Marina Abramovic en su exposición 'Portrait as Biography'. Foto: Javier Lizon / EFE

Marina Abramovic en su exposición 'Portrait as Biography'. Foto: Javier Lizon / EFE

Exposiciones

Marina Abramovic, madrina de la 'performance': "Los museos nos miraban con miedo"

La artista inaugura 'Portrait as Biography', una pequeña exposición que incluye 'Seven deaths', un filme que rinde homenaje a Maria Callas

16 febrero, 2022 02:47

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Marina Abramovic trasciende la figura del artista y se acerca a ser una celebridad dentro del mundo del arte. Muestra de ello es la gran cantidad de fotógrafos que la esperaban a su llegada a la Nave Sánchez-Ubiría, donde la galería Bernal espacio inaugura Portrait as Biography, la primera exposición que se le dedica en España en una década. Abramovic entra en la sala y se hace el silencio, su presencia llena un espacio diáfano en el que cuelgan 11 fotografías que documentan diferentes trabajos y donde se proyecta Seven deaths, un filme dedicado a Maria Callas. Se trata de una pequeña muestra en la que la performer nos sitúa frente a nosotros mismos y nos interpela a través de sensaciones comunes como la angustia o la felicidad.

“Me gusta trabajar con galerías jóvenes y ver su punto de vista de mi trabajo”, apunta Abramovic. La artista, reina indiscutible de la performance, recuerda que en sus inicios “las galerías no nos querían y los museos nos miraban con miedo así que actuábamos en espacios independientes para una veintena de personas”. Sin duda, han pasado muchos años de aquello y ahora su trabajo es visto por una gran cantidad de espectadores, sobre todo de generaciones jóvenes.

Vista de la exposición. Foto: José Carrillo

Vista de la exposición. Foto: José Carrillo

Desde pequeña, Abramovic (Belgrado, 1946) fue una niña poco convencional y recuerda que nunca quiso jugar con juguetes: “Si me regalaban peluches los tiraba, no me gustaba lo físico, jugaba con las sombras y las cosas invisibles”, apunta. Desde entonces, la creatividad ha formado parte de su día a día. De hecho, admite que todo lo que se ve en su obra es real: “Mi dolor es real, mi sufrimiento es real, mi felicidad es real, mi humor es real”. Su trabajo, además, es conocido por llevar su cuerpo al límite y por sus largos procesos de preparación. “A veces me lleva un año. Si me gusta la idea me puedo obsesionar con ella”, apunta. 

Maria Callas, historia de una obsesión

Uno de los procesos más largos ha sido el que ha conllevado, precisamente, Seven deaths, un nuevo filme que presenta ahora en España y en el que reinterpreta siete muertes prematuras que sufre Maria Callas en su trayectoria y que se acompaña de siete arias de la cantante. A ella llegó por casualidad un día en el que estaba desayunando en la cocina de su abuela. Abramovic tenía 14 años cuando de la radio, que su abuela utilizaba para escuchar noticias y música, brotó una voz que la golpeó tan fuerte que se puso a llorar “sin control y sin saber por qué”. 

Fotograma de la película 'Seven deaths',  2021

Fotograma de la película 'Seven deaths', 2021

“Hay algo en su voz, la vibración del sonido, que lo hace melancólico”, admite. Una vez acabó la canción el locutor mencionó el nombre de Callas y a partir de ese momento Abramovic se obsesionó con la cantante y quiso “saber más”. Desde entonces, su música está presente en su vida y añade: “Ella murió con el corazón roto y yo he sobrevivido con el corazón roto. Entonces empecé a pensar que en las óperas todas las mujeres morían con el corazón roto así que escogí esos finales e hice una ópera”, cuenta. “Si hace 10 o 15 años me hubieran dicho que mi obra entraría en contacto con la ópera hubiera dicho que estaba loco porque odiaba esa música”, se sincera. Sin embargo, todo lo que toca Abramovic se convierte en algo nuevo y eso es precisamente lo que consigue con esta película. Esta Seven deaths está formada por dos partes: el vídeo que vemos ahora en la Nave Sánchez-Ubiría y una ópera con la que Abramovic actuará en el Liceu de Barcelona en marzo de 2023.

Abramovic y la soledad del performer

Aunque reducida, esta exposición reúne imágenes de proyectos que abarcan un amplio periodo de tiempo que va desde 1973 hasta 2019. En Coming and going, una de las primeras performances que documenta, vemos un conjunto de imágenes en las que Abramovic se va alejando hasta desaparecer, una serie en la que reflexiona “sobre la muerte” y la finitud de la vida. Desde entonces, sus obras exploran los límites físicos y su relación con los límites de la mente. Para la artista “es importante mostrar vulnerabilidad porque es la manera de conectar con el público”. Y eso es lo que vemos en Places of Power, Floating, imagen en la que Abramovic se baña desnuda en el Amazonas, o Portrait with Octopus, en la que un pulpo vivo se aferra a su cuello. 

Vista de la exposición con imágenes de 'Holding Emptiness'. Foto: José Carrillo

Vista de la exposición con imágenes de 'Holding Emptiness'. Foto: José Carrillo

A pesar del éxito que ha cosechado a lo largo de los años, Premio Princesa de Asturias mediante, Abramovic insiste en que nadie de su entorno familiar ha apoyado su trabajo, algo que transmite la idea de la “soledad” que rodea su producción. Sin embargo, en la actualidad su obra conecta más con las generaciones jóvenes y esto se debe a la conexión que siente con ellos y por un hecho específico: “No tengo secretos, utilizo mi vida para trabajar. Todo lo que pasa en mi vida lo reciclo y lo convierto en trabajo”.

¿Era consciente, por tanto, de que su trabajo tendría tanta repercusión en las generaciones más jóvenes? “No, no me lo podía imaginar, estas formas de arte no eran aceptables y no fue fácil”. No obstante, ella ha conseguido mantener el pulso durante cuatro décadas y se ha empeñado en ser el reflejo de todos nosotros: “Mi biografía podría ser la biografía de cualquier otra persona porque puedes proyectar tu propio sufrimiento o tus problemas en mí. Y si yo puedo sobrevivir, tú también puedes hacerlo”.