Image: Discovery

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Ciencia

Discovery

La NASA remonta el vuelo con sus nuevas misiones

5 mayo, 2005 02:00

El transbordador Discovery listo para su lanzamiento

La consigna es clara: que no se repita lo del Columbia. Dos años y medio después del accidente en el que fallecieron siete astronautas, la NASA reemprende sus viajes a la Estación Espacial Internacional (ISS). Previsiblemente, el próximo julio, tras varios retrasos, partirá el Discovery. Más tarde lo harán los transbordadores Atlantis y Endeavour. El objetivo principal del Discovery será examinar los nuevos dispositivos de seguridad integrados en la nave.

El duelo ha terminado. Del módulo espacial cuelga una cinta gigante que reza: "Te seguimos de cerca, Discovery". Ya fuera del hangar y situado en la plataforma de lanzamiento B39 del Kennedy Space Center, el transbordador Discovery partirá hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) en su misión STS-114 en julio, más de dos años después de que la NASA paralizara sus vuelos espaciales en duelo por el accidente del Columbia. Si sus responsables han decidido colgar esa pancarta es porque esta misión es algo más que una simple misión. Dicen que es el comienzo de una nueva era para la aeronáutica. Una era en la que prevalecerá la seguridad por encima de otros supuestos y presupuestos.

La nueva misión lleva por nombre "Return to Flight" y viene a ilustrar, según la propia NASA, la habilidad de la agencia espacial norteamericana "en aprender de sus errores y la determinación de prevenirlos". La seguridad es últimamente el bien más cotizado en Estados Unidos y la NASA no iba a ser menos. De hecho, tras el accidente se han invertido 1.500 millones de dólares en modificar las naves Discovery y Atlantis. El primer lanzamiento será su tributo a los siete astronautas que perdieron la vida el 1 de febrero de 2002, cuando un pedazo de gomaespuma desprendido del depósito externo abrió una grieta en el ala izquierda del transbordador Columbia, justo cuando reentraba en la atmósfera a su regreso a casa. Las imágenes del accidente recorrieron el mundo entero. Otro de sus ícaros se quemaba las alas y la NASA perdía no sólo uno de sus cuatro transbordadores, sino también gran parte de la confianza en sí misma. ¿Conseguirá recuperarla regresando al espacio? Los ingenieros implicados en la misión no tienen ninguna duda. Si todo sigue su curso según el calendario previsto, para el día del lanzamiento (recientemente ampliado a julio) habrán cumplido a rajatabla los requisitos de evaluación determinados por la agencia espacial norteamericana, que antes de poner el transbordador en vuelo no ha vacilado en añadir catorce requisitos a los ya quince establecidos por el Comité de Investigación del Accidente del Columbia.

Atlantis y Endeavour
Aunque la NASA anunció que sus tres transbordadores restantes retomarían su participación en la construcción de la ISS el próximo mes de diciembre, entre mayo y agosto tiene previstos no sólo el lanzamiento del Discovery, también el del Atlantis, si bien sólo realizarán pruebas de seguridad y relevarán a la tripulación del observatorio espacial, separado de la Tierra por 324 kilómetros. El tercer transbordador, el Endeavour, está aún en fase de remodelación, aunque se presupone que volverá a entrar en órbita para ayudar en la construcción de la ISS durante 2006. Durante estos últimos dos años, la ISS ha estado mantenida en mínimos, casi paralizada, y tan sólo los viajes con tripulaciones reducidas de las cápsulas rusas Soyuz han permitido aprovisionar a los astronautas que habitan la estación, pero sólo las enormes naves estadounidenses pueden llevar a cabo las complejas misiones para el montaje de la ISS. La NASA ya ha recuperado el aliento y está dispuesta a hacer honor a las palabras del presidente Bush tres días después de la catástrofe del Columbia: "Nuestra causa por la exploración y el descubrimiento no es una opción que escogemos; es un deseo escrito en el corazón del hombre...".

La opción sí es posible, sin embargo, en la cantidad de dinero que se invierte en cada misión, y los presupuestos generales de la NASA han ido descendiendo desde la llegada de George Bush Jr. a la Casa Blanca, algo que no pocos esgrimen como causa principal del accidente. Algunos expertos han planteado que la NASA abandonó hace tiempo "la cultura de la seguridad de los vuelos", y que ni tan siquiera después del accidente es seguro que la haya recuperado. El astronauta Jim Wetherbee, que ha participado en seis vuelos con transbordadores y ocupa un alto cargo sobre seguridad en el Centro Espacial Johnson de Houston, ha transmitido al ‘The New York Times’ su preocupación sobre lo que él identifica como el histórico problema de la NASA: "Bajo la presión para ajustarse al presupuesto y a la agenda, los responsables ahogan las preocupaciones de los ingenieros y los especialistas".

Pero esta vez, la agencia espacial norteamericana asegura que será todo lo contrario. De hecho, el objetivo principal de la misión Discovery, que durará 12 días, será el de reinspeccionar y calibrar los diversos procedimientos y equipos de seguridad instalados, entre los que se encuentran un brazo telescópico de 15 metros para revisar el reforzamiento térmico de las alas, así como la instalación de radares y sensores para detectar fragmentos desprendidos de la nave en su ascenso y cientos de cámaras de vídeo posicionadas en suelo, barcos y aviones que filmarán cada detalle del despegue.

Siete astronautas
Cualquier precaución es poca, y nadie quiere pensar ni por un segundo las alarmantes consecuencias que traería un nuevo desastre. Por lo tanto también se emplearán nuevas técnicas destinadas a las inspecciones en órbita de la nave, cuya tripulación estará formada por siete astronautas -un japonés y seis estadounidenses- liderados por la primera mujer comandante de un transbordador, la norteamericana Eileen Collins. A pesar de su veteranía, Collins conducirá una misión que no tiene precedentes, un examen de vuelo con nuevos métodos y técnicas que servirá de referente para cualquier misión que le siga, al menos en cuestiones de seguridad. La misión ‘Return to Flight’ estrenará y pondrá a prueba nuevos diseños incorporados en el depósito externo del transbordador, especialmente los que tienen que ver con el sistema de protección térmico, así como distintos procesos que eliminarán cualquier posibilidad de que futuros vuelos espaciales puedan sufrir daños similares a los padecidos por el Columbia. En todo caso, la comandante Collin llevará 1.170 kilos de comida para la tripulación en prevención de que no se pueda volver según el programa deseado. En el cuarto día de la misión, transcurridos ya dos años y medio desde que un transbordador suministrara provisiones a la estación, la que será la decimoprimera tripulación en subir a la ISS hará uso de un brazo robótico para descargar el módulo italiano Raffaelo, un dispositivo equipado de diversas funciones logísticas para los trabajos en la estación. Una vez acoplado el transbordador a la ISS, los astronautas Noguchi y Robinson saldrán al espacio exterior para restituir uno de los cuatro giroscopios que velan por la orientación orbital de la estación, repondrán potencia en otro de ellos y se dedicarán a instalar una plataforma de trabajo para futuras labores de construcción en órbita. Terminadas las tareas de investigación, reparación y asistencia, el módulo Raffaelo retornará al Discovery, éste se desacoplará de la ISS y la tripulación rezará para que el reingreso en la atmósfera no queme sus alas.