Silvia Bächli, una aventura cotidiana
Silvia Bächli
1 marzo, 2019 01:00Untitled, 2018
La artista suiza Silvia Bächli (Baden, 1956) está sobrerrepresentada en esta edición de ARCO: en el stand de la galería alemana Barbara Gross, con la que lleva trabajando desde hace treinta años, en el de la milanesa Raffaella Cortese, y también en el de la galería Maisterravalbuena. En el espacio de esta última podemos ver, además, su primera individual en Madrid lejos del ruido de la feria, un escenario de confusión que no conviene en absoluto a su obra intimista: audible, en cambio, entre los silencios de Cage, y manuscrita en lo que Deleuze denominaba una "lengua menor".Se trata de una muy cuidada exposición, con diecinueve gouaches sobre papel, en un espacio dispuesto con el acuerdo de la artista, que mientras trabaja suele contar con el plano del nuevo proyecto. Su proceso creativo ha sido descrito hace tiempo: primero, dibuja libremente; luego, desecha y destruye algunos; mientras se va conformando el lugar y adecuación de los elegidos: unos se presentan aislados, o formando parejas contiguas o bien en diálogos en paredes distantes, e incluso integrando un mosaico.
En otras ocasiones -pero el formato de esta pequeña galería no alcanza para mostrarlo-, desarrolla series que construyen lo que Bächli entiende por un environment. Otra manera característica de exhibir su trabajo es la presentación de sus dibujos en papel sobre una mesa, como pudo verse hace diez años en el Pabellón suizo de la 53° Bienal de Venecia, exclusivamente dedicado a su obra. Y que supuso el espaldarazo internacional definitivo, más allá del eje centroeuropeo, donde ya era bien conocida. Me temo que su individual en la galería Senda en 2003 pasó más bien desapercibida aquí. Así como su presencia posterior en varias colectivas (en la Fundación ICO, el CDAN y el CA2M), contextos donde se perdía la radicalidad de su propuesta, tampoco fueron situaciones propicias para conectar. De ahí la importancia de esta exposición.
La trayectoria de Bächli se ha cocido a fuego lento y, sin embargo, todavía asombra por su crudeza. Destacada en Vitamin D, New Perspectives in Drawing (Phaidon, 2006) por Emma Dexter como una de las principales representantes de la tendencia "neo-romántica", sin duda, la influencia de sus frágiles dibujos no ha dejado de crecer desde entonces entre las jóvenes generaciones. La travesía no ha sido fácil y más bien ha estado vinculada a la minusvaloración del trabajo de artistas mujeres y a la apuesta de galeristas sabedoras de ello: primero, de la galería Stampa de Basilea -que ha representado a las artistas suizas Miriam Cahn o Pipilotti Rist, así como a Rosemarie Trockel y Marlene Dumas-; y después, de Barbara Gross, conocida por su posicionamiento feminista. Además, periódicamente, Silvia Bächli ha realizado homenajes a precursoras como Sophie Taeuber-Arp, Eva Hesse o Marisa Merz. El hecho de que, consciente de su posición como mujer, haya desarrollado una obra tan arriesgada: leve, torpe, pobre... redobla su fortaleza, y la solidez de una fe sin la que ningún acto de creación es posible.Una exposición muy cuidada para apreciar la arriesgada e intimista obra de Silvia Bächli: leve, torpe, pobre...
Ante sus imágenes, nos situamos frente a ese riesgo, la incertidumbre y el suspense que la artista ha dejado plasmados, frescos, en su aventura performativa sobre el papel, "explorando con y contra sus bordes", como declaraba hace unos años. Una aventura cotidiana, casi doméstica.
@_rociodelavilla