Image: Rolf Tarrach

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Ciencia

Rolf Tarrach

“Autonomía y calidad son las claves del CSIC”

12 septiembre, 2002 02:00

Rolf Tarrach. Foto: Mercedes Rodríguez

El mundo científico comienza un nuevo curso. Los laboratorios españoles se abren a proyectos de investigación en algunos casos para competir con la excelencia mundial. El presidente del CSIC, el físico Rolf Tarrach (Valencia, 1948), habla con El Cultural sobre la situación que vive la ciencia española, sobre las relaciones entre la institución y organismos como el Ministerio de Ciencia y Tecnología y las Universidades, sobre su progresiva reconversión interna, sobre los proyectos que cambiarán el rumbo de nuestra ciencia y sobre la ética ante cuestiones de actualidad como el uso de células madre.

-¿Cómo son las relaciones del CSIC con el Ministerio de Ciencia tras el cambio de titularidad?
-Estoy convencido de que las relaciones del CSIC con los nuevos responsables del Ministerio serán excelentes.

-¿Se avecina una profunda reconversión del CSIC? ¿Cuáles son la líneas básicas de cambio? ¿Se ha quedado obsoleto el sistema de institutos actual?
-No me consta que se esté trabajando en una "profunda reconversión". La Secretaría General de Política Científica está trabajando en un proyecto de homogeneización de los cinco Organismos Públicos de Investigación con la intención de racionalizar el sistema, unificar institutos, actualizar sueldos y dotar de más autonomía a los centros. En abstracto, me parece un proyecto interesante, pero por el momento algunas de las medidas ya tomadas o que se han enunciado para adoptar en un futuro inmediato están significando lo contrario, es decir una mayor dependencia del Ministerio, y esto me parece una política equivocada. De hecho, es una política que nos separa de Europa, donde los organismos ejecutores de la investigación disfrutan de más autonomía con respecto a sus ministerios que el CSIC.

-¿En qué situación se encuentra el traslado de los centros de Humanidades al edificio de Albasanz?
-El proyecto de organización de la gran biblioteca está muy avanzado, y los dos proyectos científicos, el de humanidades y el de ciencias sociales, algo menos, pero también espero tenerlos pronto. También acabaremos en este mismo año la catalogación de fondos. En los proyectos arquitectónicos de adecuación de la sala de lectura y de la biblioteca se está trabajando, y esperamos que estas obras puedan empezar a principios del próximo año. El traslado no será antes de principios del 2004.

El ITER, ¿en España?
-¿Qué proyecto científico futuro le entusiasma especialmente?
-El proyecto del Reactor Experimental Termonuclear Internacional, ITER. Es, después de la Estación Espacial Internacional, el proyecto mundial científico-tecnológico de más envergadura, y un reto extraordinario para la humanidad. Cubre todo el espectro de investigación científica y desarrollo e innovación tecnológica. Se trata de demostrar la viabilidad de una central de fusión, cuyo diseño se inició hace diez años y cuya ubicación se decidirá a final de año. En la construcción participarán la Unión Europea, Rusia, Japón, Canadá y posiblemente los Estados Unidos. Es difícil subestimar el impulso en actividad, no sólo científica y tecnológica, sino también industrial, que significaría la ubicación en territorio español de este proyecto internacional, cuyo objetivo final es explotar una fuente inagotable de energía. Para España es una oportunidad como no volveremos a tener durante muchos lustros, y, por lo tanto, de consecuencias importantes para el futuro del país.

-¿Cuáles son en estos momentos las relaciones entre la Universidad y el CSIC?
-Son buenas. Lo único que me limita en el desarrollo de proyectos conjuntos con las universidades es la financiación, porque propuestas interesantes y excelentes abundan. Mi visión del CSIC es que debe primar el aspecto de cooperación sobre el de competencia con las universidades. Pero me gustaría una relación aún más intensa, en la que cada institución ponga aquello que le es más fácil ofrecer. Me gustaría también que las Comunidades Autónomas participaran en la financiación y en la toma de decisiones del CSIC, así podríamos crear un sistema de I+D realmente integrado.

-¿Cuál es su valoración sobre la ciencia que se está haciendo en España?
-La ciencia española sigue su curva ascendente, especialmente en sus indicadores cuantitativos, como son número de publicaciones y número de solicitudes y concesiones de patentes. En número de publicaciones convendría ralentizar el crecimiento; en número de patentes, por el contrario, convendría acelerarlo. En los indicadores cualitativos la situación no es tan favorable: en citas, hay cuatro de veintiuna áreas científicas en las que los investigadores españoles son citados más que la media mundial. Desde otra perspectiva, hacemos buena investigación teórica, que al no requerir infraestructuras costosas se desarrolla más fácilmente en nuestro país, y hacemos buena investigación experimental y observacional cuando disponemos de los equipamientos necesarios. No ocurre lo mismo con el desarrollo instrumental, tan importante por su connotación empresarial y por su valor de aprendizaje tecnológico, en el que tenemos muy poca actividad.

-¿Están las líneas de investigación a la altura del resto de Europa y Estados Unidos?
-Actualmente, eso no es posible. Con el esfuerzo de I+D español, alrededor de un 0,95% del PIB, que es la mitad del de la Unión Europea y la tercera parte del de los Estados Unidos, es muy difícil tener una investigación de primera línea. Tenemos, desde luego, investigadores de primera división, pero nuestros recursos no permiten que desarrollen su trabajo en unas condiciones equiparables a las de los EEUU, el Reino Unido, Alemania, Francia, Holanda, Suiza o los países escandinavos. No olvidemos que, además, el PIB per capita de estos países también es sustancialmente superior al nuestro, por lo que nuestro gasto en I+D per capita es insuficiente para ir más allá de donde estamos en la actualidad. De hecho, nuestro sistema es muy eficaz, nuestros investigadores sacan agua de la piedras, pero no deberíamos continuar con los citados indicadores económicos mucho más tiempo.

Disciplinas punteras
-¿En qué disciplina cree que estamos en la vanguardia?
-Según el último informe del Instituto de Información Científica, las cuatro disciplinas en las que estamos por encima de la media mundial en calidad de la investigación son la física, un 12% por encima; las ciencias agrarias, un 8%; las ingenierías, un 5% ,y la química, un 1%. Por otro lado, hay grupos excelentes en biología molecular, celular, bioquímica, en oncología e inmunología, en biología del desarrollo, en medicina clínica, en neurociencias, en biodiversidad, en ciencias marinas, en astronomía y astrofísica, en economía teórica y en matemáticas, por citar algunas.

-¿En cuál deberíamos despegar?
-Hay tres criterios, que frecuentemente se superponen, para seleccionar las disciplinas en las que se quiere concentrar recursos para estar en primera línea. Primero, aquellas en las que ya destacamos, como ocurre con las comentadas anteriormente, porque un buen punto de partida, una tradición sólida, no se deben desaprovechar nunca. Segundo, aquellas que creemos que son importantes para nuestro país en particular como por ejemplo las ciencias agrarias, las ciencias marinas y la biodiversidad. Y, finalmente, las que son importantes para cualquier país avanzado, y que son las priorizadas por los Programas Marco Europeos y por los Planes Nacionales: las ciencias de la información, la biotecnología, la nanotecnología, los nuevos materiales y el desarrollo sostenible. Como no se puede abarcar todo durante todo el tiempo, y por una larga serie de razones, entre ellas el realismo, mi orden de prioridades corresponde al orden que acabo de exponerle. Por otro lado, una disciplina ya no significa mucho en una época en la que la mayoría de los temas interesantes de investigación son interdisciplinares.

ética y células madre
-¿Cuál es su posición como presidente del CSIC ante la investigación con células madre?
-No creo que deba hablar institucionalmente de un tema con connotaciones sociales y éticas, sin que en la institución y en sus órganos colegiados haya habido un debate previo en profundidad. Pero el presidente del CSIC es, además, un científico con opiniones. Se lo explicaré desde una perspectiva laica y por lo tanto exclusivamente ética. Para mí la ética tiene que ver con las preguntas: ¿para qué estamos aquí? ¿para qué vivimos? Los avances en cosmología y en biología no aportan respuestas. Por lo tanto, es mi responsabilidad dar contenido, dar un sentido a mi vida y el que decidí darle es intentar contribuir con mi esfuerzo a que los individuos de mi especie vivan felices, de la forma más humana posible, con un mínimo de sufrimiento, ahora y en el futuro. Por otro lado no creo que se deba imponer criterios religiosos o éticos a conciudadanos: en estos temas tan personales hay que convencer. Por todo ello, no dudo que el mejor destino de los embriones sobrantes de la fertilización in vitro, y ya no implantables es la investigación con las células madre que se puedan extraer de ellos. La alternativa de que mueran sin ser utilizados no sería consistente con mis principios éticos, ya que sería decidir conscientemente no investigar unas terapias que podrían, quizás, ayudar a unos enfermos. Claro está, esto es mi ética personal, sólo importante para mí.

-¿Cuál es en su opinión el acontecimiento científico que ha marcado un antes y un después en la ciencia actual?
-Quizás entender cómo transformar masa en energía, que es lo que hace el Sol. No olvidemos que sin la energía que nos llega del Sol no habría vida en la Tierra; y que, por otro lado, este conocimiento nos ha permitido construir armas que, potencialmente, podrían borrar la vida humana de nuestro planeta. Dicho de otra forma: es la primera vez que adquirimos conocimientos cuya aplicación indebida puede ser letal para nuestra propia especie.