Stanislavblog por Liz Perales

Cartografías de teatro II

14 agosto, 2014 11:41

[caption id="attachment_572" width="560"] Actos de celebracion de la Noche de Max Estrella. Foto: Paco Toledo[/caption]

Prosigo esta semana con la confección de este mapa de ciudades o poblaciones españolas que algunos títulos de la literatura dramática han contribuido a promocionar, por el hecho de aparecer como escenario de dramas y comedias. Del teatro escrito en el XIX no voy a rescatar ninguna obra, pues excepto el Tenorio (ya citado en el anterior post),  el filón más pródigo para este propósito es el de la novela decimonónica, que estaría liderado por Clarín y su Vetusta-Oviedo de La Regenta, y Galdós, que recorre el país de sur a norte con sus Episodios Nacionales, entre otras obras suyas.

Ya plantados en el siglo XX, comienzo por el autor de Los intereses creados, Benavente, pero para recordar dos dramas rurales  que  hoy están siendo versionados como telenovelas por cadenas suramericanas: La malquerida y Señora Ama.  Los dos transcurren en poblaciones campesinas, donde el rudo carácter masculino y una moral embrutecida choca con las aspiraciones de la mujer. Se presume que Benavente se inspiró para estos dramas en un pueblo del norte de la provincia de Toledo, Aldea en Cabo, de apenas 200 habitantes, cerca de Cenicientos, donde tenía una casa de vacaciones que todavía se conserva.

Es sin embargo Valle, con su visión cinematográfica del drama,  quién hace del espacio un elemento trascendental para sus obras, especialmente para crear atmósferas y, en ocasiones, erigiéndolo también en personaje.  Su obra más traducida, Divinas palabras, la adaptación teatral de su Sonata de otoño, así como las tres que integran sus Comedias Bárbaras protagonizadas por Montenegro, transcurren en una tierra feudal y mágica, de aldeas y caminos húmedos, bosques de castaños, pazos con escudos heráldicos, iglesias en cuyas espadañas se agitan las campanas… Es un decorado imaginario pero remite a su Galicia natal, pudiera ser que a las dos orillas de la ría de Arousa, pero también al Pazo Torre de Xunqueiras en Pobre de Caramiñal (hoy convertido en hotel y donde él mantuvo tertulia) o a las mismas calles de Santiago de Compostela.

Donde Valle eleva a la categoría de personaje toda una ciudad es en Luces de bohemia, que transcurre en un Madrid “absurdo, brillante y violento”. Hace dos lustros el dramaturgo Ignacio Amestoy, emulando el  Bloomsday que transcurre en Dublín en honor de Joyce, se inventó  “La noche de Max Estrella”, procesión que discurría por los lugares del centro de Madrid, algunos fácilmente reconocibles de la obra como el Café Colón donde Max Estrella se encuentra con Rubén Darío (trasunto del Café de la Montaña que acogía el Hotel París y que ha sido recientemente adquirido por Apple para su tienda en la Puerta del Sol); el callejón del Gato,  donde el autor expresa su teoría del esperpento y de los espejos deformantes (espejos que sirven hoy de reclamo al Bar Las Bravas, en la calle Alvarez Gato); el Ministerio de la Gobernación donde Max Estrella tiene su encuentro con Mateo Morral (hoy sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid); o la buñolería modernista (hoy chocolatería San Ginés). Da pena que la procesión haya dejado de celebrarse;  no sé si ha sido por cansancio de sus organizadores o por otra razón.

Pero quizá quién mejor ha retratado Madrid desde la escena ha sido Carlos Arniches que, siguiendo la senda de Ramón de la Cruz, ha rescatado tipos pintorescos de los barrios populares de Lavapiés,  Embajadores y La Latina, estilizando su habla y convirtiéndola en la seña de identidad del madrileñismo, llamado casticismo. Célebres sainetes como  La venganza de la Petra, El santo de la Isidra o Serafín, el pinturero y zarzuelas como Por la boca muere el pez rescatan tipos populares, cuyas historias se desarrollan en cualquier calle de uno de estos barrios, con sus balcones abiertos y sus pequeños comercios.

En la zona más desértica de Andalucía, en Almería, y en las proximidades de un encantador pueblo exminero, Rodalquilar, se encuentra El Cortijo del Fraile, antigua edificación donde se supone que ocurrieron los hechos que inspiraron a Lorca Bodas de sangre Hoy está en un estado ruinoso, pero antes fue cortijo importante del que dependían otros más pequeños y mucho antes, en el siglo XVIII y hasta la desamortización de Mendizábal, perteneció a los dominicos, sus constructores. Por ello, dispone de un oratorio, campanario y cripta. El lugar es famoso porque de este cortijo procedía la novia de la tragedia de Lorca y se  cree que el autor conoció los hechos por la novela Puñal de claveles, de la escritora Carmen de Burgos, original de Níjar. En general, Andalucía está muy presente en los dramas rurales de Lorca, y concretamente Granada, donde precisamente transcurre Mariana Pineda.

[caption id="attachment_574" width="560"] El Cortijo del Fraile, donde ocurrió el suceso que inspiró la obra de Lorca Bodas de sangre. Foto: Sánchez Picón[/caption]

De allí saltamos a la vecina Murcia,  ciudad que inspiró a Mihura su Ninette y un señor de Murcia, pero que precisamente se desarrolla en París. Sin embargo, el autor luego escribió una segunda parte, Ninette: Modas de París, en la que el protagonista vuelve a su ciudad con la parisina Ninette, que acabará aburriéndose muchísimo en su nueva ciudad.  Mihura participó también en el guión de Bienvenido Mr. Marshall, el film de Berlanga y Bardem ambientado en Villar del Río, un pueblecito del norte de la provincia de Soria  del que posiblemente no habían oído hablar en su vida.

La lista se está haciendo interminable. Salto a la generación realista para rescatar a Rodríguez Méndez y la historia de Flor de otoño, que me permite llegar a Barcelona, ciudad que seguramente habrá inspirado muchos dramas. Este de Rodríguez Mendez transcurre en el barrio chino de la ciudad, cerca de las Ramblas, pues cuenta la historia de un reputado y serio abogado que lleva una doble vida en el barrio, ya que por la noche se traviste en un artista de cabaré.  Al parecer, el autor se inspiró en un caso real que leyó en los periódicos, ocurrido en 1930.

Por su parte, Antonio Gala tuvo la ocurrencia de hacer una alegoría de España en El hotelito, coindiendo con la nueva configuración autonómica que iba adquiriendo el país. En esta obra conviven en un hotel cinco muchachas, que representan cada una a Galicia, Andalucía, Madrid, Cataluña y el País Vasco. Quieren vender a un extranjero el hotel, aunque  finalmente deciden quedarse con él.

En algún momento tengo que darle término a este post. Dejo muchos títulos sin mencionar, pero de nuestra dramaturgia más reciente rescato dos de Alonso de Santos. Uno de los años 80 nos devuelve a Lavapiés, en Madrid, ciertamente el barrio más citado en la literatura dramática española como he podido demostrar. También en él transcurre Bajarse al moro. El otro título es también de este autor, pero más reciente: Los conserjes de San Felipe, en el que siguiendo la tradición de inspirarse en un hecho histórico, el autor reescribe el asedio que sufrió la ciudad de Cádiz por los franceses durante la Guerra de la Independencia.  Y lo hace de forma detallada, ya que  la obra permite seguir los itinerarios y monumentos más destacados de la ciudad y de sus playas.

Image: Philip Seymour Hoffman entre amigos

Philip Seymour Hoffman entre amigos

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