Las señales del cielo
Megacriometeoro caído en Soria en 2002. J.M. Frías
Un estudio dirigido por Jesús Martínez Frías, del CAB-INTA, apunta a que los llamados megacriometeoros podrían estar relacionados con el cambio climático. ¿Se nos cae el cielo encima? Vladimir de Semir, profesor de Periodismo Científico de la Universidad Pompeu Fabra, analiza el fenómeno y lo compara con otros de características similares.
La posibilidad de que en un futuro más o menos lejano un asteroide o un cometa pueda colisionar con nuestro planeta es una información clásica y hasta cierto punto redundante en la divulgación de las ciencias. La realidad es que el tema merece la atención que se le presta porque sabemos que es sólo cuestión de tiempo... Una catástrofe de esta envergadura volverá a ocurrir algún día. Hoy conocemos que en el pasado la Tierra ha estado sometida al bombardeo de meteoritos de todo tipo. Existen vestigios en muchas partes de nuestro mundo como el famoso Meteorcrater de Arizona, incluso se atribuye la desaparición de los dinosaurios al choque de un asteriode con nuestro planeta hace millones de años. Precisamente dentro de pocas semanas, el 30 de junio en concreto, se cumplirá un siglo exactamente del último gran acontecimiento de este tipo: el evento de Tunguska en Siberia que devastó un zona de dos mil kilómetros cuadrados La teoría más aceptada después de varios estudios científicos en la zona es que se trató de un bólido celeste que se desintegró en el área, posiblemente un cometa o parte de uno.
Del cielo nos pueden caer también otros objetos que han constituido uno de los grandes misterios de los últimos tiempos. Podemos recordar los diversos casos que ocurrieron en el año 2000 cuando unos entonces llamados aerolitos de hielo de varios kilos de peso impactaron en varios lugares de nuestra geografía. Después de descartar algunos casos que eran manifiestos fraudes con el único objetivo de atraer a los medios de comunicación, se comprobó la realidad del resto de estos incomprensibles objetos caídos del cielo. Desde entonces se han contabilizado otros 9 casos en España y unos 70 en todo el mundo, el último cayó sobre una nave industrial en Mejorada del Campo (Madrid) en marzo de 2007. Jesús Martínez Frías del Centro de Astrobiología CSIC-INTA es un experto español que ha estudiado el fenómeno con un equipo multidisciplinar, un fenómeno que está descrito desde antes de que se inventaran los aviones (se había especulado con que fueran conglomerados de hielo que se podían formar bajo las alas...), pero que se ha incrementado significativamente desde mediados del siglo pasado. Para Martínez Frías no hay duda de que son objetos que se forman en las capas superiores de la atmósfera: "megacriometeoros que se originan en la troposfera terrestre y no aerolitos que son fragmentos de materia cósmica".
Estos fenómenos no tienen todavía una explicación inequívoca sobre cómo se forman ni cómo pueden mantenerse en la atmósfera pesando varios kilos, pero coinciden con comportamientos anómalos en los límites de la estratosfera. En esa zona y coincidiendo con la aparición de estos criometeoros se han detectado extraños vientos, humedades extremas y anomalías en la capa de ozono. Ello hace suponer que pueden estar relacionados con los cambios de clima, que se está acelerando en los últimos años, debido a la influencia antropocéntrica. Serían señales del cielo de que algo singular pasa allí arriba.