Stanislavblog por Liz Perales

La sátira política gana terreno

18 noviembre, 2014 09:26

Si desde hace unos meses lo más machacante en los medios de comunicación es el auge de Podemos, en los escenarios aprecio un fenómeno que, creo, guarda cierta relación: la sátira política gana terreno. Acaba de llegar a la sala Off del Lara El Tesorero, un texto del autor José Ignacio Tofé que, al estilobritish, recrea lo que son los consejos de ministros y sus integrantes. Protagonizada por José Luis Alcobendas y Juan Carlos Vellido, la obra garantiza un divertido análisis de la corrupta actualidad política.

La sátira es un género que me entusiasma, aunque  en este país cojea siempre del mismo lado, o sea, que casi siempre se les atiza a los conservadores. Entiendo que sean los gobernantes las víctimas propiciatorias, pero, por poner un ejemplo, todavía no he visto en los escenarios que se ceben con los acusados de los EREs de Andalucía, y eso que hay anécdotas extraordinarias. Quizá la excepción sea Boadella, el que más ha cultivado el género en el teatro y que cumplió ya contra los nacionalistas catalanes, ergo Puyol, en su despiadado Ubu President , además de azotar a la progresía en otras muchas ocasiones.

En el caso de El Tesorero, bautizado así por el caso Bárcenas aunque en modo alguno se trata de una sátira centrada en el personaje,  el delirio está servido a partir de la incorporación de un novato, un cargo autonómico que es nombrado ministro de Cultura de la nación. El nuevo ministro va aprendiendo los usos y costumbres de la clase políticas gracias a las lecciones que le van dando sus colegas más veteranos. Lecciones que nos resultan muy familiares: Contabilidad B, sobornos, viajes, Suiza, saqueo de cajas de ahorros, recalificaciones, nepotismo, situarse en los consejos de administración de los bancos, concepción de la cultura….

Hay momentos muy muy divertidos. Nombro algunos: La anécdota de los bufés del Consejo de Ministros y la representación autonómica de los jamones; la redacción de un discurso para el ministro de Hacienda, en la que se compara a los inspectores de Hacienda con la cuadrilla de un sheriff del Lejano Oeste, o memorable también me pareció el encuentro del ministro de Cultura con el de Economía en el que este último dice creer en el karma.

Tofé no sólo ha escrito la obra, también la produce y la dirige. Y  cuenta con dos actores que, en realidad, actúan como dos clowns. José Luis Alcobendas es un actor que he seguido en muchos espectáculos, desde sus comienzos en el elenco de La Abadía, a sus trabajos en otros teatros públicos (Compañía Nacional Teatro Clásico y CDN) y, en menor medida, en el teatro privado. Aquí hace de ministro de Cultura, al estilo de un augusto, mientras su compañero Vellido, que se merienda con gran comicidad el resto de los personajes, sería un contraugusto.

Como ya he dicho, la pieza se representa en la nueva sala del teatro, que ha venido a sustituir al hall y que espero nos ofrezca tan buenos trabajos como allí se han visto.  La salita es más cómoda para los actores y para el público, no llega al centenar de butacas y su escenario, tan próximo al espectador, obliga a un teatro sin trampa ni cartón, espontáneo y, a la vez, despojado. Hace unos meses ya hablé en este blog del milagro que  Antonio Fuentes, director del teatro, había hecho con el Lara, al multiprogramar o, en otras palabras, amortizar al máximo las salas con una parrilla de cuatro y cinco espectáculos por semana que giran en torno a un espectáculo con tirón que permanece en la sala grande (Burundanga, por tercer año). Es un sistema que exige a las compañías ganarse el espacio, pues su permanencia depende del público que consigan congregar. Si ven este Tesorero, pasarán un buen rato y comprobarán lo saludable que resulta el género. 

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José Miguel G. Cortés: "La programación expositiva del IVAM se basa en el concepto de tránsito y transformación"

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