Stanislavblog por Liz Perales

Mis Queridos Monstruos (de la escena) IV: Lucía Quintana

1 agosto, 2013 16:10

Esta temporada que se anuncia vamos a tener ración doble de Miguel Mihura. El prólogo lo ha puesto Gerardo Vera con su Maribel y la extraña familia, en el Infanta Isabel, máxima atracción de la raquítica cartelera del Madrid estival. La próxima, en diciembre, será Carlota, en el Centro Dramático Nacional, dirigida por Mariano de Paco y que de entrada traerá alguna gran sorpresa en el reparto. Nueva ocasión para revisar el teatro y el humor de Mihura, al que la crítica ha venido despachando de un plumazo al tacharle de “autor vendido al régimen y al teatro burgués”. Bendito teatro burgués que nos ofrece piezas como esta Maribel…, una preciosa comedia ya un clásico del teatro español, cuya historia sobre una familia “invertida” sigue arrancando carcajadas del patio de butacas.

Se cuenta que Mihura era un tipo tímido, solitario, con bastante sentido del humor y muy perezoso; también mujeriego, al que le iban desde las señoronas y las decentes, a las chicas de vida alegre y las fulanas. Su teatro, como él mismo ha dicho, refleja ese carácter tierno y sentimental del autor, poblado de personajes idealistas y soñadores que vienen a alterar con naturalidad el orden social. Un teatro que es una forja, sobre todo, de personajes femeninos simpáticos y singulares, a partir de los cuales urde tramas absurdas pero paradójicamente verosímiles: “Mi teatro soy yo y una mujer enfrente”, es una de sus célebres frases.

Maribel es uno de los mejores de su cosecha: la historia de una prostituta que es aceptada con entusiasmo por dos viejecitas ricas como prometida de Marcelino, el tímido joven hijo de una de ellas. ¡Y qué magnífica está Lucía Quintana haciendo de Maribel! El personaje le va como anillo al dedo, por temperamento y por físico. “Lo que más me gusta de Maribel es que tiene un viaje precioso”, confiesa la actriz. Vaya si lo tiene: desde el primer acto y hasta el final vemos cómo Quintana va apropiándose del personaje. Pasa de la fulana vulgar, teñida de cierto casticismo pero con la dosis suficiente de curiosidad y educación para justificar adentrarse en la historia que se plantea, a los siguientes actos en los que ya aceptado su noviazgo con Marcelino, y enamorada de él, cunde la desconfianza en ella y no sabe a qué carta quedarse. Como colofón, precioso final que exige una historia de amor: qué importa lo que hayas sido, me da igual tu pasado, vivamos el presente.

“No es un personaje difícil de entender y siento que me va mucho”, explica la actriz. “Hace tiempo alguien me habló de que los personajes te buscan y ahora creo comprender mejor lo que quería decir. Es una sensación mágica, voy sintonizando poco a poco con las facetas que mejor comprendo del personaje y, de esta manera, me voy apropiando de él o él se va apropiando de mi”.

Este proceder vampírico opera en Lucía con grandes resultados. De su extensa trayectoria la recuerdo todavía en La cabeza del Bautista, dirigida por su pareja Alfredo Sanzol, y en la que hacía La Pepona con una energía arrolladora, mostrando su versatilidad y sus buenas mañas. Esta gran personalidad suya tiene también un riesgo, que he detectado en actores de su raza: si la mano rectora del director no está muy alerta, y si no sabe muy bien lo que quiere contar, contamina con sus vicios el personaje. Pero no teman, en esta ocasión saldrán del teatro enamorados de “su” Maribel.

Lucía Quintana, como ya he dicho, es una de nuestras actrices más experimentadas,  puede presumir de haber comenzado en el teatro a los once años, en la compañía de su padre, el actor Juan Antonio Quintana. Mamó pues desde niña los entresijos de este arte y negocio al que su padre no quería que se encomendara. Hasta que su papel como Sonia de Tío Vania hizo ver a su progenitor que ella sí tenía talento para esto. Estudios en la Resad y en La Abadía, la fundación de la compañía Producciones del Callao con Alfredo Sanzol, y su colaboración en numerosos dramas y comedias sobre todo en el teatro público (Woyzeck, Las bicicletas son para el verano, Cara de plata, El café…) , la han convertido en una de las actrices más admiradas por la crítica y por sus colegas de profesión. Ha sido felizmente uno de los relevos de la interpretación femenina del teatro actual.

“Estuve un tiempo en que me preguntaba si realmente esto era a lo que yo me quería dedicar. Pero ya ha pasado. Me considero una actriz muy exigente, vivo un momento muy feliz (también porque he sido madre) y trabajo con un disfrute mayor que cuando era más joven, he conseguido apartar los egos. Supongo que es un tema que tiene que ver con la madurez, aunque no dejo de sentir los nervios habituales que cada trabajo exige”, reflexiona.

Maribel y la extraña familia tiene la gran ventaja de que es una obra coral, todos los personajes tienen un recorrido y Vera ha conseguido reunir un elenco muy equilibrado . Esta la gran Alicia Hermida, primera vez que la veo en una comedia y en la que está deliciosa en el papel de abuelita junto con Sonsoles Benedicto. El trío de amigas de Maribel, las tres prostitutas, están muy graciosas: Elisabet Gelabert, Chiqui Fernández y la joven Macarena Sanz. Marcelino, alter ego de Mihura, lo interpreta Markos Marín con el perfil de hombre tímido y apocado. Abel Vitón y Javier Lara dan vida a otros personajes secundarios.  Y hay que destacar también la labor del figurinista (Alejandro Andújar) y de la maquilladora (Sylvie Imbert), que contribuye a ambientar a los personajes en los años 40, donde el director ha situado la obra.

Casi todos ellos son actores y profesionales que ha participado en otras experiencias escénicas de Vera. Porque la otra gran sorpresa de esta producción es que un equipo habitual de ver en el teatro público encuentra acomodo ahora en el llamado teatro comercial, y con ánimo de aguantar lo que digan los espectadores: “Es una apuesta fabulosa que Enrique Salaberría y su empresa Smedia se incline por hacer teatro popular de calidad, cuidando la factura artística. Me gusta la idea de que hayan puesto su confianza en hacer un buen producto. Yo estoy convencida de que el público está deseando que se lo den”, termina Quintana.

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