Rima interna por Martín López-Vega

Pilinszky, más que diferente

28 enero, 2014 13:16

Hay libros que abjuran de la idea preconcebida de 'libro' (o más bien de etiquetas como 'libro de poemas', 'novela', etc.) y nos plantean una mirada nueva empezando por esa misma idea que siempre damos por sabida. Uno de esos libros es Conversaciones con Sheryl Sutton, del poeta húngaro János Pilinszky, que no es, como pudiéramos suponer por su título, un libro de entrevistas, sino (y el subtítulo es aquí el que nos da la pista) 'La novela de un diálogo'.

János Pilinszky (Budapest, 1921-1981) es uno de los poetas húngaros más citados del pasado siglo. Otro de los nombres mayores de aquella poesía, la poeta Ágnes Nemes Nagy, decía de él que “todo el mundo es diferente, pero Pilinszky más todavía”. Como otros poetas de su tiempo, como tantos otros no poetas, sufrió los desmanes que asolaron Europa: fue prisionero de guerra durante la II Guerra Mundial y algo menos prisionero, pero no mucho, durante la dictadura comunista. Lo que vio en los campos de concentración nazis marcó muchos de sus poemas. En los 60 comenzó a alcanzar cierta fama y, con valedores como el siempre atento Ted Hughes, recorrió Europa y los Estados Unidos.

En esos viajes aprovechaba para buscar materiales que le dieran un aire nuevo a su poesía. En 1973 estaba en París para asistir a una representación de la obra de teatro de Robert Wilson Deafman Glance. En ese tiempo estaba preocupado por los aspectos performativos de la poesía y la obra de Wilson le nutrió ampliamente. Allí conoció a la actriz Sheryl Sutton, quien actuaba en la obra. Y Sutton, a quien sólo vería una vez, le sirvió de modelo para el personaje que se llama igual que ella y con quien dialoga en este libro de conversaciones, como ya se irán imaginando, más bien inventadas. En las solapas de la  primera edición húngara del libro se reproducen un par de notas manuscritas de la actriz mostrando su contento porque el poeta haya trabajado en “nuestro libro” y alude a esos “diálogos imaginados”. El resultado es, como muy bien ha visto Peter Jay, autor del prefacio de la edición inglesa, una colección de diálogos platónicos sobre las artes performativas, sobre lo que en ellas buscaba Pilinszky y, tal vez lo que a día de hoy resulta más interesante, sobre su propia poesía.

El libro arranca con una biografía de Sutton seguida por la del poeta, quizás con cierto afán de anclar de algún modo estos diálogos imaginarios a la realidad. Pilinszky incluye algunos detalles casuales para dar ese mismo aire de verdad y no elude ciertos tópicos de la crítica del siglo, como la famosa frase de Adorno según la cual es imposible escribir poemas después de Auschwitz. La “ficcional” Sutton contesta:

Es el tipo de frase cuyo opuesto es igualmente verdad, si es que no es más verdad aún. Escucha esto: ‘Después de Auschwitz, la poesía es posible de nuevo’. Es verdad, por tanto, que Auschwitz partió el tiempo. Desde entonces es imposible para nosotros no distinguir lo que había antes de Auschwitz de lo que vendría después.

Hoy tenemos un mejor entendimiento del ascetismo que crece en Proust y Rilke bajo la superficie artística. No se torturan a sí mismos sino que la premonición está presente en ellos.

—En los tiempos actuales sólo conozco a dos escritores que se prepararan a sí mismos en espíritu y en su entero ser para lo que iba a ocurrir. El primero es Franz Kafka, y la segunda, Simone Weil.

Todo el libro rebosa hondura y nos deja sin aliento. Un libro raro, sí, porque raros son los libros de los que uno sale distinto a como entra.

Giorgio Faletti, el fútbol y algo más

Anterior
Image: Octavio Paz, disfrutar discrepando

Octavio Paz, disfrutar discrepando

Siguiente