José Guerrero, documental y abstracto
After the Rainbow
4 septiembre, 2015 02:00Detalle de la serie de fotografías Chinle (Dust storm), Navajo Nation, Arizona, 2011
Es un excelente momento para José Guerrero (Granada, 1970), que muestra en Madrid un conjunto de obras de años anteriores en el Centro de Arte Alcobendas y, a partir del próximo jueves, su producción más reciente en la Galería F2, mientras prepara su estancia en la Academia de España en Roma. Desde 2005 ha ido encadenando becas y premios que, fundamentalmente, le han permitido viajar para desarrollar sus proyectos, a menudo a Estados Unidos. Entre 2011 y 2013 estuvo allí en cuatro ocasiones, recorriendo varios estados del Oeste y recreando la tradición fotográfica norteamericana de los grandes espacios. After the Rainbow es un balance de esas experiencias, en forma de libro y de exposición, ambos resultantes de un doble proceso de edición.Aunque el trabajo del artista se guía por unos intereses y una exploración más o menos planificada, tiene su núcleo creativo en la mesa de edición, donde rastrea las relaciones significativas entre las imágenes. Se permite presentar fotografías aisladas pero prefiere los polípticos; no como secuencias narrativas sino como una suma ordenada de puntos de vista, en general sobre un mismo lugar, que no solo permite obtener información más completa sobre él sino experimentar un "adentramiento" perceptivo y comprender, a través de las variaciones, las sutilezas de la mirada artística. Esas variaciones pueden consistir en un pequeño desplazamiento en lateral o en un acercamiento. Ver lo mismo de otra manera, con otro matiz compositivo, incluyendo un elemento que antes quedó fuera del campo de visión y que añade una posibilidad de interpretación.
Dice Guerrero que se mueve en la delgada línea entre el carácter documental y el carácter abstracto de la fotografía; en efecto, en su obra pesan mucho los aspectos formales, tanto en la estructura de la imagen como en su perfecta materialización. Hay un equilibrio entre belleza y calidez (en las atmósferas, en las texturas) y frialdad reflexiva, disección. La segunda fase de edición se produce en el montaje de la exposición, con la estudiadísima distribución de las fotografías en las paredes, que propone lecturas cruzadas entre los grupos de obras y consigue poner de relieve su coherencia y su capacidad de agregación semántica. Entre el tópico y lo insólito, recorremos, con la línea del horizonte como eje, diversos monumentos naturales del Oeste, como el Gran Cañón, Monument Valley o Yosemite pero también las autovías de Nevada, los suburbios de Phoenix, las tristes poblaciones de la reserva Navajo o el "sembrado" de casas sobre ruedas en Oklahoma.
Guerrero ha manifestado su admiración por la serie Cantos del desierto, de Richard Misrach, así como por los Uncommon Places de Stephen Shore, y encontramos sin duda algo de ambos en sus fotografías americanas: entre otras cosas, las huellas del uso y el abuso humano de la naturaleza, por un lado (en él con ánimo menos crítico que "objetivo"), y la noción del paisaje biográfico, por otro. En la madrileña Galería F2 se puede observar otra deuda, o concomitancia: con la última y magnífica etapa del trabajo de Javier Vallhonrat sobre la alta montaña, que ahora expone en las salas del Museo Universidad de Navarra. Guerrero ha fotografiado los tajos del Veleta y el Mulhacén en Sierra Nevada, atento a las líneas de la geología y de los hielos, en la que es su serie más "inhumana" y tectónica.
@ElenaVozmediano