En plan serie por Enric Albero

Las mejores series de 2017

29 diciembre, 2017 08:56

Contraviniendo cualquier norma periodística, convertimos el top ten de lo mejor del año en una cuenta atrás. Para sacarle provecho a esta selección hay que tener en cuenta diversos factores: solo se incluyen series que se hayan podido ver en España de manera legal; si echan de menos alguna obra que para ustedes ha sido importante a lo largo del año y ha aparecido en diferentes listas configuradas por otros medios o por otros analistas de TV es, probablemente, porque no la he visto (los casos de Babylon Berlin, Skam o la última de Transparent) o porque no la he visto completa (Better Things). El top también tiene sus defectos: está muy americanizado y tiene un déficit de propuestas europeas (pero ya saben, el tiempo es el que es). Les avanzo que, al final de este post, cuando parezca que todo haya acabado, como si estuviéramos en una película de Marvel o en un episodio de Perdidos, les dejaré una sorpresa. Y recuerden que, tal y como me insistiría que incluyese en este punto la jueza Lessner (Ana Gasteyer) de The Good Wife, esto es lo mejor del año “en mi opinión”.

¡Al ataquerrr!

10. LA ZONA (Jorge y Alberto Sánchez Cabezudo / Movistar +) / VERGÜENZA (Juan Cavestany y Álvaro Fernández Amero / Movistar +)

Último puesto, primera trampa: dos series al precio de una. Mi excusa: el número 1, que a estas alturas los asiduos al blog ya sabéis cual es, está, a mi entender, fuera de cualquier clasificación (así que, en el fondo, ese primer puesto es un hors catégorie como el que se les otorga a los grandes puertos del Tour de Francia). Pero, como dirían Tony Montana o Chema, el panadero de Barrio Sésamo, metámonos en harina. El aterrizaje de Movistar + en la pista de la producción televisiva ha supuesto un cambio en el panorama nacional a todos los niveles: libertad creativa, formatos más asequibles, diversidad de propuestas… De una parte, Vergüenza, una comedia más ácida que medio zumo de limón en un ojo, firmada por Álvaro Fernández Armero y Juan Cavestany: 10 capítulos de 25 minutos de duración que sirven para ponernos delante de un espejo que logra, por vía de la hipérbole, que nos riamos y nos asustemos de las actitudes que se reflejan en pantalla. Su puesta de largo sirvió, además, para barrer con un estigma de clase que da fe de la nueva coyuntura audiovisual, marcada por la evolución tecnológica y la aparición de las plataformas VOD, a la que nos enfrentamos: Vergüenza no solo participó, sino que compitió de igual a igual en la sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián junto a películas como The Square (Rubén Ostlund, 2017), Palma de Oro de Cannes 2017; mediometrajes del nivel de Braguino (Clément Cogitore, 2017) o cortos tan brillantes como Non Plus Ultra (Samuel M. Delgado y Helena Girón, 2017).

Con La Zona, los hermanos Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo vuelven a la élite de la ficción televisiva con un noir teñido de pesadilla postapocalíptica. Su arriesgadísima construcción, las altísimas prestaciones ofrecidas por un elenco actoral en estado de gracia y su disección sobre una sociedad económica y moralmente desvencijada nos sitúan frente a una de las grandes obras no ya del presente, sino de la historia de la ficción española, al nivel de Crematorio, Historias para no dormir o El Ministerio del Tiempo. La Zona es, también, un indicio que apunta en dos direcciones: por un lado, señala que el talento de los creadores autóctonos está al mismo nivel que el de los de cualquier otra latitud y, por otro, da cuenta del tiempo perdido por culpa de un sistema televisivo caduco, reñido con la modernidad.

9. SMILF. 1ª temporada (Frankie Shaw / Showtime / Movistar +)

SMILF es el acrónimo de ‘Single mom I'd like to fuck’. Es decir, madre soltera que me follaría. Es decir, echen la corrección política por el retrete y tiren de la cadena. Madre soltera y sin curro, ex pareja recién rehabilitada y con nueva novia y una abuela con el mobiliario mental desordenado. Una familia disfuncional retratada con ternura, pero sin rehuir ninguna -y ninguna es ninguna- de las problemáticas que les afectan: desde la imposibilidad de mantener relaciones sexuales esporádicas porque tu casa es tan pequeña que compartes cama con tu hijo, hasta las proposiciones homosexuales que la ‘señora’ a cuyos hijos das clase te hace llegar de manera tan inocente como directa. Y, por si esto no fuera poco, Frankie Shaw pone sobre el tapete todos los problemas a los que se enfrentan las madres solteras pobres (y las tres palabras son clave): problemas por ser mujer (el episodio 3 es un monumento sobre cómo funcionan los acosadores y sobre cómo hay que tratarles), problemas de soledad que afectan tanto a la logística cotidiana como al desarrollo sentimental y problemas económicos que sitúan a su protagonista ante dilemas impensables para alguien que no sea mujer, madre soltera y pobre.

8. THE GIRLFRIEND EXPERIENCE. 2ª temporada (Lodge Kerrigan & Amy Seimetz / Starz / Movistar +)

Superar los niveles de crudeza formal, análisis sociológico y nivel interpretativo de la primera temporada de The Girflriend Experience se antojaba imposible. Riley Keough deslumbraba en aquella libre traslación de la película dirigida por Steven Soderbegh en 2009 al formato televisivo y sus creadores, Amy Seimetz y Lodge Kerrigan, utilizaban el mundo de la prostitución de lujo para diseccionar el sistema capitalista. Contra todo pronóstico, esta segunda entrega, desconectada de la primera, aún da más. Para empezar, son dos series en una. Los capítulos se han emitido por parejas, con una primera parte dirigida por Kerrigan en la que se cuenta la historia de una escort y el inicio de una relación con una lobista; y una segunda parte, con Seimetz a los mandos, en la que una prostituta se mete en el programa de protección de testigos para declarar contra el que fuera su ‘propietario’, un traficante con demasiados viejos amigos en el cementerio. De nuevo, la prostitución como paradigma de las relaciones políticas, empresariales y afectivas; la depredación como principal forma de interactuación social. Y dos maneras de aproximarse a ella: la rectilínea frialdad de los encuadres de Kerrigan, el tono acerado de la fotografía, la crueldad de determinados personajes… La primera parte no parece filmada con una cámara sino con un bisturí. Amy Seimetz practica una calidez alucinada: las localizaciones y la luz hacen pensar en un paseo por el desierto en el que la temperatura hace que, desde la tierra, broten vapores que engañan a la vista. Seimetz se aprovecha de una subyugante Carmen Ejogo para glosar una huida imposible: la ‘ex acompañante’ no puede escapar ni de ese infierno que es Nuevo México ni de sus pulsiones. De hecho, en varias ocasiones, la cámara emprende viajes hacia un exterior inalcanzable: la frontera siempre está ahí (piensen en esa secuencia magistral de los interrogatorios). Una serie a la que habrá que volver.

7. MANHUNT: UNABOMBER. Miniserie (Andrew Sodroski, Jim Clemente y Tony Gittelson / Discovery Channel / Netflix)

Actualmente en el catálogo de Netflix, esta producción de Discovery Channel dirigida por Greg Yaitanes es uno de los grandes thrillers del año. La historia de Theodore John Kaczynski (Paul Bettany), más conocido como Unabomber (University and Airline Bomber), quien desde 1978 y hasta 1995 envió 16 cartas y paquetes bomba causando tres víctimas mortales y un sinnúmero de heridos y daños materiales, está contada utilizando una estructura temporal que mezcla la fase anterior a su captura y los momentos que rodean al juicio (salta entre 1995 y 1997). Estamos ante un thriller sobrio, preocupado por hurgar en la personalidad del terrorista (y de su captor) y no por resolver un misterio. El uso de recursos como el fuera de campo o de la música como marcador tonal y no como elemento enfático, el poderío de la actuación de Bettany, las críticas al funcionamiento del sistema judicial o el riguroso empleo del material de archivo convierten Manhunt: Unabomber en una miniserie imprescindible.

6- MINDHUNTER. 1ª temporada (Joe Penhall / Netflix)

He aquí una serie de la que no me cansaría de escribir. Pero creo que es justo tanto para vosotros como para mí que no me extienda sobre temas que ya han sido tratados de manera prolija en el blog. De la serie creada por Joe Penhall, baste con decir que supone la vuelta de David Fincher a la TV con un producto muy diferente a House of Cards. Las investigaciones policiales sobre asesinos en serie que sirvieron para cambiar el modelo de actuación del FBI, devuelven al director de El curioso caso de Benjamin Button (2008) a un lugar oscuro en el que se maneja como nadie. Directamente emparentada con Zodiac (2007), una de las mejores películas de lo que llevamos de siglo, Mindhunter es siempre mejor cuando la dirige Fincher (capítulos 1 y 2 y 9,10). El rigor con el que se aplica a la hora de manejar recursos como el plano-contraplano da la medida de uno de los cineastas que mejor han asumido el legado del clasicismo. Su sutileza formal hace que, además, la serie se convierta en un alegato feminista no por las cosas que cuenta, sino por cómo las cuenta (por dónde coloca a las mujeres en el plano y cómo esa ubicación se corresponde con sus actuaciones y su posición de superioridad).

5-HALT AND CATCH FIRE. 4ª temporada (Christopher Cantwell & Christopher C. Rogers / AMC / AMC España)

La temporada final de la serie creada por Cantwell y Rogers es otro ejemplo fundamental para entender dos cosas: la relevancia del papel de la mujer en la ficción serial contemporánea y la constatación de que en la televisión también hay puesta en escena. Aunque en este top diez no habrá el mismo número de series creadas por hombres que por mujeres (pero podría haberlas), resulta indicativo del momento actual el hecho de que, en casi todas ellas, sean las féminas las que conducen o dominan el relato. De las vistas hasta aquí, tanto en SMILF como en The Girlfriend Experience, son las mujeres las que vehiculan la historia. En La Zona, todos los personajes masculinos incorporan alguno tipo de doblez o maldad en su comportamiento, mientras que las mujeres representan valores como el tesón y la justicia. En Mindhunter, el control de las situaciones merced a su (superior) inteligencia lo ejercen la doctora Wendy Carr (Anna Torv) y la estudiante Debbie Mitford (Hannah Gross). Otro tanto sucede en Halt and Catch Fire, una ficción creada por dos hombres en la que Donna Clark (Kerry Bishé) y Cameron Howe (Mackenzie Davis) comienzan siendo ‘ayudantes’ para terminar siendo jefas o dueñas de su propio destino, sin rehuir los problemas que, entre ellas, aparecen como fruto de ese ascenso laboral, social y económico. Este repaso a la evolución de las tecnologías informáticas a partir de las relaciones personales entre cuatro personajes nos ha dejado alguna de las imágenes más potentes del año: la despedida de Gordon Clark (Scott McNairy) en la que se pone en escena ese tópico sobre la muerte en virtud del cual las imágenes de tu vida se proyectan ante tus ojos antes de la despedida.

4-GIRLS. 6ª temporada (Lena Dunham / HBO / HBO España – Movistar +)

Soy de los que cree, sinceramente, que la creación de Lena Dunham es ya un clásico de la televisión. Al principio, su inusual desinhibición y esa casi obsesión por mostrar su cuerpo –un cuerpo alejado del canon de belleza– me generaban contradicciones: entendía su afán provocador y esa ruptura de códigos modales y sociales, pero en demasiadas ocasiones todo me parecía gratuito. A medida que fue avanzando, y los personajes fueron ganando en complejidad, mi percepción cambió. Girls no solo nos metía por los ojos problemas a los que, sobre todo los hombres, somos insensibles; no solo ponía a pasear ante nuestra mirada a una galería de jóvenes perdidos y tiernos, sino también profundamente egoístas. Poco a poco, cualquier aire de sitcom o de reconstrucción mordaz de Sexo en Nueva York fue dando paso a un retrato generacional sin un solo atisbo de dogmatismo, pero con un afán crítico incuestionable. Para quien esto firma, ‘American Bitch’, el tercer episodio de esta temporada final, es uno de los capítulos del año: en él se dan cita la denuncia –el uso de la superioridad intelectual como una suerte de poder que permite acosar/violar a mujeres con total impunidad–, los dilemas morales que plantea enfrentarse a ese problema (nada es blanco o negro) y la audacia formal para resumirlo todo en solo plano: Hannah (Lena Dunham) abandona la casa del escritor que la acaba de acosar mientras suena Desperado de Rihanna; un río de mujeres se cruza con ella por la calle y sube las escaleras que dan al apartamento. Todas son (o pueden ser) posibles víctimas. Y todo esto antes de que se abriera la caja de Harvey (Weinstein).

3-THE DEUCE. 1ª temporada (David Simon & George Pelecanos / HBO / HBO España)

Volvió Simon y lo hizo fiel a su estilo. The Deuce es, de nuevo, una feroz crítica al sistema neoliberal (amarás el beneficio sobre todas las cosas). Apelando a un caso concreto –los inicios del negocio del porno en la Nueva York de los 70–, el creador de The Wire no deja ninguna esquina de la sociedad sin husmear: prostitución, crimen organizado, policía, periodistas, política, educación… Siempre fiel a ese tempo dilatado que exige cualquier análisis que se precie riguroso; con diálogos que, a pesar de su alambicada construcción, siempre suenan naturales; con un soundtrack apabullante y un casting impecable (Maggie Gyllenhaal está estratosférica), Simon, con Pelecanos como fiel escudero, introduce un nuevo matiz con respecto a trabajos precedentes: es su serie más feminista, tanto por el aumento de profesionales que han figurado detrás de las cámaras (miren el equipo de guionistas o la nómina de directores) como por el peso que tienen las mujeres en el desarrollo de la propia serie.

2-THE LEFTOVERS. 3ª temporada (Damon Lindelof & Tom Perrotta / HBO / HBO España – Movistar +)

Detesté a Damon Lindelof. Sigo sin poder pasar de la segunda temporada de Perdidos. Lo que hizo en Prometheus despertó instintos homicidas que jamás creí que un tipo tranquilo como yo pudiera experimentar. Y a pesar de ello y de que la primera temporada de The Leftovers me pareció irregular (pero con tres capítulos sublimes), he terminado entregado a este estudio sobre el duelo, un ejercicio que, finalmente, acaba siendo toda una declaración de fe en el espectador. Su estructura enrevesada, las brutales elipsis, los capítulos autónomos que se despegan de la narración principal, la coexistencia de (al menos) dos mundos y la ausencia de explicaciones –¿cómo explicar la pérdida repentina de un ser querido?– desembocan en un capítulo final en el que se priva a la audiencia de la verdad sobre lo ocurrido, se le niega la imagen de los hechos para que decida, por sí mismo y en función de todo lo visto hasta ese momento, si lo que cuenta Nora Durst (Carrie Coon… sin palabras) pudo o no pudo ser. Una serie que, cualquiera que tenga interés en las religiones, debería saberse de memoria.

1-TWIN PEAKS. THE RETURN. (David Lynch & Mark Frost / SHOWTIME / Movistar +)

En general, escribo demasiado. En el caso de Twin Peaks, mi producción excede con creces lo que cualquier ser humano de buen juicio entendería por razonable. Recuperen las entradas precedentes, busquen nuevas aproximaciones, emborráchense viendo una y otra vez sus 18 capítulos… En mi opinión, sobradamente argumentada, estamos ante una obra fundamental para entender el audiovisual contemporáneo. A partir de Twin Peaks se puede explicar todo lo que acontece en estos últimos tiempos: la desaparición del relato, el sincretismo artístico (pintura, video-arte, arquitectura,…) pero también cinematográfico (cine clásico, experimental), la mezcla de formatos, la presencia de las series en los festivales de cine, el éxito de crítica unido al fracaso de público y la posibilidad que ofrecen las plataformas VOD y los canales de pago para producir objetos audiovisuales reñidos con las ganancias (que se obtienen por otras vías: con lo que Showtime ingresó por el combate entre Mayweather y McCregor podría producir unos cuantos Twin Peaks al año)… Por todo ello pienso que, finalmente, la última serie de David Lynch y Mark Frost terminará por ser no solo lo mejor que le ha sucedido a este 2017, sino que su influencia se incrementará con el paso del tiempo… Cuenten con ella para las listas de lo mejor de las dos primeras décadas del siglo XXI.

EXTRAS

Como no quiero dejar fuera de este resumen del año otras series que podrían estar perfectamente entre la selección anterior, aquí os dejo otra breve selección, por si queréis acercaros a alguna

Un protagonista hindú. Relaciones sentimentales. Comida. Clásicos del cine italiano. Lo que somos y lo que nos gustaría ser. Un plano secuencia para enmarcar.

Issa Rae tirando con bala. Racismo. Mis problemas con los hombres. Raza y estándares sexuales. Como sobrevivir en Los Ángeles con poca pasta. La lucha de clases está ahí fuera.

Selina Meyer (Julie Louis-Dreyfuss), la reina del desastre. La política puesta del revés. Trump la querría. El vitriolo se mide en hectolitros. Los diálogos más bestias de la televisión.

La versión que mola de un libro de Margaret Atwood. Elegante, sutil, perversa. Asesina o no, nuestra Grace y todas las Grace son víctimas.

Hostias como panes. Thriller conspiranoico. Alan J. Pakula y John Rambo. Exploitation. Lo mejor de Marvel TV desde Daredevil. Ya era hora.

Ejemplo de supervivencia. Y de brillantez. Cómo aguantar desde el talento la tiranía de los capítulos de 70 minutos. La Historia de España a examen. En la TV de todos. Con dos bemoles.

  • The Good Fight

Ritmo endiablado. La música como directora de orquesta de una serie. Bernard Madoff disimulado. Un spin-off con todo el sentido. Cómo viste la Baranksi.

Una serie fronteriza. Un spin-off de ángulos imposibles y personajes esquinados. Cada vez más visual, menos explicativa. Y cada vez más próxima al arranque de su predecesora: Breaking Bad.

  • Legion

Noah Hawley dándole la vuelta a la ficción superheorica. Y a la construcción serial. Cargándose la narración, deteniéndola, para meternos en la cabeza de los protagonistas. Es un atrevido.

No he terminado su segunda temporada, que es la de este 2017. Así que la incluyo haciéndome trampa. Pero es que cada capítulo parece diseñado por el sindicato de relojeros suizos. Si os gustan las historias contadas como Dios o como la Reina de Inglaterra mandan, esta es la vuestra.

Volvemos en 2018… Stay tuned.

Image: Construcción de afectos

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