Image: Pilar Carbonero

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Ciencia

Pilar Carbonero

“La ingeniería genética vegetal es ya multidisciplinar”

29 mayo, 2003 02:00

Pilar Carbonero, junto a una pistola de genes en la UPM. Foto: Javi Martínez

Se cumplen estos días veinte años desde que se anunciaron los primeros métodos que permitirían obtener plantas transgénicas. Con este motivo, El Cultural ha hablado con Pilar Carbonero, del departamento de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Madrid, sobre los productos transgénicos, la situación actual de sus investigaciones y de la seguridad en su comercialización. La investigadora, que participó en 1983 en el histórico Miami Winter Symposium, leerá el próximo 3 de junio su discurso de investidura como miembro de la Academia de Ingeniería.

-Veinte años desde la obtención de las primeras plantas transgénicas... ¿Cómo valora la situación actual de la investigación?
-En 1983 participé en el Miami Winter Symposium, que fue el foro donde se anunciaron los nuevos métodos que permiten obtener plantas transgénicas. Puede decirse que allí asistí al nacimiento de la Ingeniería Genética Vegetal, una especialidad que fue alumbrada por un grupo de investigación europeo, el de Jeff Schell y Marc van Montagu en la Universidad de Gante, y un consorcio americano formado por Mary Dell Chilton y los investigadores de la empresa Monsanto. Hay que recordar que los europeos llegaron unos días antes que los americanos a registrar su invento. En los veinte años que han transcurrido hemos obtenido más conocimiento básico sobre las plantas, hemos aprendido más botánica, que en todo el tiempo precedente. Además, algunas de las posibles aplicaciones prácticas de ese conocimiento han alcanzado la fase de comercialización. Me refiero a los sesenta millones de hectáreas de cosechas transgénicas que hay sembradas en la actualidad en más de una docena de países.

-¿Con esta perspectiva, cuáles son los principales frentes de investigación en estos momentos?
-En plena era de la Genómica, ha cambiado no sólo la estrategia sino la sociología de la investigación. A la secuenciación del genoma humano han acompañado casi simultáneamente la de tres genomas vegetales: el de Arabidopsis thaliana -la planta modelo por excelencia- y los de las dos subespecies de arroz -Oryza sativa, subspp indica y japónica, respectivamente-, así como la de los de varios organismos patógenos de las plantas. Estos avances han supuesto un radical cambio de paradigma en el modo de conducir la investigación en esta especialidad y han dado paso a una nueva etapa en la que no sólo los modos sino los protagonistas han cambiado de forma sustancial. De equipos humanos que rondaban la docena de investigadores se ha pasado a consorcios de cientos de ellos, de una disciplina protagonizada por los biólogos moleculares a una que requiere el concurso de un buen número de informáticos especializados y del apoyo de la robótica, la nanotecnología o la electrónica, y de unos proyectos que se mueven en la escala de los miles de euros a otros que rondan la de las decenas de millones. Desde el punto de vista intelectual, se ha pasado de una investigación guiada por la formulación de hipótesis, que se someten al rigor de la prueba, a una actividad centrada en "plataformas de investigación" -así se las denomina- que generan cantidades ingentes de datos. Luego éstos son ordenados y analizados para servir de base a las construcciones teóricas correspondientes: "minería de datos", se ha llamado a este nuevo "deporte".

-¿Qué puede aportar la Ingeniería Genética a los tradicionales métodos de mejora vegetal?
-La Ingeniería Genética Vegetal no viene a sustituir sino a complementar el rico arsenal tecnológico representado por la Mejora Vegetal clásica. La nueva tecnología permite añadir unos pocos genes a un genoma que se compone de unos 30.000, con objeto de aportar alguna propiedad de interés, como por ejemplo una resistencia a una plaga, o bien sirve para silenciar unos pocos genes para privar a la planta de algún carácter no deseado, como por ejemplo para eliminar un componente que produzca alergia. La tecnología anterior permite optimizar los genomas. Si de una mala variedad se deriva una transgénica se obtendrá una mala variedad.
-¿Se justifican los miedos y las reservas?
-Los productos transgénicos que alcanzan el mercado han superado un proceso de evaluación que no tiene precedentes en la historia de la innovación. No sólo se evalúan exhaustivamente en el país de origen sino que luego pasan los controles de los países que los producen o consumen. Yo misma he pertenecido a la Comisión Nacional de Bioseguridad y puedo atestiguar con qué rigor se exigen los ensayos y pruebas que preceden a su aprobación.

Riesgos de la tecnología
- ¿Puede hablarse ya de una "revolución sin contraindicaciones"?
-Es sabido que no existe el riesgo nulo, pero hasta ahora, después de veinte años, no ha ocurrido ningún incidente o contraindicación. Cualquier tecnología tiene riesgos, incluida la mejora tradicional, y prevenirlos es el papel de los organismos de control. En este caso se ha puesto especial énfasis en hacerlo, lo que contrasta con la alegría con que se usan los productos de herbolario, bajo la falsa impresión de que todo lo natural es bueno.

-¿Dónde vería usted los peligros?
-Los peligros no están en el uso de esta tecnología sino en una posible renuncia a ella de cara a la solución de problemas que tiene planteada la humanidad. Respecto a los países en desarrollo, el peligro no es que se aplique sino que no acaben beneficiándose de ella. Por ejemplo el llamado "arroz dorado", rico en provitamina A, pudiera contribuir a evitar la ceguera que por falta de ella padecen unos tres millones de niños en los países de recursos escasos.

-¿Pueden desarrollarse productos ajenos al mundo vegetal de una manera "natural"?
-Desde hace diez milenios, prácticamente todo lo que consumimos ha dejado de ser natural. La agricultura tradicional no es natural. De hecho, es uno de los grandes inventos de la especie humana. El que un reducidísimo número de hectáreas pueda dedicarse a nuevos usos no debe ser motivo de preocupación.

-Soja resistente a herbicidas, maíz resistente al taladro y algodón resistente a insectos: ¿podemos prever un futuro de alimentos "perfectos"?
-Las innovaciones que menciona tienen que ver con la tecnología de la producción agrícola y no con las propiedades nutritivas u organolépticas de los alimentos. Los productos de esas plantas transgénicas no son distinguibles, desde esos puntos de vista, de las no transgénicas que sirvieron para obtenerlas: son sustancialmente equivalentes. Por otra parte, no hay alimento malo si se sigue una dieta variada y no excesiva, mientras que cualquiera puede serlo si se consume en exceso o de modo sesgado. La prioridad es asegurar el suministro futuro de los alimentos actuales, más que diversificar las características de éstos. La humanidad dispone hoy del mayor repertorio de alimentos de su historia.

Marco legal
-¿Qué mecanismos de seguridad y seguimiento se deben tomar para controlar estas innovaciones?
-Antes me he referido a la Comisión Nacional de Bioseguridad. Añadiré que cada comunidad autónoma tiene su propia comisión, además de estar representada en la nacional. Ya se han tomado todas las precauciones razonables y se ha desarrollado un sistema de control que incluso pudiera parecer excesivo en algunos aspectos. Incluso podría decirse que otros alimentos con riesgos posibles no están sometidos a un marco legal tan restrictivo como los transgénicos.

-¿Qué significa para usted ingresar en la Academia de Ingeniería?
-En primer lugar, significa un gran honor. Luego una sensación de privilegio, ya que estoy segura de que muchos otros tienen iguales o mayores merecimientos para alcanzar tal distinción. Un nombramiento como éste supone además una oportunidad de contribuir a las importantes tareas de la Academia de Ingeniería. En mi caso, dicha contribución habrá de enmarcarse en la que tal vez sea la disciplina más joven entre las ingenierías que concurren en ella, la Ingeniería Genética Vegetal.