sorprende que Chema López (Albacete, 1969) nunca hubiera expuesto en solitario en Madrid. Es un ejemplo de la insuficiente permeabilidad entre las diferentes (que lo son) escenas artísticas en España; en la Comunidad Valenciana, donde vive y trabaja como profesor de pintura en la Facultad de Bellas Artes de la UPV, es un artista muy bien considerado, habiendo sido representado por algunas de las mejores galerías que hubo o hay allí (Tomás March, Valle Ortí y Rosa Santos) y reconocido a través de amplias exposiciones en la Fundación Chirivella Soriano (2007) y la Sala Martínez Guerricabeitia (2014). Si son habituales de las ferias habrán visto ejemplos de su trabajo acá y allá pero no dejen pasar la oportunidad de conocerlo un poco más por extenso. Porque es un excelente artista.

Hace no mucho comenté aquí la última exposición de Paco Pomet, quien, aun con visibles diferencias técnicas y, sobre todo, con estrategias de apropiación y transformación que obedecen a intenciones distintas, se podría englobar al igual que López en una tipología de pintor "de historia" que reelabora imágenes preexistentes, a menudo fotográficas, no tanto para documentar o ficcionar acontecimientos cuanto para destripar los mecanismos que nos cautivan (en el buen y en el mal sentido) y nos obligan a someternos a un régimen escópico de cuya violencia pretende hacernos conscientes.

Vista de la exposición en la galería Paula Alonso

La exposición se titula Ejecución en Efigie (lean las palabras en toda su polisemia, porque es deliberada) y convoca a una caterva de fantasmas que posan, que posaron, frente al lienzo o la cámara. Están Unamuno, Primo de Rivera, Walter Benjamin, la fotógrafa espiritista Ada Emma Deane... junto a un paisaje carbonizado inspirado en Pedro Páramo, "sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno". Chema López otorga una gran importancia al montaje de las obras y en esta ocasión nos insta a contemplarlas secuencialmente al numerarlas sobre la pared. En realidad, ese artificio no oculta que las piezas no forman parte de una misma serie sino que corresponden a cuatro o cinco líneas argumentales diversas, aunque todas muy recientes (salvo el enorme e impresionante paisaje, que es de 2006) y relacionadas casi siempre entre sí. Seguramente habrá que buscar la clave en dos representaciones en paralelo de herramientas de "ejecución en efigie": una guillotina junto una vieja cámara fotográfica, un cadalso junto a un caballete. Aunque también es muy importante una admirable dualidad técnica en los cuadros que nos hace advertir las sutilezas de las ejecuciones: imágenes "en positivo", pintadas en negro y grises sobre blanco, e imágenes que emergen desde el negro pintando sobre él en blanco.

Dice el artista que la ejecución en efigie, practicada por la Inquisición cuando el reo se había fugado o había muerto por otras causas, es una "versión castiza del vudú": la infracción de daño a través del retrato. En la muestra hay brujería, vinculada al poder y/o a las pretensiones de poder de la imagen. La tradición y los géneros son lacerados y fracturados, sin reverencia pero con gran deferencia... como la que despliega un verdugo al ajusticiar a una bella dama.